CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 27 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el editorial que ha emitido en los micrófonos de "Radio Vaticano" su director general, el padre Federico Lombardi, S.I., quien es también director de la Oficina de Información de la Santa Sede.



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La cuestión de los abusos sexuales de menores por parte de miembros del clero católico ha seguido estando muy presente en los medios de comunicación de muchos países, en particular en Europa y en América del Norte también en los últimos días tras la publicación de la carta del Papa a los católicos irlandeses.

No es una sorpresa. El argumento es de tal naturaleza que atrae la atención de los medios de comunicación, y el modo con el que la Iglesia lo afronta es crucial para su credibilidad moral.                                

En realidad, los casos que han salido a relucir tuvieron lugar, por lo general, hace bastante tiempo, incluso hace decenas de años, pero reconocerlos y reparar el daño hecho a las víctimas es el precio del restablecimiento de la justicia y de aquella "purificación de la memoria" que permite mirar con renovado compromiso y con humildad y confianza en el futuro.

A esta confianza contribuyen las numerosas señales positivas que han llegado de diferentes conferencias episcopales, obispos e instituciones católicas de varios países de distintos continentes: las directivas para la gestión correcta y la prevención de los abusos, reiteradas, actualizadas y renovadas en Alemania, Austria, Australia, Canadá, etc.

En particular, una buena noticia es el séptimo informe anual sobre la aplicación de la "Carta para la protección de los niños y jóvenes" de la Iglesia en Estados Unidos. Sin caer en la complacencia fuera de lugar, no se puede dejar de reconocer el esfuerzo extraordinario de prevención efectuado a través de numerosos cursos de formación y capacitación tanto para los jóvenes como para todo el  personal encargado de la  pastoral y la educación. También hay que tener en cuenta que el número de las denuncias de abusos ha disminuido un 30 por ciento en el último año y de que la mayor parte se remonta a hechos sucedidos hace más de 30 años.

Sin entrar en detalles, hay que reconocer que las medidas tomadas y las que se están llevando a cabo se han revelado eficaces. La Iglesia en Estados Unidos ha emprendido un buen camino para renovarse.

Pensamos que esta es una noticia importante en el contexto de los recientes ataques de los medios de comunicación que, evidentemente, han causado daños. Pero un observador imparcial advierte que la autoridad del Papa y la labor intensa y coherente de la Congregación para la Doctrina de la Fe no resultan mermadas, sino al contrario, confirmadas a la hora de sostener y orientar a los episcopados para combatir y extirpar la plaga de los abusos en cualquier lugar donde sucedan. La reciente carta del Papa a la Iglesia de Irlanda representa un intenso testimonio que contribuye a preparar el futuro a través de un camino de "curación, renovación y reparación".

Con humildad y confianza, con espíritu de penitencia y esperanza, la Iglesia entra ahora en la Semana Santa y pide al Señor, que sufre y resucita por todos, misericordia y gracia.