CIUDAD DEL VATICANO, martes, 25 junio 2007 (ZENIT.org).- El restablecimiento de la presidencia del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y el nombramiento para este cargo del cardenal Jean-Louis Tauran es una señal lanzada a todos los creyentes, y en particular a los musulmanes por parte de Benedicto XVI.
Así lo interpreta el mismo purpurado francés, un día después de su nombramiento, en una entrevista concedida este martes a «Radio Vaticano».
«Creo que es una señal de la importancia que el Papa da a este diálogo entre las religiones, en particular con el Islam. Por tanto, ha querido que este Consejo recuperara su autonomía para ser un instrumento más eficaz al servicio de este dialogo entre las religiones», considera el cardenal.
El purpurado reconoce que se da una relación con la crisis provocada por el discurso pronunciado el Papa en Ratisbona y que provocó duras reacciones islámicas.
«Creo que ha tenido una influencia decisiva, pues gracias a las reacciones el Papa ha podido aclarar su pensamiento y, en los discursos que el Papa ha dirigido a los embajadores de los países árabes así como a los de Asia, cuando presentan sus cartas credenciales, se ve muy bien un hilo conductor del pensamiento papal, según el cual, el diálogo interreligioso es un factor de paz, y que las religiones están al servicio de la paz».
El cardenal Tauran conoce muy bien desde su juventud el mundo árabe, pues ha vivido durante años en el Líbano, y además fue durante 13 años el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados («ministro» de Asuntos Exteriores) de Juan Pablo II.
«Por lo que me ha dicho el Santo Padre, pienso que la experiencia que tengo de los problemas de Oriente Medio y mi conocimiento del mundo árabe permiten ofrecer un granito de arena a esta construcción del diálogo entre las religiones», confiesa el cardenal.
Por lo que se refiere a sus objetivos para el nuevo encargo, el cardenal Tauran asegura que «quiere favorecer un diálogo de concertación, por ejemplo, entre el Consejo Pontificio, la segunda sección de la Secretaría de Estado [dedicada a las relaciones con los Estados, ndr.], la Congregación para las Iglesias Orientales, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y el Pontificio Instituto para los Estudios Árabes, de manera que todos puedan tener una visión completa de los problemas en este diálogo entre las religiones».
Para el cardenal el diálogo interreligioso hoy es irrenunciable para resolver la situación en Oriente Medio.