MADRID, domingo, 24 julio 2005 (ZENIT.org).- La secretaria de la Provincia Eclesiástica de Madrid y miembro de reconocido prestigio del Consejo Escolar de Estado, María Rosa de la Cierva ha manifestado a Veritas su preocupación ante la ley orgánica de educación aprobada este viernes por el Consejo de Ministros y expresa que la ley «no puede ser más negativa tanto en el contenido como en el modo de llevarla a cabo».

«La Escuela Católica queda seriamente amenazada», afirma De la Cierva y explica que además de suprimir la mención a la religión en el currículo educativo de cada uno de los cursos, sólo se trata en la disposición adicional segunda.

Mostró su disgusto por la forma en que se estaba realizando esta ley, sobre todo «después de las declaraciones del ministro de Justicia López Aguilar», expresando que no había ningún problema en las relaciones Iglesia-Estado.

Para María Rosa de la Cierva «no ha habido nada de diálogo» y una prueba de ello es que después de haber prometido que todo era perfecto, «hace dos días aplazan la reunión y convocan una para hoy sólo con los técnicos» justamente el mismo día que se aprueba la ley, explica.

Toda una declaración de intenciones, sobre todo si «el Gobierno quiere demostrar que vamos hacia un Estado totalitario», afirma De la Cierva. En la ley, advierte, «no se respeta el artículo 16.3 de la Constitución Española ni el derecho de los padres a elegir».

Para un futuro mostró por un lado «esperanza y confianza, como ha expresado la Conferencia Episcopal» y por otro «estimular a la gente para que se de cuenta de lo que está ocurriendo, tendremos de seguir así que volver a salir a la calle para reivindicar una ley de educación justa».

En esta misma línea se mostró Luis Carbonell, actual presidente de la Confederación Española de Padres de Alumnos (CONCAPA), quien anunció movilizaciones para después del verano.

Para Carbonell la ley se ha aprobado «a traición, confundiendo y sin meter ruido». »Una ley sin consenso que busca el adoctrinamiento» y añade «la enseñanza estará herida gravemente con esta ley».

En declaraciones a Veritas, criticó al actual Gobierno, expresando que «Zapatero se convierte en el primer déspota y dictador de nuestra democracia, no lo podemos considerar como nuestro presidente, sino como un caudillo que impone las ideas de un determinado sector».