ASÍS, jueves, 21 junio 2007 (ZENIT.org).- La visita del Papa a Asís el 17 de junio ha sido un acontecimiento de impacto mundial. En la «ciudad de la paz», Zenit ha entrevistado al director de la Oficina de Prensa del Sacro Convento de Asís, el padre Enzo Fortunato, de los Hermanos Menores Conventuales, que acaban de concluir su 199 Capítulo General.
–El Papa centró su homilía en el tema de la conversión. En especial, relacionando la experiencia de San Pablo con la de San Francisco. Afirmó que la vida de Francisco fue «un gran acto de amor» ¿Cómo sigue siendo alimentado hoy este fuego de amor?
–Padre Enzo Fortunato: Hay un aspecto simbólico, que me gusta subrayar, y es cuando se encendió la lámpara de la paz por el Santo Padre, en la tumba de San Francisco, en presencia del ministro general de los Hermanos Menores Conventuales, fray Marco Tasca, y del custodio fray Vincenzo Coli, quien afirmó que esta es «una nueva lámpara que con su luz expresa un gran signo de continuidad con la obra realizada por Juan Pablo II».
Fue uno de los momentos de oración más sugestivos de Benedicto XVI. Una luz que brilla como oración de intercesión, que llama a todos los frailes menores y a los ciudadanos del mundo entero a gestos de acogida y de reconciliación, gestos que en los santuarios franciscanos de Asís se viven con intensidad.
–Benedicto XVI centró en Cristo el tema de la paz y lo puso como principio del cosmos. La paz y la salvaguardia de la creación son dos puntales en la obra de los frailes. ¿Cuáles son sus actividades en estos campos?
–Padre Enzo Fortunato: Hay tres grandes iniciativas de anuncio que se inscriben en los surcos de la paz y la salvaguardia de la creación.
La primera es el «concierto de Navidad» [transmitido por varios canales de televisión, ndr.], con el que a través de la música se llega a todas las familias para testimoniar la gran armonía de Francisco con los hombres y con el mundo que lo rodeaba, un verdadero anhelo de paz para los corazones de las personas.
La segunda gran iniciativa es el concierto «En el nombre del corazón», que desde hace varios años tiene lugar en la Basílica de San Francisco. Expresa la caridad hacia los hombres y las mujeres heridos en su dignidad. Por indicación de la Sede Apostólica, cada año se elige una zona del mundo herida y olvidada, donde nos comprometemos a llevar gestos concretos de solidaridad y oración.
La tercera iniciativa, en septiembre, mes de la salvaguardia de la creación, ve implicados a los frailes en una obra de sensibilización por el respeto del medio ambiente, con llamamientos públicos ante aquellas realidades donde no hay armonía entre cosmos y criaturas.
También, con la colaboración de la Academia Nacional de los Linces (la academia italiana de las ciencias), con la RAI (el canal público de la televisión italiana) y con la ayuda de los gobiernos, nos empeñamos en difundir el mensaje de paz y reconciliación de Francisco en todo el mundo
–El Santo Padre, en la catedral de Asís, quiso dirigir un saludo especial a los religiosos y religiosas que en esta ciudad están presentes en gran número y les manifestó su profunda estima. ¿Cómo armonizar el ministerio de la Iglesia particular con las exigencias de la Iglesia universal?
–Padre Enzo Fortunato: Este es un tema que desde siempre está presente en el debate teológico y eclesiológico. Creo que es necesario caminar juntos, abandonando los males de nuestro tiempo como el subjetivismo y el individualismo. El mismo Papa afirmó que el camino común entre la diócesis y las familias religiosas «existe, se ve y deja espacio a la esperanza».
En Asís, están presentes diez realidades franciscanas religiosas masculinas y cincuenta femeninas, todas comprometidas y centradas en un único objetivo: «hacer crecer a la Iglesia y difundir el Evangelio a ejemplo de Francisco».
–Dejémonos encontrar por Cristo» ha sido la sugerencia del sucesor de Pedro a los jóvenes. «Fiarse de Cristo y escuchar su palabra». ¿Cómo acogen los frailes de hoy a los jóvenes provenientes de todo el mundo para ayudarles a encontrar a Cristo, como hizo Francisco?
–Padre Enzo Fortunato: Es innegable que los frailes gozan de una gran ventaja. San Francisco, en efecto, siempre tiene un gran éxito, su testimonio, su simpatía, su «appeal» son una herencia valiosa que los franciscanos deben acoger, una luz ante la cual se deben dejar encandilar y deben comprometerse para que este faro guíe a todas las familias franciscanas a abrirse al mundo entero.
