ROMA, martes, 16 octubre 2007 (ZENIT.org).- El redescubrimiento de la calidad de vida y la búsqueda de sentido en la existencia mueve la convocatoria de un Congreso Internacional organizado por la Universidad Pontificia Salesiana (Roma) y la Asociación de Logoterapia y Análisis Existencial Frankliana (A.L.Æ.F.) fundada en 1992.
Se celebrará del 26 al 28 de octubre haciendo «Balance y perspectivas de la logoterapia y análisis existencial con ocasión del X aniversario de la muerte de Viktor Frankl», fundador de ambas orientaciones.
Habla del tema el presidente de la A.L.Æ.F. en esta entrevista concedida a Zenit; el profesor Eugenio Fizzotti, sacerdote salesiano, profesor de Psicología en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma y en la Facultad de Ciencias de la Educación «Auxilium». También es profesor de Deontología profesional en la Salesiana y en la Facultad de Psicología de la Universidad romana de «La Sapienza».
El profesor Fizzotti se ocupa especialmente de la logoterapia frankliana, y es el editor en italiano de casi todas las obras de Viktor E. Frankl. Es socio honorario de la Sociedad Médica Austriaca de Psicoterapia.
–¿Quién era Viktor Frankl y por qué recordarán su fallecimiento con un congreso internacional?
–Profesor Fizzotti: Viktor E. Frankl nació en Viena el 26 de marzo de 1905 y murió el 2 de septiembre de 1997; es conocido en todo el mundo como fundador de la «tercera escuela vienesa de psicoterapia». De hecho, gracias a un sistemático compromiso desde que era estudiante universitario a favor de los jóvenes en dificultades existenciales (intentos de suicidio, dependencia de sustancias, fracasos escolares) y a una robusta formación filosófica y médica, con una oportuna especialización en neurología y psiquiatría, elaboró un método psicoterapéutico para la atención de los trastornos psíquicos, definido logoterapia (o sea, terapia a través de la búsqueda de sentido), que reconociera el papel de la libertad y de la responsabilidad e hiciera palanca en dos capacidades específicamente humanas: la autotrascendencia, o sea, la capacidad de dirigirse hacia objetivos fuera de uno mismo, y el autodistanciamiento, esto es, la capacidad de tomar distancia de los síntomas.
Una fortísima experiencia permitió a Frankl verificar el fundamento de su visión antropológica: de 1942 a 1945, por su origen judío, fue internado en cuatro campos de concentración, incluido Auschwitz. El contacto con los detenidos le hizo tocar con la mano la posibilidad radical que la persona siempre conserva de no dejarse abatir por las circunstancias, sino de poder siempre hacer frente a condiciones peores, incluso entrando «con la frente alta en las cámaras de gas y en los hornos crematorios».
Las obras que empezó a publicar a partir de 1946, pocos meses después de la liberación del campo de concentración de Türkheim, evidenciaron el papel extraordinario que el médico-terapeuta desarrolla cuando acompaña a la persona que sufre, tanto física como psicológicamente, ayudándola a encontrar el sentido de la situación en la que está y favoreciendo su capacidad radical de decir sí a la vida siempre, a pesar de todo.
El mensaje que ha transmitido a través de libros, artículos, conferencias, cursos universitarios, entrevistas en radio y televisión, sobre la base de muchas décadas de experiencia clínica (durante 25 años fue también jefe de la sección de neurología del policlínico de Viena), responde plenamente a la actual condición existencial de la persona, que se siente perdida e interiormente vacía porque es asaltada por mensajes contradictorios y por tentadoras propuestas que nada tienen que ver con los valores, sino sólo con la búsqueda espasmódica del placer o del éxito a buen precio.
La decisión de celebrar un congreso internacional se tomó por un grupo de psicólogos y médicos que siguen de cerca el pensamiento y la práctica clínica de la logoterapia de Frankl y que constituyeron, en 1992, la Asociación de Logoterapia y Análisis Existencial Frankliana (A.L.Æ.F.). La temática hace referencia obviamente al núcleo central de la visión de Frankl: la persona está permanentemente en búsqueda del sentido de la propia vida y esta incansable búsqueda suya puede tener resultado positivo sólo en la medida en que no se contemple pasivamente a sí misma, sino que se abra a los horizontes de los valores, de la solidaridad, del compromiso, de la relación interpersonal que no explota al otro, sino que le promueve en sus recursos y en sus capacidades.
El congreso se celebra a los diez años de la muerte de Frankl, ocurrida el 2 de septiembre de 1997, y reúne a logoterapeutas no sólo italianos, sino de muchas otras partes del mundo. Vendrán, de hecho, ponentes de Argentina, México, Colombia, Uruguay, Brasil, Suiza, Alemania, Austria, España, Portugal, Eslovaquia, Israel, Chile.
–¿Cuáles han sido sus contribuciones al conocimiento humano y qué actualidad revisten?
–Profesor Fizzotti: Concentrando su atención como psiquiatra y como estudioso en la construcción psicológica de la «búsqueda del sentido», Frankl ha favorecido en el horizonte cultural y formativo actual el reconocimiento de un dinamismo central de la estructura de la persona, la mayor parte de las veces lamentablemente descuidado, si no hasta negado, por otros especialistas de la psiquis humana. Es mucho más sencillo, de hecho, atribuir la responsabilidad de lo que se es a influencias familiares, a condicionamientos ambientales, a fracasos escolares o profesionales. De tal manera, la persona casi es «justificada» en sus comportamientos (pensemos en formas de agresividad, de criminalidad, de consumo de sustancias estupefacientes, de intentos de suicidio), diciéndole: «En el fondo no es culpa tuya, sino de la sociedad, de la escuela, de la familia».
En un itinerario educativo y de crecimiento global es muy necesario, en cambio, favorecer en la persona la maduración de su responsabilidad frente a las tareas que la vida, la sociedad, el contexto cultural, le presentan. De tal modo también resulta estimulada para reconocer los propios recursos interiores y apelar a ellos siempre, además de hacerlo en las situaciones de particular gravedad. Al mismo tiempo, la responsabilidad favorece en la persona un clima de afrontamiento dialéctico, rompiendo el inminente círculo de la soledad y del egocentrismo.
–¿Qué tiene que ver una Universidad Pontificia y el pensamiento católico con Viktor Frankl?
–Profesor Fizzotti: El hecho de que el Congreso se celebre en la Universidad Salesiana constituye un testimonio autorizado de la apertura que existe entre la búsqueda científica seria y la opción de la fe. Para ser psicólogo, educador, trabajador social o profesor, según la orientación del judío Viktor E. Frankl no es necesario presentar un certificado de bautismo o renegar de la propia fe. Lo que reúne a la institución salesiana y a la orientación de Frankl tiene una raíz doble: por un lado una visión de la persona humana que reconoce y respeta la radical libertad y responsabilidad; por otro, el hecho de que Frankl visitó frecuentemente la Universidad Salesiana, donde pronunció conferencias muy seguidas, patrocinó la fundación de la Asociación que presido, siempre se alegró desde el lejano 1969, cuando por primera vez me trasladé a Viena para frecuentar sus cursos al Policlínico de Viena, de saber que soy salesiano, me ha seguido con afecto paterno y ha disfrutado al saber que yo era profesor de la Universidad Salesiana.
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