Santa Sede: Para proteger el medio ambiente hace falta solidaridad

Intervención del arzobispo Celestino Migliore en la ONU

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NUEVA YORK, viernes, 15 febrero 2008 (ZENIT.org).- La solidaridad es el elemento clave para proteger el medio ambiente, afirmó el pasado día 13 de febrero en Nueva York el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas.

Interviniendo en la 62 sesión de la Asamblea General del organismo, durante el debate sobre el tema «Afrontar el cambio climático: Las Naciones Unidas y el mundo a la obra», el prelado recordó «la ineludible responsabilidad de todos» en promover «un medio ambiente sano para las generaciones presentes y futuras».

La Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada en Bali en 2007, afirmó, muestra que «a través de una mayor preocupación por nuestros vecinos, en especial por los más vulnerables al cambio climático, estamos más preparados para adoptar estrategias y políticas que equilibren las necesidades de la humanidad con la urgencia de una administración más responsable».

La solidaridad se presenta por tanto como línea guía en la acción para la salvaguardia del ambiente.

«Poner en común los recursos hace las iniciativas de reducción y adaptación económicamente accesibles a la mayor parte de los países, ayudando a los menos preparados a perseguir el desarrollo salvaguardando al mismo tiempo el medio ambiente», subrayó.

Esta actitud, observó, es crucial también respecto a un factor especialmente importante del desarrollo sostenible, «el uso de tecnologías limpias». «Para ayudar a los países en vías de desarrollo a evitar los errores que otros han cometido en el pasado», observó el arzobispo, los altamente industrializados deberían compartir con ellos este tipo de tecnologías.

En cuanto al compromiso de la Santa Sede, el arzobispo recordó que «el empeño personal y los numerosos llamamientos públicos del Papa Benedicto XVI han suscitado campañas de concienciación por un renovado sentido del respeto por y de la necesidad de salvaguardar la creación de Dios».

Desde un punto de vista más práctico, la Santa Sede ha tomado ya medidas para reducir y compensar las emisiones de carbono en el Estado de la Ciudad del Vaticano, como el uso de paneles solares.

Según el observador permanente, «corresponde a cada individuo y a cada nación asumir seriamente la propia parte de responsabilidad para encontrar e implementar el enfoque más equilibrado posible» al desafío del cambio climático.

El desarrollo sostenible, constató, «proporciona la clave para una estrategia que tenga en cuenta armoniosamente las exigencias de la conservación ambiental, del cambio climático, del desarrollo económico y de las necesidades humanas fundamentales».

A pesar de la degradación ambiental que se constata en muchas partes, el nuncio observó que «individuos y comunidades han empezado a modificar sus estilos de vida, conscientes del hecho de que el comportamiento personal y colectivo tiene un impacto en el clima y en el bienestar general del medio ambiente».

Del mismo modo, los mercados «deben ser animados a patrocinar ‘economías verdes’ y no a sostener la demanda de bienes cuya misma producción es causa de degradación ambiental».

«Los consumidores deben saber que sus tendencias de consumo tienen un impacto directo sobre la salud del ambiente. De este modo, mediante la interdependencia, la solidaridad y la responsabilidad, los individuos y las naciones serán más capaces de equilibrar las necesidades del desarrollo sostenible con aquellos de la buena administración a todos los niveles».

El desafío del cambio climático, explicó Migliore, «es al mismo tiempo individual, local, nacional y global», y exige por tanto «una respuesta coordinada a distintos niveles».

Con vistas a la «United Nations Framework Convention on Climate Change» (UNFCCC), que se celebrará en Bangkok (Thailandia), del 31 marzo al 4 de abril próximos, el prelado expresó su esperanza de que el evento «favorezca el lanzamiento de estrategias nacionales» y promueva «un compartir más equitativo de recursos y tecnología para ayudar a los países vulnerables con menos recursos a comprender mejor y a valorar los riesgos que deben afrontar».

El logro de los objetivos de un mejor cuidado del ambiente, concluyó, «exige una alianza global para la adopción de una estrategia política internacional coordinada, con vistas a un ambiente sano para todos».

Por Roberta Sciamplicotti, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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