Rumanía: un mayor esfuerzo en el diálogo con los ortodoxos, pide el Papa

Es necesario defender juntos las raíces cristianas de Europa

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 12 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI es consciente de las dificultades que deben afrontar las comunidades católicas rumanos en el diálogo con los ortodoxos.

Sin embargo, quiso recordar ante los obispos de este país, a quienes recibió en audiencia junto a sus homólogos moldavos, el “deseo de unidad” suscitado por la visita del Papa Juan Pablo II en 1999, y por ello les instó a “buscar soluciones adecuadas” y a un “testimonio común” ante los desafíos de hoy.

En Rumanía y Moldavia, “la transformación del sistema industrial y agrícola, la crisis económica, la emigración al extranjero, no han favorecido el mantenimiento de los valores tradicionales, que deben ser, por ello, vueltos a proponer y reforzados”.

“En este contexto, resulta particularmente importante el testimonio de fraternidad entre católicos y ortodoxos: prevalece sobre las divisiones y sobre los desacuerdos y abre los corazones a la reconciliación”, afirmó el Papa.

Ante las dificultades, relacionadas en muchos casos por cuestiones del patrimonio confiscado por el régimen comunista, el Papa auguró que se encuentren “soluciones adecuadas, en ese espíritu de justicia y caridad que debe animar las relaciones entre los hermanos en Cristo”.

Quiso recordar la visita del papa Juan Pablo II, subrayando que fue un paso importante en estas relaciones.

“Que el deseo de unidad suscitado por esa visita alimente la oración y el compromiso de dialogar en la caridad y en la verdad y a promover iniciativas comunes”, auguró.

El Pontífice señaló dos campos en los que esta colaboración puede llevarse a cabo: por un lado, “la defensa de las raíces cristianas de Europa y de los valores cristianos”, y por otro, “el testimonio común en temas como la familia, la bioética, los derechos humanos, la honradez en la vida pública, la ecología”.

Prioridad: la familia

Este testimonio común es muy importante ante la creciente secularización de la sociedad, que amenaza acabar con esos valores que el comunismo no pudo destruir por la fuerza.

En especial, el Papa manifestó su preocupación por la fragilidad de la familia, sometida a “no pocas insidias” en una sociedad “secularizada y desorientada”.

“Las familias católicas de vuestros países, que durante el tiempo de la prueba han dado testimonio, a veces a caro precio, de la fidelidad del Evangelio, no son inmunes a la plaga del aborto, de la corrupción, del alcoholismo y de la droga, como tampoco al control de los nacimientos mediante métodos contrarios a la dignidad de la persona humana”.

En este sentido, instó a los obispos a poner en marcha una pastoral familiar y juvenil sólida en las parroquias, a través de consultores matrimoniales y de la creación de centros formativos para jóvenes.

“Es necesario, sobre todo, un compromiso decidido para favorecer la presencia de los valores cristianos en la sociedad, desarrollando centros de formación donde los jóvenes puedan conocer los valores auténticos, embellecidos por el genio cultural de vuestros países, para poder dar testimonio de ellos en los ambientes donde viven”.

Ritos distintos

Por otro lado, el Papa aludió a la peculiaridad de la Conferencia Episcopal Rumana, en la que están representados los católicos tanto de rito latino como de rito greco-católico, y afirmó que esta diversidad es una ocasión para “poner las riquezas de la propia larga tradición al servicio de la comunión, por el bien de todos”.

En este sentido, les exhortó a ser “pastores celosos del rebaño de Cristo, en la pertenencia a la única Iglesia y ene el respeto de las distintas tradiciones rituales”.

“Conservar y transmitir el patrimonio de la fe es una tarea de toda la Iglesia, pero particularmente de los obispos”, añadió.

El Papa, en este sentido, instó a ambos grupos a trabajar pastoralmente unidos a la hora de “proponer a los fieles un itinerario de fe cristiana madura y responsable, especialmente a través de la enseñanza de la Religión, la catequesis, también de adultos, y la preparación a los Sacramentos. En este ámbito es oportuno promover un mayor conocimiento de la Sagrada Escritura, del Catecismo de la Iglesia católica y de los documentos del Magisterio, el particular del Concilio Ecuménico Vaticano II y de las Encíclicas Papales”.

“Esto exige testimonio de unidad, sincero dialogo y colaboración activa, sin olvidar que la unidad es primariamente fruto del Espíritu Santo, que guía a la Iglesia”.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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