SANTIAGO DE CHILE, martes 9 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- En un mensaje con motivo del Día Internacional de la Mujer, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile expresó su especial cercanía a las chilenas que hoy “lloran la pérdida de algún ser querido o de sus bienes materiales que con tanto esfuerzo lograron a través de largos años de honesto trabajo”.
El obispo de Rancagua y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile Alejandro Goic envió un saludo de paz y esperanza a cada una de las mujeres del país en esta “hora de profundo dolor que vive nuestro pueblo por la reciente catástrofe sísmica que asoló a gran parte de nuestra querida y amada patria”.
Mujeres, afirma, “que con renovado esfuerzo entregan lo mejor de sí en cada uno de los roles que les toca asumir, como madres de familia, hijas, esposas, profesionales, trabajadoras en distintas fuerzas laborales, estudiantes, mujeres consagradas, laicas comprometidas, buscando con esperanza y perseverancia la construcción de un mundo mejor, más justo y más equitativo para todos”.
“Hoy más que nunca –añade–, su valentía y su estoicismo están siendo puestos a prueba, ante tanto sufrimiento y desconcierto humano. La mujer chilena, en su mayoría, es una mujer de profunda fe, creyente en un Dios que no abandona, que es infinitamente misericordioso y en Él apoya su vida y su esperanza”.
El obispo recuerda que, a través de la historia del país se pueden “encontrar tantos ejemplos de valerosas mujeres y con profundas raíces cristianas que aportaron, a riesgo de su propia vida, su temple y coraje, para construir la Patria que soñaban”.
“Hoy ese mismo espíritu y esa misma esperanza puesta en el Señor de la Vida –subraya–, debe animar a cada mujer de nuestro pueblo a entregar, cual discípulas misioneras de Jesucristo, su valioso aporte como trabajadora, profesional o consagrada, como asimismo, asumiendo su indelegable papel de madre, en esta mesa forjada para acoger a todos sus hijos con dignidad, equidad, respeto y fraternidad, y que cimentada en los valores del Evangelio, haga realidad el lema: ‘Mujer, Chile es tu Mesa’ y con el esfuerzo mancomunado de todos podamos reconstruir, una vez más, nuestro querido Chile”.
Pide que “el Señor nos enseñe cada día a valorar y respetar más a la mujer y ella misma también reconozca en sí misma los dones y gracias que el Señor ha puesto en ella y dignifique su ser, y a ejemplo de María Santísima proyecte en su entorno y en la sociedad, especialmente de nuestra patria, la verdadera imagen y semejanza con la cual Dios mismo la creó”.
En especial, monseñor Goic envía “un especial mensaje a aquellas mujeres de nuestra patria, que hoy lloran la pérdida de algún ser querido o de sus bienes materiales que con tanto esfuerzo lograron a través de largos años de honesto trabajo”.
Y pide, para las que tienen el don de la fe, “recuerden que Cristo es nuestra fortaleza y esperanza y para aquellas mujeres que no lo tienen, pero que son personas de buena voluntad, generosas y abnegadas, que la fraternidad, la amistad y el amor del prójimo les ayude a encontrar la paz en su corazón”.
Recuerda las palabras de Juan Pablo II, expresadas en la carta apostólica “Dignidad de la Mujer”: “La presente reflexión está orientada a reconocer desde el interior del ‘don de Dios’ lo que Él, creador y redentor, confía a la mujer, a toda mujer. En el Espíritu de Cristo ella puede descubrir el significado pleno de su femineidad y, de esta manera, disponerse al ‘don sincero de sí misma’ a los demás, y de este modo encontrarse a sí misma”.
Y concluye señalando que, en el Año Mariano, “la Iglesia desea dar gracias a la Santísima Trinidad por el ‘misterio de la mujer’ y por cada mujer, por lo que constituye la medida eterna de su dignidad femenina, por las ‘maravillas de Dios’, que en la historia de la humanidad se han cumplido en ella y por medio de ella. En definitiva, ¿no se ha obrado en ella y por medio de ella lo más grande que existe en la historia del hombre sobre la tierra, es decir, el acontecimiento de que Dios mismo se ha hecho hombre?..”
Por Nieves San Martín