Benedicto XVI canoniza Rafael Guízar Valencia, «obispo de los pobres»

Recuerda que para él el seminario era «la pupila de sus ojos»

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 15 octubre 2006 (ZENIT.orgEl Observador).- Al canonizar a monseñor Rafael Guízar Valencia, Benedicto XVI presentó la figura de este santo como «obispo de los pobres», «incansable» misionero, para quien el seminario era «la pupila de sus ojos».

El nuevo santo mexicano nació el 26 de abril de 1878 en Cotija de la Paz (Michoacán). Su labor pastoral fue constantemente obstaculizada por el ambiente anticlerical del gobierno mexicano de la época, obligándolo a salir desterrado en tres ocasiones y refugiarse entre Estados Unidos, Guatemala, Colombia y la isla de Cuba. Ya en vida se le atribuyeron muchos milagros. Falleció el 6 de junio de 1938.

«Imitando a Cristo pobre», explicó el Papa durante la homilía de la celebración de más de dos horas de duración que tuvo lugar en la plaza de San Pedro del Vaticano, «se desprendió de sus bienes y nunca aceptó regalos de los poderosos, o bien los daba enseguida».

«Por ello recibió «cien veces más» y pudo ayudar así a los pobres, incluso en medio de «persecuciones» sin tregua (cf. Mc 10,30). Su caridad vivida en grado heroico hizo que le llamaran el «obispo de los pobres»», aclaró en una plaza llena de fieles, entre los que se encontraban unos diez mil mexicanos.

«En su ministerio sacerdotal y después episcopal, fue un incansable predicador de misiones populares, el modo más adecuado entonces para evangelizar a las gentes, usando su “Catecismo de la doctrina cristiana”», recordó, en referencia a ese libro que se convirtió en el manual de la fe para varias generaciones de mexicanos.

El obispo de Roma señaló que una de sus prioridades era «la formación de los sacerdotes», motivo por el cual «reconstruyó el seminario, que consideraba «la pupila de sus ojos»».

«Por eso solía exclamar –evocó–: «A un obispo le puede faltar mitra, báculo y hasta catedral, pero nunca le puede faltar el seminario, porque del seminario depende el futuro de su diócesis»».

«Que el ejemplo de San Rafael Guízar y Valencia sea un llamado para los hermanos obispos y sacerdotes a considerar como fundamental en los programas pastorales, además del espíritu de pobreza y de la evangelización, el fomento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y su formación según el corazón de Cristo», deseó el Papa.

La Conferencia del Episcopado Mexicano ha elegido como su patrono a san Rafael Guízar Valencia. Tras la canonización, se espera que su imagen se pueda ver en los seminarios de la segunda nación con mayor número de católicos del mundo.

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ZENIT Staff

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