Fallece el amigo de Juan Pablo II, rector del santuario de Zakopane

El padre Miroslaw Drozdek

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ZAKOPANE, domingo, 10 junio 2007 (ZENIT.org).- A finales de mayo se han celebrado las exequias del promotor y rector del santuario mariano polaco de Zakopane –un ofrecimiento por la salvación de Juan Pablo II, tras el atentado-, el padre Miroslaw Drozdek.

Amigo del Papa polaco, el sacerdote había sido capellán de «Solidarnosc» en los años ’80. Difunde la noticia de su desaparición el servicio de información religiosa «Sir» de la Conferencia Episcopal italiana.

Algunas semanas después de la muerte del siervo de Dios Juan Pablo II, empezó una campaña calumniadora de denigración del clero polaco -acusado de haber colaborado con los Servicios de Seguridad del régimen comunista-, que también se lanzó contra el padre Drozdek, al frente del famosísimo santuario (v. Zenit, 18 julio 2006).

Indignado, el sacerdote rechazó categóricamente las acusaciones y se querelló contra el periodista que le calumnió –en febrero de 2006– con esa presunta implicación.

El tribunal consintió, en el proceso, en la admisión de culpabilidad por parte del autor de las acusaciones, quien expresó su ausencia de intención de formular tesis acusadoras, sino de lanzar públicamente interrogantes.

El padre Drozdek fue uno de los ideadores del mencionado santuario mariano, situado en Krzeptòwki (Zakopane).

El 7 de junio de 1997, durante su visita pastoral a Polonia, el Papa Karol Wojtyla celebró la Santa Misa y consagró este santuario, dedicado al Corazón Inmaculado de María.

En su homilía, reconoció el entonces pontífice: «Vuestro santuario en Krzeptòwki me es particularmente cercano y querido. Honráis en él a la Virgen de Fátima»; «con la historia de este santuario se vincula también el suceso que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, el 13 de mayo de 1981»; «experimenté entonces el peligro mortal de la vida y el sufrimiento, y al mismo tempo la gran misericordia de Dios».

«Por intercesión de la Virgen de Fátima, se me volvió a dar la vida -añadió-. Durante mi internamiento en el Policlínico Gemelli fui objeto de una gran manifestación de benevolencia humana de todas partes del mundo: se expresó sobre todo en la oración. Ante mis ojos tenía entonces la escena de la vida de los primeros cristianos, que «elevaron a Dios una plegaria incesante» (Hch 12,5), cuando la vida de Pedro estaba expuesta a gran peligro».

«Sé que en la oración de la Iglesia en toda la tierra por mi vuelta a la salud y al ministerio de Pedro participaba también Zakopane –dijo Juan Pablo II hace exactamente diez años-. Sé que os reuníais en vuestra iglesias parroquiales, y también en la capilla de la Virgen de Fátima, en Krzeptòwki, para rezar el rosario y obtenerme la recuperación de la salud y de las fuerzas».

«Entonces también nació el proyecto de construir en este lugar, a los pies del monte Giewot, un santuario a la Virgen de Fátima, como voto de acción de gracias por la salvación de mi vida. Sé que este santuario, que hoy puedo consagrar, fue construido por muchas manos y muchos corazones unidos por el trabajo, por el sacrificio y por el amor hacia el Papa», manifestó conmovido el Papa Karol Wojtyla, agradeciendo toda la iniciativa.

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ZENIT Staff

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