CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 19 junio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI denunció el éxodo que está experimentando los cristianos en Tierra Santa, Líbano e Irak a causa de la situación de inestabilidad y violencia que se vive en esos países.
Al mismo tiempo, exigió el respeto de la libertad religiosa al recibir este jueves en el Vaticano a los participantes en la reunión de la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO).
El Papa dirigió «un llamamiento a los responsables de las naciones para que se ofrezca a Oriente Medio, y en particular a Tierra Santa, Líbano e Irak, la anhelada paz y la estabilidad social en el respeto de los derechos fundamentales de la persona, incluyendo una libertad religiosa que sea real», afirmó.
«La paz es el único camino para afrontar también el grave problema de los refugiados y para detener la emigración. En particular la cristiana que hiere profundamente a las Iglesias orientales», afirmó el pontífice.
El Papa encomendó su preocupación y anhelos al Beato Juan XXIII, «amigo sincero de Oriente y Papa de la encíclica ‘Pacem in terris'».
Benedicto XVI invocó «la celestial intercesión de la Reina de Paz».