CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 20 julio 2005 (ZENIT.org).- En momentos en los que el turismo se convierte cada vez más en un fenómeno global, la Santa Sede ha recordado las «exigencias éticas» que debe tener en cuenta este floreciente sector.

Así lo expresa el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, en un mensaje enviado en nombre de Benedicto XVI al cardenal japonés Stephen Fumio Hamao, presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, con motivo de la Jornada Mundial del Turismo, que se celebrará el 27 de septiembre.

El tema escogido para esta ocasión por la Organización Mundial para el Turismo, comentado por la misiva pontificia, es «Del mundo imaginario de Julio Verne a la realidad del siglo XXI».

El argumento recuerda el centenario de la muerte del escritor francés (1828-1905) que, como explica el cardenal Sodano, lanzó con sus obras «un desafío a la responsabilidad humana para afrontar los límites que ya no podía disimular».

La Santa Sede pide en la misiva que «se amplíe a todos la oferta turística», gracias a los nuevos medios de transporte, «oportunidad providencial para compartir los bienes de la tierra y de la cultura».

Recordando las novelas de Verne, el cardenal Sodano constata que «se está realizando el sueño de un turismo sin fronteras, que podría contribuir a crear un futuro mejor para la humanidad».

«Es necesario, sin embargo, tener en cuenta siempre las exigencias éticas ligadas al turismo». Por eso, la carta se dirige a «políticos y legisladores, hombres de gobierno y de las finanzas» para pedirles que favorezcan «el encuentro pacífico entre las poblaciones, garantizando seguridad y facilidad de comunicación».

A todos los que trabajan en el sector turístico les recuerda que están llamados a «realizar estructuras que lo hagan sano, popular y económicamente sostenible, teniendo siempre presente que en toda actividad, y por tanto también en el turismo, el objetivo primario siempre debe ser el respeto de la persona, en el contexto de la búsqueda del bien común».

Y a quien se pone en viaje para hacer turismo, la misiva pontificia aconseja que esté animado por el deseo «de encontrar a los demás, respetándoles en su diversidad personal, cultural y religiosa».

«Debe estar dispuesto a abrirse al diálogo y a la comprensión y transmitir con sus comportamientos sentimientos de respeto, solidaridad y paz», concluye.