INTROD, lunes, 25 julio 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI manifestó este lunes su esperanza en que pueda avanzar el diálogo entre la Santa Sede y China.
«Tenemos esperanzas. Esperamos que el diálogo avance», afirmó el pontífice desde Introd, Valle de Aosta, al salir de la iglesia parroquial en la que se encontró con los sacerdotes y diáconos de la diócesis.
En realidad, fue un comentario muy breve, confiado a los periodistas que le preguntaron su opinión sobre varios temas, en particular sobre los atentados terroristas de los últimos días en varios países del mundo.
En los últimos meses, representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China han manifestado su deseo de normalizar la relación con la Santa Sede.
Para reanudar relaciones, China pone dos condiciones: que el Papa no interfiera en la situación religiosa del país (entre otras cosas, que no nombre a los obispos) y que renuncie a sus relaciones con Taiwán.
Al regresar de un viaje al sudeste asiático realizado entre el 11 y el 22 de junio, el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, declaró que «no hay dificultades insuperables» para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y China.
«Ahora bien –añadía–, hay que proceder con prudencia para verificar algunos presupuestos irrenunciables para una y otra parte».
Monseñor Lajolo consideraba en esa entrevista concedida a «Radio Vaticano» que con buena voluntad y espíritu de amistad, que buscan ambas partes, se podrá llegar a buen fin».
Pekín rompió sus relaciones con la Santa Sede en 1951, dos años después de la llegada al poder de Mao Zedong, expulsando al nuncio apostólico, el arzobispo Antonio Riberi.
