COLONIA, sábado, 20 agosto 2005 (ZENIT.org).- Al encontrarse este sábado con representantes de comunidades musulmanas de Alemania, Benedicto XVI pidió un compromiso común para que el terrorismo no envenene las relaciones entre musulmanes y cristianos.
El pontífice recibió a sus huéspedes en el arzobispado de Colonia y escuchó el cordial saludo que le dirigió Ridvan Cakir, presidente de la Unión Turco-Islámica del Instituto para la Religión.
Los terroristas, explicó, «demuestran querer envenenar nuestras relaciones, recurriendo a todos los medios, incluso a la religión, para oponerse a los esfuerzos de convivencia pacífica, leal y serena».
Según el obispo de Roma, «el terrorismo, de cualquier origen que sea, es una opción perversa y cruel, que desdeña el derecho sacrosanto a la vida y corroe los fundamentos mismos de toda convivencia civil».
«Si conseguimos juntos extirpar de los corazones el sentimiento de rencor, contrastar toda forma de intolerancia y oponernos a cada manifestación de violencia, frenaremos la oleada de fanatismo cruel, que pone en peligro la vida de tantas personas, obstaculizando el progreso de la paz en el mundo», señaló.
«La tarea es ardua, pero no imposible –afirmó–. En efecto, el creyente sabe que puede contar, no obstante su propia fragilidad, con la fuerza espiritual de la oración».
En su saludo, Ridvan Cakir afirmó que «toda religión y sus fieles tienen sensibilidades diferentes. Estamos convencidos de que el diálogo interreligioso e intercultural es de una importancia extraordinaria para un mundo pacífico», subrayó.
El representante musulmán se pronunció a favor de la entrada de Turquía en la Unión Europea.
Según algunas fuentes, en Alemania viven actualmente 3,3 millones de musulmanes y 2,5 millones de turcos.