CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 enero 2006 (ZENIT.org).- Al presentar a la prensa la encíclica de Benedicto XVI «Deus caritas est», el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», constató este miércoles el peligro de que las entidades católicas de caridad se olviden de su relación con la Iglesia.

«Sin un sólido fundamento teológico las grandes agencias eclesiales podrían correr el riesgo, en la práctica, de disociarse de la Iglesia y de debilitar sus lazos con los obispos: podrían preferir el que se les identifique como organismos no gubernamentales», reconoció el prelado alemán.

«En estos casos, su filosofía no se distinguiría de la Cruz Roja o de las agencias de la ONU», subrayó en su intervención pronunciada en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

El presidente del organismo del Vaticano encargado de alentar y coordinar las instituciones de ayuda católica del mundo lamento que «las agencias de ayuda [católicas, ndr.] a veces hacen programas sin tener en cuenta a los obispos o sin que participe la Iglesia local del país al que quieren ayudar».

Monseñor Cordes admitió que hoy prevalece un cambio en la manera de entender la caridad: «El hombre vive mucho menos ligado a la presencia de Dios y ciertamente esto afecta también a las asociaciones de ayuda».

«La ayuda se ha secularizado», constató, al ilustrar los motivos que han llevado a Benedicto XVI a dedicar la segunda parte de su encíclica a la actividad caritativa de la Iglesia.

«Tenemos que arraigar con mayor convicción el sentido de la caridad cristiana en nuestros corazones», señaló.

En este contexto, subrayó, «la encíclica es un acontecimiento oportuno y decisivo para la misión de la Iglesia».

Al recordar que la Madre Teresa de Calcuta es uno de los nombres más citados de la encíclica, monseñor Cordes constató que se trata de «un mensaje de gran actualidad».