ROMA, martes, 8 marzo 2005 (ZENIT.org).- Tras visitar Corea del Norte, el secretario general de Caritas Internationalis, Duncan MacLaren, ha confirmado que se mantiene la situación de emergencia humanitaria en el país, agravada por la crisis energética.
Esta confederación de 162 organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicio social, presente en más de 200 países y territorios trabaja en este país desde hace diez años.
Caritas distribuye en Corea del Norte ayuda alimentaria a «centenares de millares de niños, especialmente huérfanos, mujeres embarazadas y madres lactantes», según informa esta institución. Así mismo, incentiva a las cooperativas agrícolas para que incrementen su producción y apoyen los proyectos del sector sanitario.
«En los seis años que han pasado desde mi última visita, se han registraron algunos cambios positivos: tras las reformas de julio de 2002, la economía se mueve, existe un comercio más visible y hay más bicicletas en las calles, por citar un ejemplo», explica MacLaren.
«Sin embargo, existen también crecientes diferencias en la población, entre “los que tienen” y “los que no tienen”. Fue una gran satisfacción comprobar los progresos conseguidos gracias a la ayuda de Caritas, aunque eran también evidentes las persistentes carencias», reconoce.
MacLaren estuvo acompañado durante su visita por Corea del Norte por Kaethi Zellweger, de Caritas Hong Kong, responsable del programa de Caritas Internationalis en ese país.
Los representantes de Caritas se encontraron con los responsables locales y nacionales del principal colaborador de esta institución en el país, el Flood Damage Rehabilitation Committee (FDRC – Comité de Rehablitación de los Daños de las Inundaciones), y visitaron proyectos en la provincia de Hamgyong, en la costa oriental del país.
Zellweger afirmó que uno de los mayores problemas existentes es la crisis energética, provocando graves daños en «la industria», «las cosechas y la vida cotidiana de personas que luchan por su supervivencia, en condiciones climáticas frecuentemente difíciles».
«Mientras estábamos en Hamhung, se registraron algunas nevadas de hasta 30 centímetros y pudimos ver a personas llevando leña para utilizarla como combustible y poniendo coberturas de plástico en las ventanas, para protegerse mejor del frío».
Por su parte, MacLaren explica que «no obstante la cosecha de 2004 haya sido la mejor de los últimos diez años, sigue persistiendo la carencia alimentaria, que deja a 6,5 millones de personas vulnerables, que necesitan ayuda alimentaria».
«Me quedé escandalizado al ver el estado del equipo y material sanitario de los hospitales, porque estarían mucho mejor en un museo de medicina. En un hospital provincial, que ofrecía sus servicios a unas 60.000 personas, los únicos medicamentos disponibles eran los que suministra Caritas», informa.
«Todo esto subraya la necesidad de continuar con el programa de Caritas, que también sirve como elemento de contacto entre Corea del Norte y el resto del mundo exterior. El programa de Caritas es un buen ejemplo de empeño humanitario, sin ningún tipo de manipulación política», señala.
MacLaren ha agradecido la ayuda de los 30 miembros de la Confederación de Caritas y de otras organizaciones, católicas, ecuménicas y seglares, que «contribuyen a la financiación del programa y que seguirán fomentando la participación en el mismo».
En el año 2004 Caritas hizo un llamamiento para cubrir un programa de unos 2,5 millones de dólares estadounidenses. Se lanzará una nueva llamada de emergencia solicitando ayuda el próximo mes de abril, cuando Zellweger haya completado su misión en Corea del Norte.