La Santa Sede pide más atención para combatir la malaria

Intervención del arzobispo Migliore en la ONU

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NUEVA YORK, jueves 16 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Frente a la gravedad de la malaria y el aumento de su incidencia en los últimos años, la Santa Sede ha pedido una mayor atención a esta enfermedad, y ha exhortado a aumentar los esfuerzos en cuanto a investigación, prevención y curación.

Portavoz de la propuesta ha sido el arzobispo Celestino Migliore, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, interviniendo este miércoles en Nueva York en la 63ª sesión de la Asamblea general de esta organización.

El prelado expresó la gratitud de la Santa Sede por el informe del Secretario general sobre la implementación de la resolución 62/180 de la Asamblea General, titulada “2001-2010: decenio para reducir la malaria en los países en vías de desarrollo, sobre todo en África”, subrayando que la decisión de dar mayor atención a este continente es “un paso positivo en la dirección correcta, principalmente porque reconoce que la malaria puede ser reducida sustancialmente si hay una mayor concienciación, en la educación y en el empleo de recursos en la investigación y en los cuidados”.

Visto que en los últimos 15 años la incidencia de la enfermedad ha aumentado notablemente -”hecho que podría doblar la tasa de mortalidad en los próximos 20 años”-, para el arzobispo “es imperativo que la comunidad internacional trabaje unida para combatir esta pandemia”.

Cada año, recordó, entre 300 y 500 millones de personas contraen la malaria, que mata a más de un millón, casi una muerte cada 30 segundos.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 90% de las muertes tiene lugar en el África subsahariana, y la mayor parte de las víctimas son niños menores de 5 años, lo que significa qye casi 3.000 niños mueren cada día en esa región. Muchas víctimas son también mujeres embarazadas.

La malaria, denunció monseñor Migliore, se confirma como “una grave amenaza para la seguridad humana”, y a causa de los costes de la prevención y de los medicamentos, “los que viven en la pobreza son más susceptibles a esta seria enfermedad”.

En esta situación, “muchas personas comprometidas, sobre todo personal sanitario preparado, trabajan en centros de asistencia primaria y a través de varias organizaciones religiosas en muchas de las zonas más afectadas, para cuidar adecuadamente a los infectados”.

Aunque “llevan a cabo actos heroicos de servicio atendiendo a los necesitados -lamentó-, sus esfuerzos son ignorados a menudo”.

Para derrotar a la enfermedad, el Observador Permanente subraya la necesidad de continuar concentrándose en tres elementos: “investigación, prevención y curación”.

“Sabemos que la reducción de la transmisión de la malaria se obtiene previniendo las picaduras de los mosquitos y controlando la población de este tipo de insecto”, afirmó.

En esta perspectiva, citó la Declaración de Abuja, con la que los líderes de los países africanos se han comprometido a reducir la incidencia de la enfermedad en el 2010. El documento, entre otras cosas, pide desarrollar mecanismos para favorecer la difusión de informaciones fiables a los que toman decisiones, a varios niveles epidemiológicos, para hacer que las autoridades sanitarias puedan diseñar estrategias de control adecuadas.

En cuanto a la población, según monseñor Migliore, debe poder recibir “test diagnósticos y medicinas accesibles, seguros y, cuando sea necesario, gratuitos”.

Si se puede disponer de medios adecuados, observó, “se puede hacer un diagnóstico exacto y los individuos afectados pueden recuperarse plenamente”.

A propósito de esto, el prelado ha exhortado a invertir recursos en investigación para desarrollar “nuevas vacunas, seguras y eficientes, así como medicamentos para curar a los infectados”.

El éxito en este campo, observó, “ayudará a reducir gradualmente el número total de infecciones”.

La delegación vaticana ha pedido también esfuerzos para “educar y ayudar a las familias a cuidar a sus seres queridos enfermos de malaria”, recordando que muchas organizaciones católicas están “profundamente comprometidas en este campo, con campañas amplias y directas”, y “forman grupos cpmunitarios para educar a los padres y a quienes cuidan a niños enfermos de malaria”.

“Aunque hay otras enfermedades infecciosas como el Sida y la tuberculosis que requieren una atención análoga – concluyó monseñor Migliore – nuestros esfuerzos contra la malaria no pueden ser desatendidos. La comunidad global debe comprometerse a combatir todas las enfermedades que amenazan la vida y la seguridad humanas”.

[Por Roberta Sciamplicotti, traducido por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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