CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 julio 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI comienza este lunes sus vacaciones de verano en el Valle de Aosta, en los Alpes italianos, donde permanecerá hasta el 28 de julio.
Este domingo, al saludar a los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro para rezar el Ángelus, el Santo Padre recordó que se hospedará «en la casa que muchas veces acogió al Papa Juan Pablo II».
Y se despidió diciendo: «Doy las gracias a quienes me acompañan con la oración, y a vosotros os digo con afecto: «¡Hasta pronto!».
La casa que acogerá al Papa está situada en la pequeña localidad de Les Combes, a 1.700 metros de altura, en una finca que los Salesianos tienen dedicada a convivencias de jóvenes durante el año y campamentos durante el verano.
El chalet de reducidas dimensiones, más pequeño que muchos de los chalets de la zona, fue inaugurado por Juan Pablo II en julio de 2000.
En el primer piso está situada la habitación y el despacho del Papa. La casa cuenta con otras dependencias para su secretario personal y otras personas que lo acompañen durante estos días de reposo, como monseñor Georg Ratzinger, hermano sacerdote del pontífice.
Benedicto XVI dedicará estos días al descanso, después de haber mantenido un tremendo ritmo de trabajo desde el 2 de abril, día del fallecimiento de Juan Pablo II. En cuanto decano del Colegio cardenalicio tuvo que atender muchas cuestiones del cónclave, presidir las exequias y representar en algunos momentos a la Santa Sede.
Después, tras su elección, ha mantenido una agenda de trabajo caracterizada por el ritmo que había impreso al ministerio de obispo de Roma Juan Pablo II.
El Papa dedicará estos días a la oración, a la lectura, a la conversación, y a los paseos y a. Es posible que aproveche la tranquilidad para escribir documentos importantes para el futuro de su pontificado.
Desde el comedor y, a través de un amplio ventanal de la casa, Benedicto XVI podrá contemplar el Mont Blanc, la cumbre más elevada de Europa, y los frondosos bosques que rodean la casa.
En el cuidado jardín que rodea la casa, Benedicto XVI podrá pasear y sentarse en un espacio especialmente querido por Juan Pablo II. Se trata de una pequeña plazoleta dedicada a María, en la que los Salesianos colocaron una estatua de madera de la Virgen.
Además, y al inicio del bosque que rodea la villa, existe un camino entre los árboles con las estaciones del Viacrucis.
Monseñor Giuseppe Anfossi, obispo de la diócesis de Aosta, explicaba este domingo a «Radio Vaticano»: «queremos que él escoja la manera que prefiere de pasar las vacaciones, el estilo de sus vacaciones».
«Por tanto –añadió–, discreción, para que tenga la posibilidad de concentrarse, escribir, leer, pasear como le gusta, y quizá, quién sabe, anotar algo que para él es precioso transmitir».
Comparado con Juan Pablo II, «parece que quiere dar un carácter de mayor reserva y privacidad. Nosotros estamos dispuestos a respetarla», indicaba el prelado.
Los únicos actos públicos de estos días del Santo Padre serán los encuentros con peregrinos y personas del lugar con motivo del «Ángelus», el 17 y el 24 de julio.