Cardenal Joseph Zen Ze-kiun: Todos los católicos chinos «quieren ser guiados por el Papa»

Aclara el cardenal obispo de Hong Kong a las autoridades del país

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HONG KONG/PEKÍN, miércoles, 10 mayo 2006 (ZENIT.org).- El cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo de Hong Kong, ha salido al paso de las declaraciones de la Oficina estatal de Asuntos Religiosos chinos advirtiendo que «en China hay sólo una Iglesia Católica, y todos quieren ser guiados por el Papa».

El gobierno chino permite la práctica religiosa en el país sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP) –cuyo estatuto recoge la creación de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede–.

De ahí que afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».

La intervención del purpurado chino, difundida por escrito el lunes, se ha producido en el contexto de las dos ordenaciones episcopales ilegítimas (sin el consentimiento del Papa) recientemente celebradas en China, un hecho que ha representado «una grave herida a la unidad de la Iglesia» y «una grave violación a la libertad religiosa» –dadas las presiones a la que se vieron sometidos candidatos y sacerdotes–, como denunció el portavoz de la Santa Sede (Zenit, 4 mayo 2006).

Tal declaración vaticana recibió el pasado 6 de mayo la crítica de la Oficina china de Asuntos Religiosos –confirma la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews»–; para el organismo la declaración publicada por la Sala de Prensa de la Santa Sede carece de sentido.

La Oficina de Asuntos Religiosos afirma «querer un diálogo franco y sincero con el Vaticano», pero apunta que «elegir nuevos obispos» es una «necesidad urgente», pues hay «40 diócesis vacantes», cita la agencia del PIME.

La declaración gubernamental –añade– entra en terrenos teológicos diciendo: «Donde no hay obispo, no hay Iglesia».

Igualmente, tal Oficina estatal dice que desde hace más de medio siglo se eligen y consagran obispos de manera autónoma en el país asiático.

Desmiente éste y otros puntos el cardenal Joseph Zen Ze-kiun en su intervención escrita, pues en China, tras las década del maoísmo, cada vez más obispos, sacerdotes y fieles han luchado para que los obispos pueden gozar de la aprobación papal.

«En China hay sólo una Iglesia Católica, y todos quieren ser guiados por el Papa», declara el purpurado.

Publicamos a continuación su intervención, cuya traducción del chino difundió la agencia del PIME.

Mientras tanto –según se hace eco además la agencia especializada en el contexto asiático–, obispos «clandestinos» en China piden a todos los fieles, «oficiales» o «subterráneos», que recen por los sacerdotes de la Iglesia «oficial» a fin de contrarrestar la labor de la AP, que después de las recientes ordenaciones episcopales ilegítimas está presionando enormemente a los sacerdotes para cortar vínculos con Roma.

Un obispo de la Iglesia «oficial» ha confirmado a «AsiaNews» que los dos candidatos de las recientes ordenaciones ilegítimas –30 de abril y 2 de mayo– estaban bajo presión y que algunos de los obispos consagrantes fueron engañados, diciéndoseles que había aprobación de la Santa Sede. Al menos uno de los dos candidatos ha sido impuesto por la AP a toda la diócesis.

* * *

«Aclaremos algunos asuntos»

La Declaración del portavoz de la Oficina de Asuntos Religiosos del 6 de mayo [afirma] que en la Iglesia Católica china, reconocida por el gobierno chino, «la auto-elección y la auto-consagración de los obispos es continua desde hace más de 50 años». Ésta es la táctica fundamental para la autogestión de la Iglesia china. Ellos saben que en la Iglesia Católica existe una jerarquía; que si ahí no hay obispo, no hay Iglesia Católica. Pero en la Iglesia Católica los obispos son nombrados por el Papa. Ellos quieres obispos, pero no quieren el nombramiento ni la aprobación del Papa. ¿Puede de esta forma tal Iglesia decirse todavía verdaderamente Iglesia Católica?

