ROMA, jueves, 16 junio 2005 (ZENIT.org).- La periodista Araceli Cantero Guibert, muy conocida en el ámbito católico de Miami y Cuba, ya que ha sido directora de la edición española del diario católico bilingüe «La Voz Católica-The Voice», acaba de publicar un libro en el que se recoge todo su trabajo periodístico de los últimos años decisivos del caminar en la fe cubano.

Publicado por Ediciones Universal (www.ediciones.com), en Miami, el volumen incluye el relato del catolicismo cubano, imbuido de patriotismo que ha hecho posible encontrar una vía original y única, guiado por sus pastores, para afrontar una difícil y en gran medida hostil situación política.

Con coraje y paciencia, los cubanos creyentes han ido construyendo su nueva identidad, desde el ENEC (Encuentro Nacional Eclesial Cubano), que supuso el gozne providencial para un giro hacia el entendimiento con el contexto.

«El libro --escribió el arzobispo fallecido de Camagüey, Adolfo Rodríguez Herrera, en el prólogo--, no es una crónica de vencidos y vencedores, ni una filosofía de la historia; es, como ella dice, ‘un proyecto periodístico que puede aportar análisis posteriores, dado que preserva para la historia la vivencia, las voces y los rostros de algunos de los protagonistas que vivieron en esta importante etapa de la Iglesia en Cuba’, entre 1985 y 2000».

«Es una mirada --añadió monseñor Rodríguez Herrera--, no aséptica, ni nostálgica, de estas casi dos décadas de la Iglesia que vive en Cuba y fuera de Cuba, que no son dos Iglesias distintas, opuestas o paralelas, sino dos formas distintas de ser la misma cosa. Es un libro oportuno porque surge cuando los hermanos dispersos en diversas geografías parecen encontrar puentes que permiten superar actitudes polarizadas que generaron la distancia, la realidad local y el recíproco desconocimiento».

El ENEC nació de tres preguntas que la Iglesia de Cuba se hizo a sí misma: «¿De dónde venimos?, dónde estamos, hacia dónde vamos?».

«Sabíamos cómo ser cristianos en la colonia --subrayaba monseñor Rodríguez--, en la era republicana, en el capitalismo, en una sociedad desacralizada, pero para la Iglesia fue inédita la vivencia de una sociedad secularizada en una dimensión secularista, en la que ser creyente era casi un delito punible, así como en lejanas épocas de cristiandad era casi un delito ser ateo. A las tres preguntas, el Espíritu inspiró el camino de la Iglesia en Cuba, que sigue siendo válido: Iglesia orante, encarnada y misionera».

La doctora Cantero Guibert recuerda que, al leer estas páginas, necesariamente fragmentarias, como es el trabajo del informador en un diario, hay que tener en cuenta que la autora no es cubana, nunca antes de 1986 había estado en Cuba, aunque vivía entre cubanos exiliados desde 1967. «Se han escrito --añade--, sin tener la perspectiva del hoy y desde la visión limitada del momento en que transcurrían”.

Incluso así, el libro de Cantero Guibert, periodista muy premiada en Estados Unidos por sus diversos trabajos y por toda una vida dedicada a la información católica, no pierde validez de testimonio directo, incluyendo las entrevistas con los protagonistas del cambio eclesial cubano.