La estrategia de un obispo para hacer florecer el seminario de su diócesis

Por primera vez en nueve años, crece el número de seminaristas en España

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MADRID, domingo 14 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- «Cuando en 2005 llegué a la diócesis de Tarazona, me encontré con el Seminario casi vacío», explica el obispo Demetrio Fernández en una carta pastoral escrita con motivo del próximo Día del Seminario, que se celebra en la mayoría de las diócesis españolas el 19 de marzo.

Lo primero que hizo el obispo ante la situación del seminario diocesano, fue rebelarse y elevar muchas oraciones.

«No me podía resignar a esta realidad tan aplastante, tan desesperanzadora para una diócesis, y comencé a rogar al Señor insistentemente que nos enviara obreros a su mies, que abriera caminos a esta situación sin salida», explica.

«Así lo pedí a muchos conventos de clausura de la diócesis y de España -continúa-. Por todos los lugares de la diócesis y en muchos de mis escritos ésta ha sido una intención especial y continua; y he visto que mucha gente ha rezado por el seminario de Tarazona».

Después de sentar estas bases espirituales, tomó una primera decisión material: organizar un curso de espiritualidad «para intensificar la vida espiritual de dos seminaristas que habían de ordenarse presbíteros en breve plazo», indica.

Esta decisión llevó nueve alumnos al seminario de Tarazona, que en septiembre de 2005 comenzaban el curso de espiritualidad.

Así, la vida del Seminario, ya en Tarazona, fue organizándose en el triple aspecto de disciplina, espiritualidad y estudios. «Daba gusto ver a estos jóvenes caminar hacia el sacerdocio», recuerda el prelado.

Actualmente, catorce seminaristas se preparan para el sacerdocio y estudian en el Centro universitario de estudios teológicos de la Inmaculada, dependiente de la Facultad de San Dámaso de Madrid.

«Yo no he buscado a ninguno, han sido en torno a 40 jóvenes los que han llamado a nuestras puertas», destaca.

El obispo también agradece a la diócesis de Tarazona por las «oraciones, limosnas y alientos de todo tipo», así como a tantas personas que «habéis secundado esta intención primordial del obispo».

«En medio de las tribulaciones de la vida pastoral, que no han faltado, éste ha sido el mejor regalo de Dios en estos cinco años para mí, para la diócesis, para la Iglesia», afirma monseñor Fernández, nombrado recientemente obispo de Córdoba, diócesis que cuenta con unos cincuenta seminaristas.

Cinco de los jóvenes que han entrado al seminario de Tarazona en los últimos cinco años ya han sido ordenados presbíteros y otros cinco serán ordenados al acabar el curso.

Además, cinco o seis hombre más están en camino de convertirse en sacerdotes dentro de un año o poco más.

Ellos forman parte de los 1.265 seminaristas que se están formando en los seminarios de España durante este curso 2009-2010, 42 más que el curso pasado.

Se trata de una cifra esperanzadora en este Año Sacerdotal, ya que rompe la tendencia a la baja del número de seminaristas que existía en España desde hacía nueve años.

Por su parte, el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, afirmó que el futuro de las vocaciones «depende de la calidad del testimonio personal de todos los cristianos», en su carta pastoral del pasado domingo.

«La fecundidad de la propuesta vocacional es verdad que depende en primer lugar de la acción gratuita de Dios», indicó, pero a ella ayuda «la calidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de todos los cristianos».

Este año, el lema para el Día del Seminario elegido por la Conferencia Episcopal Española es «El sacerdote, testigo de la misericordia de Dios» con el trasfondo del Año Sacerdotal y, muy especialmente, de la figura del Santo Cura de Ars.

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ZENIT Staff

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