Un hogar para niños con minusvalías en el centro de Nazaret

Entrevista con el padre Marco Riva, de la obra de don Guanella

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NAZARET, miércoles, 11 enero 2006 (ZENIT.org).- El padre Marco Riva, sacerdote italiano de la Obra de don Guanella para niños con minusvalías, cuenta con pasión su aventura en Israel. En el centro de Nazaret, localidad de cien mil habitantes, abre las puertas todos los días una escuela especial para niños árabes de esta Tierra Santa.

El edificio en que nos encontramos fue, desde 1882, un monasterio de clarisas, el mismo donde vivió el beato Charles de Foucauld. Las monjas se fueron en 1966 para construir uno nuevo sobre la colina en el que hay actualmente trece clarisas. Han sido «un don de la providencia», reconoce el padre Marco,

El monasterio estuvo abandonado diez años. Al iniciar esta escuela, en 1975, hubo que hacer muchas obras, no había electricidad, ni agua corriente.

–¿Cómo ha sido posible ofrecer un centro así para niños con minusvalías en el centro de Nazaret?

–Padre Riva: El monasterio es propiedad de la Custodia de Tierra Santa, los franciscanos, que generosamente nos permiten usarlo. Veinte mil metros cuadrados en el centro de Nazaret es lo máximo que se puede pedir. Es muy adecuado para nuestra actividad.

En 1975, iniciamos con un grupito de niños y, poco a poco, empezó a crecer, también porque este centro ha sido el primero en Israel, en el sector árabe, para niños con minusvalías.

Son ciudadanos de Israel árabes, en torno a 1,2 millones, 90% musulmanes y 10%, cristianos. Trabajamos con esta importante minoría porque en Nazaret y sus alrededores está concentrada la mayor parte de la población árabe. No son palestinos, son árabes israelíes.

Al principio fue muy difícil porque tenían miedo o tenían a los niños escondidos pero, razonando, razonando, empezaron a venir; las minusvalías empezaron a diversificarse, porque antes era como un «Arca de Noé».

–¿Por qué han venido precisamente a Nazaret?

–Padre Riva: Por dos motivos, el primero porque don Guanella, nuestro fundador, quería una casa aquí. Segundo, porque el Ministerio de Obras Sociales de Israel pidió a la Custodia de Tierra Santa una obra en favor de los minusválidos árabes en Israel. No sabía qué hacer y se dirigió a los franciscanos. Los franciscanos nos lo pidieron a nosotros y por eso vinimos.

El inicio fue difícil porque en el sector árabe, hace treinta años, la minusvalía era una realidad tabú, pero poco a poco evolucionó hasta que en 1990, en plena actividad y necesidad de espacio, se decidió dejar el monasterio como estaba y construir en el terreno adyacente. En 1992, se inauguró la nueva escuela y con esta construcción se ha dado una nueva orientación. Se ha tratado de diferenciar. En veinte años, las pequeñas escuelas de los alrededores han progresado y se decidió dejar a los menos graves y orientarnos a los más graves, para los que hasta ahora hay muy poca oferta educativa. También porque esto refleja mucho nuestro carisma.

–¿Cuantos alumnos tiene el centro y cómo funciona?

–Padre Riva: Actualmente acoge a 191 niños y niñas con minusvalía física y mental grave o gravísima. Es un centro diurno. Tienen entre cero y veintiún años. Hay tres sectores: guardería nido, el más pequeño este año tiene ocho meses, guardería y escuela. Lo cual refleja las leyes de Israel porque prevén que para estas personas la escuela obligatoria dure hasta los 21 años, para los demás es hasta los 18 años. Muchos de nuestros niños no llegan a cumplir 21 años.

Después van a otras estructuras o son acogidos en su casa. En general los niños son bien acogidos en la familia, aunque luego no sepan qué hacer con ellos. Cuando construimos la escuela nueva, no pensamos en un internado porque, visto que aquí la familia es un clan y los acoge bien, ¿para qué crear una respuesta a una demanda inexistente? Hemos preferido hacer una jornada larga, desde las 7,30 hasta las 18,00 horas

Hay muchas aldeas en torno a Nazaret, como Caná. El 50% de los niños viene de Nazaret y el otro 50% de las aldeas. Se les proporciona el transporte.

El 90% son musulmanes y el 10%, cristianos. Trabajan 125 personas, el 90% cristianas y 10% mixto. Tenemos doce musulmanes. El centro está gestionado por dos religiosos, el hermano Carlo, también italiano, y yo. El hermano Carlo lleva la parte administrativa y burocrática y yo la pedagógica y de personal.

–¿Cuál es el programa educativo?

–Padre Riva: Los niños no tienen un itinerario didáctico como en la escuela normal, todo esta encaminado a actividades de recuperación y rehabilitación de sus potencialidades. Fisioterapia, actividad ocupacional, de rehabilitación y actividades en clase, con una orientación rehabilitadora y didáctica, porque es importante que quien pueda aprenda a leer y escribir.

Lo primero es que se sientan acogidos. El ambiente lo hacen las personas y por tanto el personal debe ser adecuado y lo elegimos con mucho cuidado. Son seguidos porque cada niño tiene un programa individual con oportunidades para descubrir sus capacidades y poder usarlas no sólo para poder contar con la mayor autonomía posible sino sobre todo para lograr un nivel de serenidad y de gusto por la vida.

No basta la profesionalidad, se requiere algo más. Es algo que se transmite con fatiga pero, al pasar los años, se ven los resultados. El lenguaje de la caridad es justo lo nuestro, es cristiano. Todo el resto lo pueden hacer otros, pero la caridad es la característica cristiana. No nos consideramos la escuela mejor, pero nuestra orientación es ésta. Todos, personal, padres, ministerios, saben que nuestra línea educativa tiene una orientación cristiana. Este es el sentido de nuestra presencia aquí. Decir que no sólo es posible acoger a estos niños sino educarlos en un cierto sentido. Nunca hemos tenido problemas, al contrario. Los ministerios de Educación Pública, de Obras Sociales y de Sanidad, con los que colaboramos, estiman mucho lo que hacemos.

Las familias no pagan nada, es el Estado el que se hace cargo. Recibimos del Estado todo lo necesario para el funcionamiento dentro de ciertos límites, porque claro la escuela es privada, y el Estado da lo que daría a una escuela privada, se aplica el principio de subsidiariedad. Dado que no trabajamos para obtener un beneficio, todo lo que sobra lo reinvertimos en la estructura.

–¿Qué salida ocupacional tienen estos niños?

–Padre Riva: Hemos llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Nazaret, que ha abierto un centro ocupacional. Los que pueden hacer algún trabajo, generalmente los de síndrome de Down, vienen hasta los 14 años, tratamos de desarrollar en ellos la autoestima, una estructura fuerte de carácter y al mismo tiempo habilidades para luego insertarse en un taller.

<b>–¿Cual es la respuesta de las familias?

–Padre Riva: Buena. Trabajamos mucho con las familias y es bonito porque son casi todos musulmanes pero vienen sabiendo que somos sacerdotes, extranjeros, cristianos. Vienen porque más allá de la imagen del extranjero o del cristiano ven a alguien que les ofrece algo, esa es la cualidad de nuestro trabajo. Esto es así y pensamos, si quieres venir bien, si no nadie te obliga.

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ZENIT Staff

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