María Voce, presidenta de los Focolares, recoge el testigo

“He aprendido de Chiara a hacer grande el corazón”

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ROMA, miércoles, 10 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Meses después de su nombramiento como presidenta del Movimiento de los Focolares, María Voce (Ajello Calabro, Cosenza, 1937) habla para ZENIT de lo primero que le pasó por la mente al oír su nombre el día de la elección como sucesora de Chiara Lubich a quien describe como «única e irrepetible».

Licenciada en jurisprudencia y con el amor-caridad como la virtud a la que da más importancia, ha vivido durante diez años en Turquía.

 

 Reconoce que su pasaje preferido de la Biblia es el que habla de Jesús resucitado entre nosotros. De hecho, en el movimiento es conocida como «Emmaus». Y cada mañana, además de rezar la oración matinal, se dirige a Chiara con estas palabras: «Dame tu corazón para amar a tus hijos como quieres tú».

Conoció a los Focolares en la universidad, con 21 años, y los buscó personalmente a pesar de que alguna amiga le aconsejó que estuviera atenta, porque parecían «una secta» y esto, según reconoce, le causó curiosidad, pero «me hacían sentir que no podían ser algo negativo si producían algo tan hermoso».

–¿Cómo descubrió que era parte de los Focolares?

–María Voce: Al salir de esa casa –la de los Focolares– llena de alegría, al dirigirme al conductor del autobús, llena de alegría, al que me vendía el billete llena de alegría y amor y ver que todo cambiaba en mi vida. Y cuando por la noche estaba sola en mi habitación y tomé el Evangelio para entender qué había sucedido, encontré el pasaje de la Samaritana y Jesús que dice: si conocieras el don de Dios…y que ha sido a Dios a quien has dado de beber… Esto es lo que me había sucedido. Descubrí quién era el conductor, quién era el vendedor de billetes, quién era la vecina… eran Jesús.

–¿Qué siente al haber sido la nueva presidenta de los Focolares?

–María Voce: Siento una gran responsabilidad y una gran paz porque se que es una responsabilidad compartida con todos los Focolares del mundo, con todo el movimiento porque es la responsabilidad de seguir llevando hacia delante el carisma que Chiara nos ha dejado, es un carisma colectivo así que no soy yo sola, somos todos juntos.

–Muchos medios han escrito de usted que era la mano derecha de Chiara, ¿Cómo ha sido el trabajar junto a Chiara?

–María Voce: Me gustaría precisar que no era la mano derecha de Chiara [responde riendo]. He colaborado con Chiara, muchas veces hemos estado cerca de Chiara, en algunos de sus viajes por ejemplo, y han sido siempre momentos muy importantes de gracia y de privilegio. ¿Y qué he aprendido? A hacer grande el corazón, a superar las barreras, a tratar a todos con el mismo amor sin prejuicios porque ella lo hacía así. Desde el primer momento que la conocí hasta el final ella se comportaba así… intento imitarla en esto».

–¿Ha imaginado alguna vez que llegaría a ser la presidenta del movimiento de los Focolares?

–María Voce: Nunca, ni lo más mínimo, ha sido una sorpresa.

–¿Qué le pasó por la mente en el momento de su elección?

–María Voce: Me dirigí a Chiara, espontáneamente: «¿Tú quieres esto?», y el día anterior le pregunté: «¿Tú qué es lo que quieres en este momento? Si me dijeras a quién quieres…». Y cuando se eligió mi nombre con una votación casi unánime, recordé que Chiara decía siempre que ella se fiaba de las expresiones que llegaban de fuera de la unidad de la asamblea, la presencia de Jesús… Entonces dije: «si la asamblea quiere esto, si Jesús quiere esto, y si Chiara quiere esto, entonces acepto».

–Ahora, ¿comienza una nueva etapa para los Focolares o simplemente se continua reforzando el camino que ha dejado Chiara?

–María Voce: No comienza una nueva etapa, se continua. Pero sí comienza una nueva etapa, porque cada día comienza una nueva etapa, porque cada día tenemos que ser nuevos, en nuestro empeño, en el amor hacia los demás. Ahora naturalmente el objetivo será siempre llegar a la fraternidad universal. Los medios son siempre el amor recíproco, la presencia de Jesús entre los suyos unidos en su nombre. El camino será siempre el trazado por Chiara basado en los estatutos y el diálogo. Los sistemas pueden ser diversos, pero estaremos atentos a las señales de los tiempos. Antes nunca habría dicho todo esto ante una cámara de televisión, las cosas evolucionan y nosotros queremos llevar hacia delante lo que Chiara nos ha dejado.

–¿Habrá algún cambio?

–María Voce: Tal vez si, pero no puedo decirlo porque no lo sé. Chiara siempre ha dicho que la obra la lleva Dios adelante, es Él quien conoce los planes yo no los sé todavía, yo lo voy descubriendo momento por momento.

–¿Le molesta que le digan que es la nueva Chiara Lubich o que la comparen con ella?

–María Voce: Me molesta, porque nadie puede sustituir a Chiara, estoy segura de que Chiara hay sólo una y estoy feliz por ello. Yo me siento enviada por ella a servir la obra que ella ha fundado y basta, no soy una nueva Chiara.

–¿Se nota la falta de Chiara o sólo se nota la ausencia física porque ella continúa entre nosotros?

–María Voce: Se nota su falta, se nota la ausencia física, se nota afectivamente, espiritualmente, pero esto no hace sentir que Chiara esté lejos sino que nos lleva a empeñarnos por vivir lo que ella nos ha dado. Como los niños que en un momento pierden a su madre y se vuelven automáticamente grandes, y automáticamente tienen que empeñarse más, tienen que ser más buenos, tienen que saberse perdonar, saberse escuchar, porque la madre les ha enseñado esto. Y cuando ella no está, este aprendizaje tiene que ser más intenso.

Por María de la Torre

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ZENIT Staff

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