Caritas Baby Hospital, amor sin condiciones en Belén

Un centro pediátrico especializado en enfermedades congénitas

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BELEN, jueves, 12 enero 2006 (ZENIT.org).- El Caritas Baby Hospital de Belén constituye una síntesis única del drama presente del pueblo palestino y de la esperanza por un futuro mejor.

En él, un grupo de religiosas franciscanas elisabetinas de Padua, junto a otros profesionales médicos y trabajadores sociales, suizos, alemanes, italianos y palestinos, atienden a los niños más desfavorecidos, los afectados por minusvalías y enfermedades congénitas, en el lugar donde nació Jesús.

Es el único hospital pediátrico en los territorios palestinos y acoge a todos independientemente de su religión, nacionalidad o situación social.

El letrero luminoso del hospital, en su logotipo un par de «rorros» fajados a la manera oriental saludando con la mano, brilla más si cabe que la estrella bíblica.

Sin embargo, lo que vamos a ver es muy fuerte. Niños consumidos por el dolor, atados a cables y agujas, que parecen preguntar con unos ojos inmensos. Madres dolorosas, con la eterna paciencia de este pueblo, sentadas junto a sus bebés noche y día, que sonríen tímidamente a las visitas.

Entre la población árabe musulmana, mayoritaria en la zona, el índice de malformaciones congénitas es el doble de lo normal, debido a la consanguinidad, en una cultura en la que son muy frecuentes los matrimonios entre primos hermanos. Un factor que se refuerza por el aislamiento en el que se ven obligadas a vivir muchas aldeas, debido al conflicto. Por la juventud de las madres, es muy frecuente el nacimiento de niños inmaduros faltos de peso.

Un informe de 1999 revelaba que aquí el 4% de los niños de cero a 4 años pesan menos de lo normal. El 26% de los niños viven por debajo del límite de pobreza. El 6,2% de los niños entre 5 y 17 años trabajan con una paga de unos cuatro euros diarios. Unos dos mil niños viven en orfanatos. El 40% de las mujeres casadas tienen menos de 18 años. El 15,9% de las chicas de 17 años son ya madres o están embarazadas.

El coste de una plaza en este hospital de 82 camas, en el que cada niño tiene un programa de seguimiento, con alimentación especial, donde el material técnico es costoso, está en torno a los 200 euros diarios, unos 240 dólares. El año pasado fueron hospitalizados 3.300 niños.

Los niños provienen principalmente de Belén y de los alrededores pero desde principios del año pasado, con la apertura de numerosos puestos de control en la carretera de Hebrón, es más fácil llegar al hospital desde otras zonas.

En lo alto de la colina de Belén, situado no muy lejos de la Iglesia de la Natividad, este centro asistencial invita a los peregrinos a visitarlo e incluso celebrar la misa aquí, alejado del bullicio de la ciudad.

Se piensa que esta institución única en su género en toda Palestina será uno de los pilares del futuro sistema sanitario palestino. Su acción, financiando proyectos para madres y niños, se extiende a Israel, Jordania, Líbano, Egipto y Siria.

El patronato del hospital está presidido por el arzobispo de Friburgo, Alemania, y el obispo de Basilea representa a la Conferencia Episcopal suiza.

Fundado en 1952 por el sacerdote suizo Ernst Schnydrig, está sostenido en su totalidad por la asociación Ayuda a los Niños de Belén, una organización caritativa cristiana germano-suiza, con sede en Lucerna, comprometida en beneficiar a los niños y sus madres, en su gran mayoría musulmanes. En la mente de su fundador, quería ser un «pequeño puente entre los puentes hacia la paz».

Una frase esculpida ahora en los muros del moderno y funcional edificio recuerda la frase de Schnydrig, que murió unos días antes de ver inaugurado el nuevo edificio al que dedicó toda su vida.

Schnydrig, encargado por la Caritas alemana de informar sobre los campos de prófugos palestinos, asistió en Belén a la escena de un padre desesperado que la víspera de Navidad tuvo que enterrar a su hijito en el barro, cerca de su campamento, porque no pudo recibir asistencia médica. El sacerdote alquiló una casa con 14 camitas y, confiado en que un grupo de amigos y familiares se lo financiaran, le dio el nombre que todavía hoy lleva. Después de más de 50 años sigue siendo el único hospital infantil en toda Cisjordania.

Cuenta con una escuela de madres que enseña a estas a cuidar a sus hijos y les proporciona también una educación preventiva. En 1968, se inició una actuación de prevención sistemática con las familias. Una asistente social las visita para darse cuenta de la situación y buscar las causas de la enfermedad del niño.

Ofrece a las mujeres del entorno, con lo que supone de promoción y posibilidad de sostenimiento económico para estas familias atrapadas en los territorios palestinos, una Escuela de enfermeras especializadas en Pediatría. Más de 250 mujeres han realizado esta formación profesional.

El hospital da hoy trabajo estable a doscientos hombres y mujeres cuyo sueldo a menudo sirve para mantener a toda la familia.

Para saber más se puede acceder a la página www.khb.ch.

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ZENIT Staff

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