CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 23 de abril de 2009 (ZENIT.org).- El Consejo de Europa celebrará una reunión el próximo 4 de mayo en Estrasburgo para presentar el informe «La enseñanza de la religión, valor para Europa», que recoge el panorama de la enseñanza de la religión católica en toda Europa.
El volumen, editado por Elledici para la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y publicado también en francés, inglés y alemán en CD, ilustra la situación de la enseñanza de la religión en las escuelas de Europa.
El informe precisa la actitud y punto de vista de la Iglesia católica en varios países europeos y recoge los resultados de una investigación llevada a cabo entre los años 2005 y 2007, promovida por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) a iniciativa de la CEI.
En la reunión, el secretario de la CEI, monseñor Mariano Crociata, hablará sobre la labor realizada en los últimos cinco años en varias reuniones de delegados nacionales.
Sobre la educación de la libertad y la libertad religiosa, el primado de Hungría y presidente del CCEE, el cardenal Péter Erdö, presentará un informe, y habrá una mesa redonda con el Comisario europeo de Educación y cultura, Jan Figel; la Directora General de Educación, Cultura y Patrimonio, Juventud y Deporte del Consejo de Europa, Gabriella Battani Dragoni, y el vicepresidente del Parlamento Europeo, Mario Mauro.
El Secretario General de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), el padre Piotr Mazurkiewicz, y el Secretario General del CCEE, el padre Duarte Nuno Querioz de Barros da Cunha, moderarán el encuentro.
La reunión en la que se presentará el informe tiene como objetivo inspirar un debate sobre la libertad de educación y la libertad religiosa y está organizada por el CCEE.
Estos temas también ocuparán un lugar central en los debates de la próxima campaña electoral para las elecciones del Parlamento Europeo que se celebrarán los días 6 y 7 de junio.
Para conocer el contenido, los propósitos y objetivos de esta importante reunión, ZENIT entrevistó Padre Duarte Nuno Queiroz de Barros da Cunha, Secretario General del CCEE.
–¿Para qué se celebra esta reunión?
P. Duarte: Tenemos la intención de presentar un informe sobre la enseñanza de la religión católica en las escuelas de Europa. Se trata de una investigación llevada a cabo durante varios años y ya ha finalizado.
No presentaremos sólo números, sino también los problemas y los métodos propios de cada nación.
Hemos decidido presentar el informe al Consejo de Europa porque la investigación no sólo tiene en cuenta la UE, sino también los demás países de Europa.
En algunos países todavía no está garantizada la libertad de la enseñanza de la religión o se intenta limitar este derecho a la libertad de enseñanza religiosa, aunque ello contradiga todas las declaraciones de derechos humanos.
Además, ante la proximidad de las elecciones europeas, queremos introducir las cuestiones de la libertad religiosa y la libertad de enseñanza en el debate público.
– ¿Qué relevancia y actualidad tienen los temas de debate?
P. Duarte: La cuestión interesa a millones de familias. Aunque la investigación se ha llevado a cabo en el ámbito de la Iglesia Católica, interesa a todas las religiones que tienen problemas similares.
En una situación de crisis como la actual, se hace cada vez más evidente la importancia del proyecto educativo y, en particular, de la enseñanza y la renovación de las raíces antropológicas que sostienen una ética personalista y la solidaridad.
Ésta es la enseñanza que ofrece la religión católica: un proyecto educativo que no se limita a una catequesis, sino una propuesta de vida basada en valores reconocidos por todos, como la verdad, la justicia, la bondad y la belleza.
Es la misma base de ese humanismo cristiano que hace posible el encuentro de la comunidad con el Dios revelado.
Se trata de una propuesta educativa que permite a los jóvenes vivir una vida plena y no sólo instantes de placer.
El objetivo es renovar continuamente las razones que pueden responder a las verdaderas necesidades del corazón humano.
<p>En un mundo que parece querer olvidar estas necesidades y, por tanto, reducir las áreas de interés a unas pocas cosas materiales y muy técnicas, se siente la urgencia de un enfoque más humano que considere al hombre con todos sus factores constitutivos.
En un momento en que parece crecer la inseguridad y el miedo, hay que sentar las bases para un mundo mejor, alimentando la esperanza de una sociedad que sabe que la policía o el dinero no podrán garantizar por sí mismas la coexistencia pacífica y la cohesión social.
