ROMA, jueves 18 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Es necesario garantizar la ocupación, a través de un apoyo financiero a la empresa y de una concertación entre Gobierno y agentes sociales, pero sin caer en el asistencialismo.
Así lo apuntó el Secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, en un encuentro ayer martes con los empresarios en la sede romana de Confindustria, la Patronal italiana.
En el contexto actual, subrayó el purpurado, acompañado por la presidenta de Confindustria, Emma Marcegaglia, “ciertamente despierta mucha inquietud el problema de la ocupación y de su tutela”. De hecho, “la pérdida del trabajo de tantos trabajadores y la falta de perspectivas de empleo para tantos miles de jóvenes, aun cualificados, van más allá de la pérdida del salario”.
“Las personas expulsadas del trabajo o sin perspectivas de trabajar entran en una crisis existencial, porque el trabajo es una parte constitutiva de la persona, que sin él se sienten fuera de lugar e inútiles – afirmó –. No pocas veces entran en dificultad las relaciones familiares, con consecuencias sociales bien conocidas”.
Por esto, prosiguió, es necesario tutelar la ocupación “desarrollando la empresa y reforzándola competitivamente”.
“Esto requiere un adecuado apoyo financiero, del que hoy se carece – afirmó el Secretario de Estado vaticano –. Pero vosotros tenéis claro el modelo de desarrollo llamado italiano, centrado en la figura del empresario con una visión a largo plazo, con un sentido de responsabilidad social en su territorio, con una atención casi personal de sus propios empleados, con una atención al riesgo y prudencia en el uso de instrumentos complejos”.
“Debe reforzarse por tanto este modelo y debe convencerse el sistema financiero de que es el mejor para el relanzamiento de nuestra economía – prosiguió –. En consecuencia, auguro que se lleve a cabo una estrategia de ‘concertación’ con los agentes sociales y el Gobierno para coordinar las decisiones en la necesaria reestructuración a corto plazo”.
“Parece necesario fundar este modelo de recuperación sobre los valores de la responsabilidad personal y sobre el mérito, más que sobre la búsqueda de formas de asistencia o de protección”, precisó.
El purpurado tomó como modelo de referencia el indicado por Benedicto XVI en su última Encíclica Caritas in veritate, en la que se augura que también las empresas sean “asistidas por las instituciones con la reforma de los amortizadores sociales, con subsidios indirectos, desgravaciones fiscales, creación de puestos de trabajo alternativos seguidos de reestructuraciones y conversiones de empresas”.
Despedir, de hecho, “es siempre una decisión dolorosa también para la propia empresa, que se priva así de competencias de ella misma ha contribuido a crear”. Por esto sería augurable una “sinergia entre las empresas y las instituciones”, para que el paro “no empeore la renta, el estado fiscal y la confianza”.
Tocando después el tema de la inmigración, el cardenal Bertone afirmó que “una preocupación importante debe ser la formación que ofrecer a los inmigrantes, para que su aportación al mundo del trabajo sea más cualificada”; una “formación – añadió – que se debería ir a llevar a los lugares de partida y de paso de los inmigrantes”.
Para hacer despegar nuevamente el mercado económico y superar esta crisis fruto de un “déficit de valores morales”, es necesario además que los valores de referencia de quien forma la empresa estén modelados por el deseo de “un desarrollo económico que no sea egoísta, que no desanime la vida humana, que no sea falseado y que no sea ilusorio”.
De ahí deriva, por tanto, “la vuelta a la inversión, la creación de valor para el accionista y la valoración del riesgo, que no pueden prescindir del valor humano”, mientras que por desgracia, “hoy se ha difundido la cultura que considera normal, aceptable e incluso envidiable y emulable el prevalecimiento de la astucia del más organizado, del más informado y del más rico y poderoso”.
“Hacer empresa es una misión potencialmente elevadísima, pero es un elemento para el bienestar del hombre, el cual no es solo materia, y por eso exige grandes atenciones a sus necesidades espirituales”, subrayó el cardenal Bertone.
Además, añadió, “para asegurar el desarrollo de la empresa, se debe creer en la vida y sostenerla con todos los medios, ayudando a las familias a formarse, sosteniendo la natalidad y el cuidado de los hijos, asegurando así un desarrollo verdadero y sostenible para el sistema industrial”.
Finalmente, según el purpurado, “para favorecer la creación de riqueza de la empresa, el desarrollo económico debe ser distribuido y extendido a todos, sólo así podrá ser mantenido”.
“La economía y la técnica no pueden tener autonomía moral – recordó – y “siendo medios, deben ser utilizados para el bien común y de la persona”.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]