OAXACA, domingo, 25 junio 2006 (ZENIT.org–El Observador).- Tras el fracaso de las negociaciones políticas, líderes de los maestros, autoridades y sindicatos han pedido la mediación de la Iglesia católica para poner fin al de profesores de escuela, que afecta desde hace más de un mes en este estado del sudoeste de México a 900 mil niños por lo menos.
Este sábado por la tarde quedó formalmente integrada la comisión de intermediación que tenderá puentes de diálogo entre los maestros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en paro desde el 22 de mayo pasado, y el gobierno estatal, con lo que se perfila el inicio de una posible solución al conflicto laboral en uno de los tres estados más pobres de México, con población indígena mayoritaria.
El arzobispo de Oaxaca-Antequera, monseñor José Luis Chávez Botello y los ocho obispos de la región eclesiástica, junto con obispos eméritos y sacerdotes, anunciaron que este domingo presentarán un documento de llamamiento a la paz, a la reanudación de clases en las escuelas y una propuesta de reforma educativa.
El documento, leído durante las homilías de la misas dominicales, presenta invita a la reconciliación, al diálogo y al reconocimiento de la precaria situación que viven muchos maestros en la zona; al mismo tiempo pide que los sigan perdiendo clases por conflictos entre el magisterio y las autoridades civiles del Estado.
En una carta emitida el pasado 15 de junio, monseñor Chávez Botello expresó que en este conflicto «es patente que detrás de estos hechos hay politización, impunidad, corrupción e injusticias que se vienen arrastrando desde hace décadas».
«Algunas peticiones de los maestros son justas, la postura del gobierno en algunos puntos es adecuada pero se silencia o se oculta parte de la realidad, además, no propiciar el diálogo sincero y constructivo ha generado hechos negativos de las dos partes que están dañando gravemente a la sociedad», afirmaba el documento.
Hay que recordar que, desde el lunes 22 de mayo, el magisterio se plantó en el centro histórico de Oaxaca, en tiendas de campaña tomando alrededor de 50 cuadras (manzanas). Las manifestaciones ante oficinas oficiales, y el bloqueo de algunos servicios –aeropuerto, calles y algunas carreteras– ante la poca respuesta del gobierno fue complicando y radicalizando posturas.
«Por nuestra parte –decía en la misiva monseñor Chávez Botello– hemos manifestado que estamos de acuerdo en las peticiones justas y en hacer cumplir la ley pero nunca con la violencia; que el punto de referencia sea siempre la verdad, el bien común y la justicia; recordamos que la injusticia, la ilegalidad, la corrupción y la impunidad tarde o temprano se pagan y a veces caro».
Y concluía haciendo un «llamado a la conciencia de los ciudadanos; a las autoridades y al magisterio a sentarse a dialogar pero desde la verdad, la justicia y el bien común; que se pregunten ¿Lo que están haciendo y como lo están haciendo, protege y promueve realmente el desarrollo de la sociedad? ¿Es expresión de educación? Urge sanar lo que está mal, urge volver a clases».