Como es costumbre, al despedirse de los siete mil peregrinos que participaron en la audiencia general, que se concluyó en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice dirigió un saludo particular a los jóvenes, a los enfermos, y a los recién casados.
«Ya hemos entrado en verano que para muchos es tiempo de vacaciones y descanso», recordó el Papa. «Que para vosotros, queridos jóvenes, sea una oportunidad para realizar útiles experiencias sociales y religiosas».
Dirigiéndose a los recién casados, algunos de ellos venidos con sus trajes de novios, deseó que el verano sea «un período oportuno para cimentar vuestra unión y profundizar en vuestra misión en la Iglesia y en la sociedad».
Por último, dirigiéndose a los «queridos enfermos», les deseó que «durantes estos meses veraniegos no les falte la cercanía de las personas queridas».