Zimbabwe: Las demoliciones, intento de Mugabe de controlar a la población

Según el arzobispo de Bulawayo

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BULAWAYO, miércoles, 27 julio 2005 (ZENIT.org).- «Parece que [el presidente] Mugabe ha forzado a la gente a irse al campo para controlarla mejor»: así resume el arzobispo de Bulawayo -la segunda ciudad de Zimbabwe-, monseñor Pius Ncube, la brutal operación de desalojos de las periferias urbanas, denominada «Murambatsvina» («Restaurar el Orden»), emprendida en mayo por el gobierno del país africano.

El viernes pasado se difundió el informe de Anna Tibaijuka, la representante de la ONU enviada a Zimbabwe para investigar los abusos cometidos por las fuerzas del orden en esta acción del gobierno, durante la cual además fueron detenidas más de 20 mil personas (Cf. Zenit, 23 junio 2005).

El documento habla de «700 mil personas en ciudades y pueblos de Zimbabwe» «víctimas directas de esta operación», una cifra que «se desprende de las propias estadísticas del gobierno», explicó la propia Tibaijuka, cita el Centro de noticias de las Naciones Unidas.

De manera indirecta, la dirigente de HABITAT (el Programa de las Naciones Unidas para Asentamientos Humanos) calculó que el 18% de la población ha sufrido las consecuencias de las demoliciones.

Zimbabwe debe poner fin a la demolición de los barrios de chabolas urbanas que se ha venido haciendo de manera «indiscriminada e injustificada», expone el informe de la ONU.

Subraya igualmente que el gobierno zimbabwense es «colectivamente responsable» por la llamada «Operación Restauración del Orden».

Por su parte el arzobispo de Bulawayo recordó en los micrófonos de «Radio Vaticano» que esta destrucción emprendida por Mugabe se ha lanzado en la estación más fría en Zimbabwe.

«La gente se han encontrado sin amparo» -denunció-; «además han sido destruidos los pequeños “cottage” que la gente se había construido por falta de casa», pero «el gobierno de hecho no ha incrementado el número de casas de las que tiene necesidad la gente».

«Parece que Mugabe haya forzado a la gente a irse al campo para controlarla mejor, porque cuando están en la ciudad tienen más posibilidad de acceso a la información. Quiere controlar mejor a las personas forzándolas a trasladarse a las zonas rurales», alertó.

El 80% de los más de 11 millones de habitantes de Zimbabwe está desempleado, y el país se hunde cada vez más en la pobreza.

Para detener este desalojo de gente pobre de sus propias casas emprendido por el gobierno de Mugabe el prelado se mostró esperanzado en el papel de la ONU.

«Mugabe afirma que sólo está destruyendo construcciones que no sirven –siguió informando monseñor Ncube-. En realidad es su política la que ha arruinado la economía de Zimbabwe, que en un tiempo estaba entre los países más ricos de África. También ha impedido a las Naciones Unidas llevar ayuda alimentaria a la población».

Pero «la población está muriendo de hambre. No me sorprendería, si esto sigue así, ver morir a miles de personas», advirtió.

Recientemente un informe de la Comisión Justicia y Paz de los Jesuitas de Zimbabwe alertaba de que la operación «Murambatsvina» agravará la dramática situación del campo, donde la gente se muere ya de hambre (Cf. Zenit, 7 julio 2005).

Mientras, católicos, «presbiterianos, metodistas…» «procuramos juntos proporcionar alojamientos temporales» a la población ahora dispersa por el gobierno de Mugabe –confirmó el arzobispo Ncube-.

«Las personas no saben cómo vivir solas. Así que estamos facilitándoles alimento, refugio. Les damos ropa, mantas», atendiendo «las necesidades inmediatas, a fin de salvarles la vida», concluyó.

El viernes, en un comunicado, el secretario general de la ONU Kofi Annan calificó las demoliciones de viviendas y comercios en Zimbabwe de «una injusticia catastrófica» contra los ciudadanos más pobres del país, «mediante acciones indiscriminadas, llevadas a cabo con inquietante indiferencia al sufrimiento humano».

«Tenemos el deber de ayudar a los necesitados», dijo. Pidió a la comunidad internacional que responda generosamente a su llamamiento. Exhortó asimismo al gobierno de Zimbabwe a reconocer el estado de emergencia imperante y a permitir el acceso de la asistencia humanitaria.

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ZENIT Staff

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