ROMA, domingo, 28 junio 2009 (ZENIT.org).- Monseñor Peter Wolf, rector general del Instituto de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, en esta extensa entrevista con motivo del Año Sacerdotal, habla sobre el significado del mismo y sobre el nuevo libro con textos del fundador de esa familia religiosa, el padre Joseph Kentenich.
–El viernes 19 de junio comenzó el Año Sacerdotal ¿Qué expectativas tiene usted en este acontecimiento como representante de una comunidad sacerdotal extendida en todo el mundo?
–Monseñor Wolf: En un primer momento, como sucedió con el año paulino, me sorprendió que el Papa Benedicto, en marzo de este año, anunciara un Año Sacerdotal, una inspiración del Espíritu Santo. En primer lugar, tengo la expectativa de que sea un año que dé aliento a muchos sacerdotes. Deseo que capte a muchos hermanos de mi comunidad, de otras agrupaciones sacerdotales y movimientos de la Iglesia, y que tal como lo hizo el año paulino, despierte creatividad y vida. En resumen, espero que para muchos miembros de la Iglesia el servicio sacerdotal sea totalmente comprendido en el sentido del Concilio, como servicio al sacerdocio común de todos los bautizados, y que cada vez más pueda ser experimentado así.
–El cardenal Claudio Hummes escribió una extensa carta a los sacerdotes con motivo de este Año Sacerdotal. ¿Qué es lo que más le ha movido, en lo personal, de esta carta?
–Monseñor Wolf: Me ha llegado, en esta carta del Cardenal Hummes, el hecho de que habla de un «año positivo», en el que la Iglesia quisiera mostrar que está orgullosa de sus sacerdotes y agradecida por el servicio que prestan. Ciertamente también menciona los errores de los sacerdotes – hasta la culpabilidad punible – pero esto no supera el gran compromiso y los testimonios positivos de la vida de la inmensa mayoría de los sacerdotes.
–El Cardenal Hummes invitó a celebrar en cada lugar el comienzo del Año Sacerdotal. ¿Cómo ha sido en Schoenstatt la apertura de este Año?
–Monseñor Wolf: En Schoenstatt hicimos la apertura del Año Sacerdotal en la Sta. Misa de Alianza, en la víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Presidió la Eucaristía el padre Franz Brügger, superior provincial de los Padres de Schoenstatt en Alemania y presidente de la presidencia nacional. En esta ocasión invitó a la Familia de Schoenstatt a participar de la celebración del Año Sacerdotal.
–En esta carta, el Cardenal invita también a presentar figuras sacerdotales ejemplares de las parroquias y comunidades. ¿Qué personalidades sacerdotales recuerda usted espontáneamente? ¿Qué podrían indicar ellos a los sacerdotes y a toda la Iglesia? ¿Qué sacerdote es un ejemplo para usted?
–Monseñor Wolf: Estoy convencido de que todas las diócesis podrán destacar, hasta en su historia más reciente, figuras sacerdotales valiosas y hasta sobresalientes. Pienso que valdría la pena conservar la memoria de tales sacerdotes ejemplares y, por ejemplo, presentar cada mes uno de esos modelos sacerdotales en los boletines diocesanos. Espontáneamente tengo ante mí el testimonio de la vida del Padre José Kentenich, el fundador de la Obra de Schoenstatt y de mi comunidad sacerdotal. Sus expresiones y su servicio sacerdotal me muestran muchos aspectos del ser sacerdotal y es el modelo para mi propio sacerdocio. Pienso también en el beato Carlos Leisner, que fue ordenado sacerdote en el campo de concentración de Dachau. Su lucha en torno a la decisión de abrazar la vocación sacerdotal es un ejemplo para mí, y puede ser una gran ayuda justamente para los jóvenes y los seminaristas en lo referente a la cuestión de la vocación.
–Usted ha editado un libro para el Año Sacerdotal. ¿De qué trata? ¿Qué es lo que lo ha movido a hacerlo justamente ahora?
–Monseñor Wolf: Antes de conocer la intención del Santo Padre de convocar a un Año Sacerdotal, había comenzado – junto con mis hermanos en el sacerdocio de mi Instituto – a recopilar textos con testimonios de nuestro fundador sobre el sacerdocio, con motivo del centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich (8 de julio de 1910). Son textos de un gran educador sacerdotal. En los años ’30 un tercio del clero alemán participó en los ejercicios espirituales dados por él. Para la selección de los textos tuve especialmente en cuenta a hermanos en el sacerdocio que buscaran material para reflexionar personalmente sobre su servicio sacerdotal. Fue una feliz disposición de la divina Providencia que este libro ya estuviera planeado previamente y que esté disponible ahora, en el comienzo del Año Sacerdotal. El libro se titula: «Llamado, consagrado, enviado» y lo ha publicado la Editorial Schoenstatt.
–¿Cuáles son los temas más importantes que se mencionan en este libro, sobre todo teniendo en cuenta el Año Sacerdotal?
