CIUDAD DE MÉXICO, jueves, 14 julio 2005 (ZENIT.org–El Observador).- Al entrar en vigor la circulación de la píldora de anticoncepción de emergencia o «del día siguiente» en todas las instituciones públicas del sector Salud del país, los obispos mexicanos han calificado la medida de arbitraria y contraria a los derechos humanos, pues es, claramente, abortiva.
«La Iglesia no está en contra de la ciencia y su avance en beneficio del ser humano; al contrario: se alegra, felicita y promueve dicho avance, pero siempre en claro y auténtico beneficio para todos, respetando la dignidad de todo ser humano; no se puede promover el avance de la ciencia a favor de unos, pero a costa de dañar a otros», dijo monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Matehuala y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en relación a la medida gubernamental de incluir la píldora «del día siguiente» en el primer nivel de atención de mujeres mayores de 18 años de edad.
Por otra parte, el cardenal y arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, dijo que «aunque se llamen anticonceptivos, cuando producen aborto, a eso se le llama asesinato y no está permitido asesinar a un inocente».
Tras calificar a la píldora como una «bomba hormonal», monseñor Aguilar Martínez aseveró que «los que promueven la píldora del día siguiente manipulan el lenguaje científico: hablan de concepción hasta que se implanta el óvulo en el útero; mientras no se implanta el óvulo fecundado, lo llaman pre-embrión; ya implantado, lo llaman embrión» y eso es una falacia que, parece, da licencia para aniquilar a un ser humano, pues «la implantación es sólo un momento en el proceso de la existencia de un ser (cuya vida) ya se ha iniciado desde antes».
A partir de esta semana, el rubro «Planificación Familiar» de la Secretaría de Salud mexicana incluye el envase con dos comprimidos de 750 miligramos de Levonorgestrel o LNG, un anticonceptivo de carácter hormonal que la mujer debe consumir en las horas siguientes a una relación sexual «no protegida», según explica el comunicado del Consejo de Salubridad General de la Secretaría, quien dio el paso para comercializar esta píldora que ha causado una enorme polémica en México.
A este respecto, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar de la CEM, ha subrayado que «usar la píldora del día siguiente trae consigo una declaración implícita: que ha fallado el programa de anticonceptivos normales». De hecho, dijo, «la píldora del día siguiente equivale a una dosis de 25 píldoras anticonceptivas normales juntas».
Las instituciones de salud del país tienen cuatro meses –según el comunicado oficial– para «realizar ajustes» y contar con el medicamento. Sin embargo, comienzan a escucharse voces de disidencia. Por lo pronto se ha hecho pública la inconformidad de algunos grupos políticos en estados como Jalisco y Querétaro en el sentido que no van a incluir la píldora en el llamado «cuadro básico» de medicamentos anticonceptivos.
Entre tanto, el vocero de la Aquidiócesis Primada de México, el padre Hugo Valdelamar Romero, aseguró al periódico Reforma que con esta medida muestra, una vez más, la inconsistencia de las convicciones católicas del presidente de la República, Vicente Fox.
Y añadió: «Desagradan, profundamente, a la Iglesia unos gobernantes que se dicen católicos y hacen lo contrario a su fe; lamentamos que el presidente [Fox] no haya puesto un freno a este tipo de situaciones».