Cada semana, en especial en los periodos estivales, las tres familias franciscanas acogen a jóvenes provenientes de todo el mundo que desean encontrarse con Francisco. Ofrecen jornadas de estudio, de profundización que, aunque no tienen espacio en los medios de comunicación, permiten vivir experiencias fuertes de conversión. Experiencias que sustituyen a las metas efímeras de una sociedad consumista.
–En el Ángelus, el Papa lanzó un «urgente y dolorido llamamiento para que cesen todos los conflictos armados que ensangrientan la tierra». ¿Cómo puede el «espíritu de Asís», citado por el Papa en su homilía, oponerse al «espíritu de violencia» y «al abuso de la religión como pretexto para la violencia»?
–Padre Enzo Fortunato: Creo que ha sido uno de los llamamientos más doloridos que el Papa ha pronunciado en su incansable grito contra las guerras. Una advertencia que tiene en consideración tres elementos fundamentales: el encuentro, el ecumenismo y el diálogo. Temas que han interesado especialmente también a la prensa.
Con esta advertencia, el Papa ha desmentido a aquella opinión pública según la cual el «espíritu de Asís» nacido en 1986, con la «Jornada Mundial de Oración por la Paz», querida por Juan Pablo II, ya no era eficaz. Ha dirigido su saludo a los representantes de las demas confesiones cristianas y de las demás religiones.
–¿Qué ha significado para ustedes, Hermanos Menores Conventuales, que están concluyendo su Capítulo General, la visita del Papa?
–Padre Enzo Fortunato: Felices coincidencias. Tres eventos importantes han visto a los frailes del Sacro Convento empeñados en el mes de junio. Eventos que llevan a una acción de gracias al Señor. El Capítulo General de los Hermanos Menores Conventuales, la visita del Papa a Asís y la grabación del concierto «En el nombre del corazón» para la solidaridad con los más pobres, que tuvo lugar este 20 de junio.
Felices coincidencias con las que el Señor se nos indica que toda la Iglesia nos invita a llevar a Francisco a los hombres de hoy. Pienso que ésta será la misión y la exigencia que brotará de nuestro Capítulo General: llevar a Cristo a todos los hombres a ejemplo de Francisco.
–¿Qué repercusiones tendrá esta visita del Papa a Asís, para la Iglesia particular de este lugar, para la Iglesia en el mundo entero y para todos aquellos, creyentes o no, que miran a Francisco como un ejemplo de reconciliación y de paz?
–Padre Enzo Fortunato: La primera gran repercusión es la sinergia que se ha creado entre todas las realidades implicadas. La Iglesia universal ha visitado Asís, la diócesis de Asís ha acogido al pontífice, las familias franciscanas se han desbordado con esta alegría.
En segundo lugar, la conciencia cada vez más profunda de que Francisco, después de ocho siglos, tiene todavía mucho que decir a la Iglesia de nuestro tiempo.
En tercer lugar, la exigencia de ir a la verdadera realidad de la vida, sin perderse en las distracciones, hacer lo que hizo Francisco, ir al corazón del Evangelio dentro de la Iglesia.
Por último, para los no creyentes surge un interrogante fuerte, la pasión de vivir y dedicar la propia existencia a los demás da una
alegría, la «perfecta alegría» de Francisco.
–¿Qué impacto ha tenido la visita del Papa a Asís en los medios de comunicación?
–Padre Enzo Fortunato: En todos los medios de información se ha notado cómo el Papa estima Asís, más allá de todas las manipulaciones y las lecturas maliciosas del
«Motu proprio» «Totius orbis», que querían poner distancias inexistentes entre los frailes y la diócesis de Asís.
De esta jornada se deduce con profunda claridad que Benedicto XVI, como Juan Pablo II, cree en el «espíritu de Asís», como una fuerza capaz de derrotar el espíritu de violencia que ensangrienta al mundo.
Y, aún más, ha subrayado con fuerza que Asís sigue siendo la Ciudad de la Paz, y en esta ciudad nosotros, todos los frailes franciscanos, acogemos jubilosos, obedientes al pontífice, al obispo de Asís y, siguiendo el ejemplo de nuestro seráfico padre, a los peregrinos que buscan sobre todo paz para sus corazones.