LEÓN (MÉXICO), domingo, 24 junio 2007 (ZENIT.org–El Observador).- La evangelización a través de los medios de comunicación de masas es un mandato que ha recogido «Guadalupe Comunicaciones», una empresa productora de televisión al servicio de la Iglesia, que se ha afincado desde hace un par de años en la arquidiócesis mexicana de León (Guanajuato).
La empresa está dirigida por el productor peruano José Antonio Takano Yamashiro y está transmitiendo en canales locales de televisión «Vida mía», una telenovela juvenil, de fuerte carga emocional y espiritual, que quiere posicionarse también en otros ámbitos de la comunicación de habla hispana.
La telenovela afronta los típicos problemas, dudas y esperanzas de los jóvenes, con una particularidad: después de la frase «vivieron felices para siempre», inicia la verdadera tarea, es decir, la narración de una historia que significa «el primer día del resto de su vida».
Así lo cuenta Takano en esta entrevista concedida a ZENIT.org–El Observador.
–¿Cuáles son los retos que enfrenta un comunicador religioso, especialmente católico, para informar y defender su fe?
–José Antonio Takano: Lo fundamental es la santidad personal, el encuentro personal y cotidiano con el dulce señor Jesús, hijo de santa María, porque nadie da lo que no tiene, y en nuestro caso nadie puede transmitir aquello que no conoce ni ama.
Como católico comunicador descubro que es de suma importancia la formación integral y permanente para ser crítico y, en comunión con el Magisterio de la Iglesia, tener una visión correcta de la realidad.
Los retos son múltiples: la cultura de muerte se manifiesta de muchas formas, los ataques frontales a la Iglesia católica en general son cada vez mayores; pero un gran número de católicos comunicadores despliega un importante esfuerzo para hacerle frente, llegando de esta manera a los medios de comunicación como la radio, la televisión, la prensa escrita, etc.
–¿Es posible evangelizar a través de la televisión?
–José Antonio Takano: Sí es posible. La televisión es un medio que puede llegar a muchas personas, y, aprovechando esta realidad, el televidente puede recibir un mensaje de esperanza que le ayude a entenderse a sí mismo, mejorar su relación con los demás y profundizar su comunicación con Dios.
Y, además, las televisoras católicas se convierten en un medio privilegiado, en un agente evangelizador para aquellas personas que se encuentran aisladas por discapacidad, enfermedad o que viven en zonas muy alejadas.
–¿Cuáles son las labores más exigentes del comunicador para realizar trabajos de contenido religioso?
–José Antonio Takano: La exigencia está en que tenemos el «mejor mensaje» que transmitir. En este sentido, el fondo y las formas son muy importantes, para que el mensaje llegue a la mente, toque el corazón y genere la acción positiva de quien lo recibe.
La puesta en escena tiene que estar a la altura del mensaje, de lo escrito inicialmente, desarrollándolo de manera creativa, moderna, sobria, inteligente, utilizando la tecnología que tenemos a nuestro alcance y adecuándola al tiempo que nos ha tocado vivir.
Y, finalmente, considero que cada proceso debe estar impregnado de la opción fundamental a la que me refiero al inicio de esta entrevista. No podemos ser incoherentes, es decir, hablar una cosa en palabras y mostrar en video otras que nos contradigan y vayan en contra de la fe que profesamos.
–¿Considera que existe la necesidad de informar sobre la Iglesia?
–José Antonio Takano: Definitivamente, sí. La iglesia es cada vez más mal interpretada y difamada. Muchas personas no conocen verdaderamente lo que ella representa en el mundo: la presencia viva y real de Jesucristo en la Eucaristía; ella es la depositaria de la fe.
Por esto, parte de nuestra misión como comunicadores católicos es mostrar a la verdadera Iglesia y no sólo los escándalos que se den por los errores o faltas que puedan llegar a cometer algunos representantes de ella. Nunca debemos olvidar que la Iglesia es, en su esencia, santa, como es santo su fundador Jesucristo; y es, a la vez, pecadora por los hombres que la conformamos.