CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 octubre 2004 (ZENIT.org).- Religiosas benedictinas «tomarán posesión» el 8 de octubre del monasterio «Mater Ecclesiae», en el interior del Vaticano, ocupado en los últimos cinco años por carmelitas en oración por el Papa y la Curia Romana.
En una homilía pronunciada el viernes pasado en el convento de clausura, monseñor Leonardo Sandri –sustituto para Asuntos Generales en la Secretaría de Estado vaticana— dio las gracias a las religiosas carmelitas por el apoyo brindado al Santo Padre y a sus colaboradores con su oración y por el «ejemplo admirable de vida consagrada» que han mostrado.
El arzobispo argentino pronunció su homilía durante la Eucaristía celebrada por la conclusión del período de permanencia de las carmelitas en el monasterio «Mater Ecclesiae».
Este monasterio de religiosas contemplativas en el Vaticano fue fundado por Juan Pablo II en 1994 con el objetivo de enriquecer a la Curia Romana con la presencia y la oración de religiosas dedicadas totalmente a la contemplación.
Por indicación del propio obispo de Roma, la comunidad del convento cambia cada cinco años, período de duración de un encargo en la Curia.
En 1994 el monasterio estuvo animado por una comunidad de religiosas clarisas. La comunidad actual de carmelitas, procedentes de varios países, llegó al Vaticano en septiembre de 1999.
En el día de la memoria litúrgica de Santa Teresa del Niño Jesús, proclamada Doctora de la Iglesia en 1997, monseñor Sandri recordó que aún hoy esta santa sigue «fascinando a muchos fieles con su ejemplo y su doctrina sobre la infancia espiritual».
«En una sociedad como la actual, tan frecuentemente dominada por la lógica de la competencia y del dominio, por la voluntad de posesión y de supremacía, es cuánto más necesario redescubrir donde se encuentra la “verdadera grandeza” para cada persona humana en busca de la propia y plena realización», constató.
«La verdadera grandeza del hombre es sólo la que aparece como tal a los ojos de Dios», puntualizó. Es lo que vivió Santa Teresa de Lisieux –añadió el prelado–, quien al recorrer el «camino de la “infancia espiritual” hizo suya la enseñanza fundamental contenida en el Evangelio: “El que se haga pequeño como este niño, será el mayor en el Reino de los Cielos”».
Recordando los cinco años de vida contemplativa transcurridos dentro de los muros vaticanos, el arzobispo Sandri elogió en las religiosas el compromiso asumido haciéndose «presencia orante en el silencio y en la soledad en apoyo del Santo Padre en su solicitud cotidiana por toda la Iglesia».
«Habéis ofrecido al Papa, a sus colaboradores, a mí personalmente y a todos los que han venido al monasterio a visitaros y a orar en esta capilla un ejemplo admirable de vida consagrada según la espiritualidad del Carmelo», reconoció.
«En especial, habéis ofrecido la imagen de un gozo profundo y compartido, signo de una vida espiritual intensa, de un amor grande por el Santo Padre y por la Iglesia, de un gran acuerdo entre vosotras en las ocupaciones diarias», añadió.
Finalmente monseñor Sandri expresó el deseo de que la comunidad por ellas edificada en estos años de permanencia en el Vaticano pueda proseguir también a su retorno a los respectivos monasterios de origen.
«Que podáis seguir viviendo esa especial vocación que Santa Teresa del Niño Jesús descubrió, o sea, la de ser en el corazón de la Iglesia el amor», concluyó.