Indignación en el episcopado angoleño por la brutal agresión al obispo de Cabinda

Tras la paliza el obispo Dal Corso confirma que proseguirá con su misión

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CABINDA, viernes, 22 julio 2005 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Angola y São Tomé ha expresado su «profunda indignación por la dolorosa noticia de la agresión física perpetrada contra la persona de Su Excelencia monseñor Eugenio Dal Corso», administrador apostólico de Cabinda, enclave de Angola.

Así se lee en el comunicado del organismo eclesial, difundido después de que el prelado de origen italiano recibiera una paliza el pasado 18 de julio, una noticia de la que tuvo conocimiento la agencia misionera de la Santa Sede el jueves.

El mismo día de la agresión, la Conferencia Episcopal del país africano organizó una Misa de reparación y de solidaridad, celebrada en la iglesia de San Pablo, en Luanda.

Por su parte, el nuncio apostólico en Angola, monseñor Angelo Becciu, acudió a visitar a monseñor Dal Corso para expresarle la cercanía de la Santa Sede y la suya propia.

La violencia contra monseñor Dal Corso ha suscitado indignación en todo Angola, apunta «Fides».

«Estoy bien, aunque he sufrido una agresión bastante violenta con golpes en la cabeza, que gracias a Dios no han tenido consecuencias graves», le explicó el propio prelado, de 66 años.

«A pesar de la violencia sufrida quiero continuar la misión que me ha sido confiada por la Iglesia en la diócesis de Cabinda», añadió.

Monseñor Eugenio Dal Corso, obispo de Saurimo –en el norte de Angola-, es administrador apostólico de Cabinda, adonde había llegado el 14 de julio para tomar posesión en el contexto de su labor, en espera de la llegada del nuevo obispo, monseñor Filomeno do Nascimento Vieira Dias –actual obispo auxiliar de Luanda-.

Fuentes de la Iglesia local relatan que en la mañana del lunes pasado monseñor Dal Corso se preparaba para celebrar Misa en la parroquia de la Inmaculada Concepción en Cabinda. Se encontraba en la sacristía junto al párroco cuando, en cuanto terminó de revestirse, llegaron algunos jóvenes.

Éstos, después de decir: «Donde no hay paz no se puede celebrar Misa», agredieron al prelado, arrojándole al suelo y dándole patadas y puñetazos.

«Lo que deja perplejo es que nadie intervino en socorro del obispo, aparte de un joven», añaden las fuentes contactadas por «Fides»; «sólo cuando los agresores se alejaron, se ayudó a monseñor Dal Corso a levantarse y fue acompañado al hospital, donde los médicos le apreciaron varios hematomas y una luxación en una mano».

«Los médicos querían ingresarme, pero preferí que me dieran la medicación y volver a la casa episcopal, para dar una señal de serenidad», reconoció el prelado.

Según las fuentes locales, «el motivo de la agresión hay que buscarlo en una mezcla de razones étnicas, religiosas y políticas. En cualquier caso, la policía está investigando» el suceso.

Hace años que Cabinda –enclave separado del resto del territorio angoleño por la República Democrática del Congo— es escenario de conflictos entre el ejército de Luanda y los guerrilleros del FLEC («Frente de Liberación del Enclave de Cabinda») que luchan por la independencia respecto a Angola; este choque desde 1975 ha causado no menos de 30.000 muertos.

Cabinda se convirtió en 1885 en un protectorado portugués con el Tratado de Simulambuco. El territorio es riquísimo en petróleo, con una producción diaria de 700.000 barriles, que representa en términos económicos dos tercios de las entradas totales del Estado. Esta circunstancia le merece a Cabinda el apelativo de «Kuwait africano».

En 1975, fue anexionado a Angola cuando el país logró la independencia de Portugal. Y en la reivindicación del estatuto especial de Cabinda, los movimientos de liberación existentes en la región han mantenido un conflicto abierto con el gobierno de Luanda, que por su parte no reconoce la legitimidad del Tratado mencionado.

Olvidado a causa del sangriento conflicto de Angola –que concluyó tras 27 años de guerra (en la que se calcula que perdieron la vida un millón y medio de personas y otros cuatro millones fueron desplazadas) con el acuerdo de paz del 2002–, el enfrentamiento armado en Cabinda prosigue.

La población del territorio de Cabinda –de 7.270 kilómetros cuadrados- está en torno a las 250 mil personas –100 mil del lugar, el resto refugiados de países vecinos-. Cerca del 75% son católicos.

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ZENIT Staff

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