CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 21 octubre 2007 (ZENIT.org).- Nunca se puede justificar la violencia en nombre de Dios, afirmó Benedicto XVI este domingo en un encuentro con representantes cristianos, judíos, musulmanes y de otras religiones congregados en Nápoles.
Su llamamiento resonó en la primera jornada del Encuentro Internacional por la Paz, convocado por la Comunidad de San Egidio hasta el próximo 23 de octubre sobre el tema: «Por un mundo sin violencia. Religiones y culturas en diálogo».
«Ante un mundo lacerado por conflictos, en el que en ocasiones se justifica la violencia en nombre de Dios, es importante subrayar que las religiones no pueden ser nunca instrumentos de odio; nunca se puede llegar a justificar el mal y la violencia invocando el nombre de Dios», dijo el Papa.
Por el contrario, siguió aclarando, «las religiones pueden y tienen que ofrecer preciosos recursos para construir una humanidad pacífica, pues hablan de paz al corazón del hombre».
El encuentro de Nápoles ha dado la posibilidad a Benedicto XVI de saludar al patriarca ecuménico ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I; al arzobispo anglicano de Canterbury Rowan Williams; al gran rabino de Israel, Yona Metzger; y al imán de los Emiratos Árabes Unidos, Ibrahim Ezzedin.
Participan también en la cita representantes de otras religiones orientales, como budistas e hinduistas.
El obispo de Roma confirmó que la Iglesia católica «quiere seguir recorriendo el camino del diálogo para favorecer el entendimiento entre las diferentes culturas, tradiciones y sabidurías religiosas».
«Deseo vivamente que este espíritu se difunda cada vez más sobre todo allí donde las tensiones son más fuertes, allí donde la libertad y el respeto del otro son negados y donde hombres y mujeres sufren a causa de las consecuencias de la intolerancia y de la incomprensión», confesó.
El mismo pontífice aclaró que con su participación en el encuentro quiere promover el espíritu que comenzó Juan Pablo II en octubre de 1986, cuando convocó en la ciudad italiana de Asís a representantes de las religiones para rezar por la paz.
El mismo Karol Wojtyla convocó nuevamente a los líderes religiosos en el año 2002 en la ciudad de san Francisco, tras los atentados del 11 de septiembre del año precedente, «para pedir a Dios que detenga las graves amenazas que se ciernen sobre la humanidad, en especial a causa del terrorismo».
«En el respeto de las diferencias de las diferentes religiones, todos estamos llamados a trabajar por la paz y a vivir el compromiso concreto por promover la reconciliación entre los pueblos», concluyó el Papa.