NUEVA DELHI, viernes, 13 enero 2006 (ZENIT.org).- El Consejo Católico de la India (CCI) ha decidido asegurar educación para todos los niños católicos del país para el año 2009.
Así se desprende de la declaración final del organismo, fruto de la asamblea general que, con la participación de cerca de dos centenares de delegados de 155 diócesis indias, se celebró del 6 al 8 de enero en el santuario mariano de Vailankanni (Estado indio de Tamil Nadu).
Establecido por la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI) en 1993, el CCI –explican sus Estatutos– es un «cuerpo» de naturaleza religiosa y caritativa que reúne a representantes de los laicos, religiosos, sacerdotes y obispos, quienes ponen en común sus experiencias y sugerencias acerca de «asuntos vitales» para la vida de la Iglesia y del país.
Aunque carezca de autoridad legislativa, las conclusiones y recomendaciones del CCI se dirigen a toda la Iglesia en el país.
Cada dos años se reúne en una asamblea general donde se trata sobre el tema elegido por la CBCI, que en esta VIII edición ha sido «Educación católica y preocupación de la Iglesia por los marginados».
El propio presidente del episcopado indio, el cardenal Telesphore Toppo, recalcó ante la asamblea la preocupación de la Iglesia hacia los marginados y el deber de todo católico de promover la educación entre los pobres, según recoge el servicio informativo del episcopado indio (ICNS).
Un llamamiento urgente que ha hallado eco en el CCI, vista su declaración final –fechada el lunes y difundida en la propia web de la CBCI–.
El organismo –que representa a todos los sectores de la Iglesia en la India— recalca en su documento que «la Iglesia católica siempre se ha percatado de la importancia de la educación en su misión» y que, «como Madre y Maestra», «siempre ha considerado su obligación privilegiada proporcionar a sus hijos, especialmente a los pobres y marginados, una educación en virtud de la cual todas sus vidas estén inspiradas por el Espíritu de Jesucristo».
No omite recordar que «el amplio número de instituciones gestionadas por la Iglesia» ha formado a hombres y mujeres, y que la calidad de la educación ofrecida atrae a estudiantes de todos los credos y sectores de la sociedad «para desarrollar no sólo sus capacidades intelectuales, sino espirituales y humanas».
«En cualquier caso, reafirmamos (…) –dice el CCI— la necesidad de dirigir la atención de la misión de la Iglesia, con toda urgencia, a los pobres y marginados».
Por todo lo anterior, la declaración final del CCI afirma y respalda, en primer lugar, «que la CBCI anuncie la visión clara de la educación católica que será aceptada y desarrollada por cada diócesis y congregación religiosa» .
Recalca además la importancia de que las instituciones educativas católicas «hagan accesibles las instalaciones educativas a todo niño y que la formación en la fe de los niños católicos sea de especial preocupación» en estas escuelas.
«Un determinado porcentaje de plazas se reservará en nuestras instituciones de enseñanza superior y colegios profesionales para los estudiantes católicos pobres y marginados», puntualiza.
Pone como meta que se asegure que «para 2009 todos los niños católicos en edad escolar» estén efectivamente en la escuela.
La declaración sugiere igualmente entrar en la «situación cultural y económica de las familias de pobres y marginados» para permitirles «buscar y apreciar la educación para sus hijos».
Subraya que se continúe «ofreciendo educación de calidad que implique no sólo la excelencia académica, sino también formación social, ética y moral».
En cuanto a la dirección, personal y padres en centros educativos, invita a que se les infunda la visión de la educación católica y sean modelos para los estudiantes y la sociedad.
Incluye la declaración un llamamiento: «Que nos comprometamos a la educación como una misión y una forma de vida y se evite dar cualquier impresión de comercialización».
Entre los puntos que enumera, exhorta asimismo a que a nivel diocesano «exista un fondo para la educación de los marginados, buscado colaboración de asociaciones parroquiales, filantrópicas, de graduados y del público».
Aproximadamente el 1,6% de los 1.080 millones de habitantes de la India está formado por católicos –de rito latino, siro-malabar y siro-malankar–.