Los obispos consagrados «durante más de 50 años» con «la auto-elección y la auto-consagración» conocían su situación, y su corazón no estaba realmente en paz. Al final de los años ’70 y comienzo de los ’80, mientras se fueron haciendo más fáciles los contactos con el extranjero, estos obispos, a través de algunas personas, confiaron su petición de «perdón y reconocimiento» a la Santa Sede. Siempre que ha sido posible, el Papa aceptó muchas de estas peticiones, y les pidió que lo hicieran saber a los sacerdotes y a los fieles laicos, sin ponerse en oposición directa con las instituciones del gobierno. Esto permitía a los obispos, sacerdotes y laicos vivir con tranquilidad sus actividades de fe, aún estando bajo el control del gobierno.

En los últimos 20 años, al final de este «medio siglo», en la Iglesia oficial la importancia para los obispos de ser nombrados por el Papa ha sido, poco a poco, reconocida por todos.

Por lo tanto, todos los candidatos episcopales «elegidos» «por el Consejo de los obispos chinos» [una especie de conferencia episcopal china no reconocida por el Vaticano. Ndr] y reconocidos por la Oficina de Asuntos Religiosos , todos envían a la Santa Sede la petición de ser aprobados por el Papa –y saben que es necesario. Sólo después de haber obtenido la aprobación del Papa, reciben la consagración.

Precisamente por esto, en la ordenación episcopal organizada por la Asociación Patriótica a principios de 2000, cuando había 12 candidatos, sólo se presentaron 5, y fueron a la ordenación con los ojos llenos de lágrimas. Hasta los seminaristas del seminario nacional de Pekín, dependiente de forma directa de Liu Bainian [vicepresidente de la AP, el principal responsable de las recientes ordenaciones ilegítimas. Ndr], rechazaron esa ordenación. Después de aquello, la Santa Sede recordó a todos que el canon 1382 del Código de Derecho Canónico estaba aún vigente.

Aquellos que fueron obligados a ser ordenados obispos de forma ilegítima [sin el permiso de la Santa Sede] no enfrentan una situación fácil: los sacerdotes rechazan en general concelebrar con ellos; los fieles no quieren participar en sus misas.

De esta actitud de sacerdotes y fieles surge un significado muy claro. Y yo mismo digo por ello que «en China hay sólo una Iglesia Católica, y todos quieren ser guiados por el Papa».

En estos años varios candidatos al episcopado han recibido la aprobación de la Santa Sede, pero han sufrido muchas dificultades. El gobierno no les permite hacer pública la aprobación de la Santa Sede, y así en las celebraciones están obligados a emplear la fórmula «aprobado por el Consejo de los obispos chinos» que sustituye la aprobación del Papa. Sólo fuera de la ordenación, se hace saber a los sacerdotes que el candidato ha sido confirmado y aprobado por la Santa Sede (todos los chinos conocen este tipo de disimulo).

Pero el papel no puede tapar el fuego: de este modo era imposible para la Asociación Patriótica y la Oficina de Asuntos Religiosos realizar sus intereses.

Todos saben que para las consagraciones del año pasado de los obispos de Shanghai y Xian, los dos consagrados fueron antes nombrados por la Santa Sede; después los obispos y los sacerdotes, para cumplir [en apariencia] las normas del gobierno, llevaron a cabo una elección. El gobierno tuvo que aceptar a los dos candidatos. Respecto a estas dos consagraciones, el gobierno fue más bien silencioso; sólo el señor Liu Bainian, en una entrevista a Reuters, dijo que en estos últimos tiempos el gobierno chino se había hecho «muy tolerante».

La realidad es que China y Vaticano, a
mbos, afirman querer colaborar en una sociedad armónica, pero en una «colaboración pasiva». Lamentablemente, entre Santa Sede y gobierno chino no hay pacto. Por ello esperamos que en las conversaciones entre China y Vaticano se pueda hallar un acuerdo aceptable para las dos partes.

Un acuerdo es nuestra esperanza de hoy. Pero la Asociación Patriótica y la Oficina de Asuntos Religiosos han obligado a dos sacerdotes a aceptar la consagración episcopal sin la aprobación dela Santa Sede. No comprendemos este hecho y nos lleva a perder la esperanza. En conclusión: ¿quién es el que está haciendo retroceder las cosas?

Cardenal Joseph Zen Ze-kiun
8 de mayo de 2006

[Traducción del original inglés realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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