– Europa parece cada vez más secularizada, pero muchos catecúmenos han sido bautizados y han recibido los sacramentos en la última Vigilia Pascual. ¿Algo está cambiando? ¿En qué dirección?
P. Duarte: Cada vez se siente más distanciamiento entre los que conducen la vida pública (políticos, periodistas, comunicadores) y el pueblo. Por eso se teme una gran abstención en las elecciones de los días 6 y 7 de junio.
Al mismo tiempo, sin embargo, hay señales de verdadera preocupación sobre el destino del hombre y el sentido de su vida. Pero todavía resulta difícil hablar de Dios en público porque es visto como una acción intolerante o lejana a la realidad.
El dinero y la diversión ocupan casi todo el espacio y el tiempo de la comunicación, pero las preguntas sobre el significado de la vida permanecen con fuerza.
Esta crisis económica muestra a dónde conduce una economía que carece de la dimensión ética. Por esta lección vamos a pagar un precio alto. Pero también nos obliga a reflexionar sobre dimensiones hasta ahora olvidadas o consideradas ridículas.
La reflexión filosófica comienza cuando el hombre descubre algo que no conoce, cuando abre la razón y el corazón a la verdad de la fe y la religión.
Por eso muchas religiones ven crecer el interés de muchos que parecían distraídos. A partir de la belleza que interpela, del respeto por los demás y por la naturaleza y del deseo de verdad y de justicia que tienen los jóvenes, emerge una gran necesidad de Dios
Sin embargo, el renacimiento del fenómeno religioso necesita un marco. Aunque la experiencia religiosa se produce en el corazón de cada uno con libertad personal, tiene una dimensión pública y comunitaria.
Para ello, la educación, y la transmisión de la tradición, es una propuesta de vida y no sólo un proyecto de información. Esta propuesta puede ser aceptada o no, pero su relevancia debe ser reconocida. Europa se enorgullece de estar en el centro de un espacio de libertad.
Pero, precisamente por esta razón, una visión del mundo donde no hay lugar para Dios o la fe no puede imponerse a todos. La comparación entre el secularismo o laicismo intolerante y la libertad de educación religiosa está haciendo emerger antiguas luchas ideológicas que parecían superadas o muertas.
– ¿Cuál es el proyecto cultural sobre el que el CCEE quiere construir la libertad de educación y la libertad religiosa?
P. Duarte: La misión del CCEE es estar al servicio de la cooperación entre las Conferencias Episcopales y, por tanto, ayudar a la gran labor que la Iglesia lleva a cabo desde hace años: la nueva evangelización. El proyecto cultural del CCEE es el de toda la Iglesia Católica.
Una frase pronunciada por el Papa Pablo VI en Fátima en 1967 puede ser reveladora de nuestros propósitos: «Hombres, sed hombres. Hombres, sed buenos, sed sensatos, abriros a la consideración del bien total del mundo. Hombres, sed magnánimos».
– Europa parece sufrir una decadencia, ¿cuáles son las propuestas del CCEE para un nuevo humanism
o cristiano que la renueve?
P. Duarte: Entre las muchas cosas que esta pregunta sugiere, en referencia al evento que tendrá lugar en Estrasburgo el 4 de mayo, creo que podemos presentar como puntos importantes la libertad de educación que garantice a los padres una auténtica capacidad para ofrecer a sus hijos una visión del mundo y de la vida, y la libertad religiosa, que debe garantizar el derecho a manifestar públicamente la propia fe y a proponerla a los demás.
Estas dos libertades son necesarias para construir una sociedad verdaderamente humana. La Iglesia está segura, como ha dicho el Concilio Vaticano II, de que sólo en Cristo el hombre se encuentra plenamente a sí mismo y aprende que el sentido de la vida está en Dios y no sólo en el tener o el hacer (cf. Gaudium et spes, nn. 22 y 24).
Tratando de responder a todos los ámbitos de la vida humana, la Iglesia está convencida de la importancia de anunciar a Jesucristo como respuesta a las necesidades más profundas del corazón humano.
El CCEE, promoviendo el intercambio de ideas y preocupaciones, quiere servir a las Conferencias Episcopales para que puedan llevar a cabo su misión respondiendo a las necesidades concretas de sus países.
[Por Antonio Gaspari, traducción del original italiano por Patricia Navas]