CIUDAD DEL VATICANO, viernes 5 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- La evangelización renovada da lugar a una cultura más católica, afirmó Benedicto XVI este viernes al recibir en el Vaticano a obispos de Uganda en visita Ad limina Apostolorum.
“La evangelización renovada da lugar a su vez a una cultura católica más profunda que está arraigada en la familia”, les dijo.
En este sentido, señaló que “un gran bien puede venir de laicos bien preparados que son activos en los medios de comunicación, en la política y en la cultura”.
Sobre la familia, el Papa constató la “necesidad de alentar a los católicos de Uganda para apreciar plenamente el sacramento del matrimonio en su unidad e indisolubilidad, y el derecho sagrado a vivir”.
Y hablando de la cultura en términos más generales, instó a los obispos a ayudar a los sacerdotes y a los laicos “a resistir a la seducción de la cultura materialista del individualismo que ha echado raíces en tantos países”.
“De vuestros Informes Quinquenales he conocido que los programas de educación en las parroquias, escuelas y asociaciones, y vuestras propias intervenciones sobre cuestiones de interés común, están de hecho difundiendo una cultura católica más fuerte”, les dijo.
El Pontífice recordó que la Segunda Asamblea Especial para el Sínodo de los Obispos de África celebrada recientemente “fue memorable en su llamada a renovar esfuerzos en el servicio de una evangelización más profunda de vuestro continente”.
Y seguidamente subrayó que “el poder de la palabra de Dios y el conocimiento y amor de Jesús no pueden más que transformar las vidas de las personas mejorando su manera de pensar y de actuar”.
El Papa ofreció varios consejos a los obispos de Uganda: “Continuad pidiendo una paz duradera basada en la justicia, en la generosidad con los necesitados y en un espíritu de diálogo y reconciliación”, indicó.
“Mientras promovéis un verdadero ecumenismo, estad especialmente cerca de los que son más vulnerables al avance de las sectas”, continuó.
Y añadió: “Guiadles para rechazar sentimientos superficiales y una predicación que vaciaría la cruz de Cristo de su poder”.
También pidió a los obispos que continúen apoyando a todos los que ayudan a los desplazados y huérfanos procedentes de zonas afectadas por la guerra, así como a los que cuidan a los pobres y a los enfermos.
Por otra parte, señaló la importancia de que los obispos den testimonio de la solidaridad práctica, de manera que las diócesis con más recursos ayuden a las que tienen menos.
Y recordó que todas las comunidades deben luchar por la autosuficiencia y que los católicos deben desarrollar un sentido de responsabilidad que les haga sensibles también a las necesidades de la Iglesia universal.
Al inicio de la audiencia, el Papa recordó a los afectados por el reciente alud de tierras en la región ugandesa de Bududa.
“Ofrezco oraciones al Dios Todopoderoso, el Padre de todas las gracias, para que conceda el eterno descanso a las almas de los fallecidos, y dé fortaleza y esperanza a todos los que están sufriendo las consecuencias de este trágico acontecimiento”, dijo.
Por otra parte, pidió mostrar preocupación y guía paternal hacia los sacerdotes. “Exhortadles a rezar y vigilar, especialmente respecto a ambiciones egoístas, mundanas o políticas, o a un apego a la familia o el grupo étnico”, dijo.
Pidió a los prelados que siempre apoyen a los religiosos y las religiosas en Uganda, así como a los catequistas, cuidando de su formación.
Y concluyó su discurso destacando los modelos de “gran valentía y resistencia en el sufrimiento” que representan los beatos mártires ugandeses.