CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 3 junio 2007 (ZENIT.org).- La emigración, la situación de las poblaciones indígenas, y la lucha contra la violencia y el narcotráfico se convirtieron en temas centrales de la audiencia que este lunes concedió Benedicto XVI al presidente de México, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Tras conversar en privado durante 22 minutos en español con el Papa, en su biblioteca privada, Calderón, que visita por primera vez el Vaticano desde su llegada a la presidencia, el 1 de diciembre de 2006, se encontró con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las relaciones con los Estados.
El presidente de México renovó al obispo de Roma la invitación a visitar su país.
En los encuentros del mandatario mexicano con el Papa y sus colaboradores, informa una nota emitida por la Oficina de Información de la Santa Sede, «se analizaron ante todo algunos aspectos de la vida» de México, «como la emigración, las poblaciones indígenas, la lucha contra la violencia y el narcotráfico, el ambiente».
«Se habló además de la situación de la Iglesia católica, considerando sobre todo los significativos pasos, ya realizados o que hay que realizar en las relaciones con el Estado», añade la nota vaticana.
En los encuentros, definidos por la Santa Sede como «cordiales», tuvo lugar además «un intercambio de opiniones sobre temas relativos a la actualidad internacional», prestando atención especial a «la inminente Cumbre del G-8, en la que el presidente Calderón participará como invitado especial».
El presidente llegó acompañado de su esposa, Margarita Zavala, y de sus tres hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo.
En el momento del intercambio de dones, el presidente mexicano le regaló al Santo Padre dos candelabros de cobre del artesanado indígena de Michoacán y una fotografía de cuando Calderón asumió la presidencia, acompañado por su familia. El pontífice, por su parte, le regaló las medallas de su pontificado.