CIUDAD DEL VATICANO, viernes 30 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El portavoz de la Santa Sede considera como algo gravísimo desde el punto de vista moral que un sacerdote u obispo, unido o no a la Iglesia católica, niegue la Shoá, el exterminio de millones de hijos del Pueblo de Israel a manos del nazismo.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha criticado las palabras del obispo británico Richard Williamson, cuya excomunión ha sido levantada, quien en declaraciones realizadas a una cadena sueca, el pasado noviembre, cuestionó el Holocausto y negó la existencia de cámaras de gas en los campos de concentración nazis.

En un editorial emitido por "Octava Dies", semanario del Centro Televisivo Vaticano, el padre Lombardi pide, citando las palabras de Benedicto XVI del 28 de enero que el recuerdo de "la Shoá lleve a la humanidad a reflexionar sobre la imprevisible potencia del mal cuando conquista el corazón del hombre".

Según Lombardi, el Papa "no sólo ha condenado toda forma de olvido y de negación de la tragedia del exterminio de seis millones de judíos, sino que ha recordado los dramáticos interrogantes que estos eventos plantean a la conciencia de todo hombre y de todo creyente".

"Esta espantosa manifestación de la potencia del mal desafía a la fe en la misma existencia de Dios", afirmó, citando el discurso que pronunció Benedicto XVI en Auschwitz, en el que planteó las preguntas radicales de los salmistas a un Dios que parece silencioso o ausente.


"Ante este doble misterio --de la potencia horrible del mal y de la aparente ausencia de Dios-- la única respuesta última de la fe cristiana es la pasión del Hijo de Dios".

"Estas son las cuestiones más profundas y decisivas del hombre y del creyente ante el mundo y la historia. No podemos ni debemos evitarles, y mucho menos negarlas. De lo contrario, nuestra fe se convierte en engañosa y vacía".

"Quien niega la Shoá no sabe nada ni sobre el misterio de Dios, ni sobre la Cruz de Cristo. Es todavía más grave, por tanto, si la negación sale de la boca de un sacerdote o de un obispo, es decir, de un ministro cristiano, esté unido o no a la Iglesia católica".