–Monseñor Wolf: En este libro se encuentran textos sobre las expectativas desafiantes y controvertidas que hay sobre el sacerdote, explicaciones sobre la cuestión de la comprensión sacerdotal de sí mismo, como también sobre la vida espiritual y el estilo de vida de los sacerdotes. Quizás pueda mencionarle sencillamente alguno de los títulos: Expectativas ante el sacerdote. Participación en el sacerdocio de Cristo. Una misión profundamente profética. Orientación en el Buen Pastor. El sacerdote y la Virgen María. El sacerdote no va solo. Disponible para las nuevas vocaciones…
–¿En qué idiomas aparecerá este libro?
–Monseñor Wolf: A partir de los primeros ecos sobre el libro dentro del Movimiento de Schoenstatt sé, hasta ahora, de las siguientes iniciativas: en Chile, los Padres de Schoenstatt han comenzado a traducirlo al español. En Brasil, las Hermanas de María planean traducirlo al portugués. En Estados Unidos se está haciendo una versión en inglés y en Burundi emprendieron la traducción al francés.
–¿Qué forma le darán al Año Sacerdotal las comunidades sacerdotales de Schoenstatt?
–Monseñor Wolf: Las comunidades sacerdotales schoenstattianas ya habían planeado, antes del anuncio de Roma, celebrar el año que viene a la luz del centenario de la ordenación sacerdotal de su fundador. Tienen la intención de aprovechar este año para reflexionar sobre el sacerdocio y sobre su misión original. En vistas a este jubileo se han planeado también dos publicaciones más: la primera es un libro de testimonios sobre el sacerdote José Kentenich y la segunda una publicación científica, con reflexiones sobre el sacerdocio. En nuestras comunidades sacerdotales se han previsto los ejercicios espirituales de este año como una reflexión sobre la gracia y el desafío de la consagración sacerdotal.
Esta recopilación de textos aspira a ser una ayuda para la meditación personal, pero también a servir como tema de conversación en los grupos y cursos de las comunidades. Un grupo de planificación está trabajando para hacer posible que muchos de nuestros hermanos sacerdotes de todo el mundo, participen en el gran encuentro de cierre del Año Sacerdotal, que se hará con el Santo Padre en la plaza de San Pedro. Además, en un trabajo conjunto con los sacerdotes del Movimiento de los Focolares, hemos tomado la iniciativa de organizar un gran congreso en Roma que ponga en marcha un intercambio espiritual internacional entre los sacerdotes. En Schoenstatt celebraremos el cierre del Año Sacerdotal en el contexto del centenario de la ordenación sacerdotal de nuestro Fundador. Celebraremos su aniversario en la catedral de Limburgo con el obispo diocesano, Mons. Dr. Tebartz van Elst, y estamos invitados a la Casa Misional de los Padres Pallottinos, donde el Padre Kentenich recibió la ordenación sacerdotal el 8 de julio de 1910.
–¿Cuál cree usted que es la meta central para la imagen del sacerdote en estos tiempos?
–Monseñor Wolf: Pienso que va a ser importante que los sacerdotes, con su servicio y su ser sean testigos de Dios y le abran su horizonte. Su tarea de ser constructores de puentes gana aun más actualidad en un mundo secular donde se pierde la vista de la realidad sobrenatural.
–¿Cuál considera usted que es el mensaje central del Padre Kentenich para los sacerdotes de hoy?
–Monseñor Wolf: En su ser sacerdotal el Padre Kentenich se orientó marcadamente en San Pablo, por lo que invitó con frecuencia a sus hermanos en el sacerdocio a concurrir a la escuela de San Pablo. Su autoconciencia como sacerdote muestra marcados rasgos paulinos y proféticos. Comprendió al sacerdote no en primer lugar – o exclusivamente – por su destacada función en la liturgia, sino como alguien impulsado como San Pablo a ser portador de vida como un padre o una madre: en la fundación de comunidades y en el suscitar nueva vida cristiana. Para el Padre Kentenich el sacerdote está llamado a servir en forma abnegada a la vocación al sacerdocio general de todos los bautizados y a la vocación especial de cada individuo. En mi opinión, el Padre Kentenich nos alentó a que comprendamos el Año Sacerdotal como una continuación del Año Paulino, y a que hagamos fructífera esta línea de enlace. Esta época es parecida en muchos aspectos a la de san Pablo, se necesita una imagen sacerdotal acentuadamente paulina, en la que luzcan fuertemente los rasgos misioneros y proféticos.
–Usted conoció personalmente al Padre Kentenich ¿cuál es su recuerdo más fuerte de él como sacerdote?
–Monseñor Wolf: Si usted me pregunta por mis vivencias personales con el Padre Kentenich, me llama la atención el hecho de que nunca estuve con él en una celebración eucarística, sino únicamente lo recuerdo en un encuentro de grupo o en una conferencia dada a un gran círculo. Sin embargo siempre fue claro para mí: encontré un sacerdote convencido que vive para Dios y su mundo. Siendo estudiante, me llamó la atención una frase en los escritos del Padre Kentenich: la «realidad de lo sobrenatural». Él fue para mí, en forma creciente, un testigo creíble de la realidad de la fe. Siguió su camino con el Dios de la vida de un modo realista, sobrio, con fe en la Providencia, y esto durante toda su vida. Su manejo de los desafíos de su vida hasta en el campo de concentración y el exilio, fue para mí una confirmación de su credibilidad. La vinculación interior con este testigo de la fe, me ayuda a creer en Dios y animar así a los demás. ¿Se puede decir algo más hermoso de un sacerdote?