CIUDAD DEL VATICANO, lunes 22 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI alentó a los catequistas e invitó a los obispos de Burkina-Faso y de Níger a establecer instituciones de formación para los laicos católicos.
Lo hizo en el discurso que les dirigió al recibirles este sábado en el Vaticano al concluir su visita ad limina.
“Los catequistas son los colaboradores indispensables de los sacerdotes en el anuncio del Evangelio”, recordó el Papa.
“Tienen una función esencial no sólo en la primera evangelización y para el catecumenado sino también en la animación y el apoyo de vuestras comunidades, en la línea de los demás agentes pastorales”, destacó.
“A través vuestro, querría saludarles afectuosamente y animarles en su labor de evangelizadores de sus hermanos”, añadió.
El Papa recomendó a los obispos velar por su “formación humana, intelectual, espiritual y pastoral, permitiéndoles también garantizar su servicio con fe y competencia”.
También les animó a proveer “a sus necesidades materiales para que puedan llevar una vida digna”.
El Pontífice insistió en la formación de los laicos y recomendó “desarrollar unas instituciones de formación”.
Dijo que, para que “puedan encontrar el lugar que les corresponde en vuestras comunidades y en la sociedad “es necesario aumentar los medios de consolidar su fe”.
Invitó a los obispos preocuparse por la formación de las “élites políticas e intelectuales” de estos países, que se enfrentan a “ideologías opuestas a una concepción cristiana del hombre y de la sociedad”.
“Una fe asegurada, fundada en una relación personal con Cristo, expresada en la práctica habitual de la caridad y apoyada por una comunidad viva, es un apoyo en el desarrollo de la vida cristiana”, afirmó.
Benedicto XVI alentó la solicitud de los pastores por los jóvenes: “¡Dad también a los jóvenes, a menudo llenos de generosidad, el gozo de ir al encuentro de Cristo!”, exclamó.
Y destacó su función en el diálogo interreligioso, indicando que “la enseñanza a las jóvenes generaciones de los valores fundamentales del respeto y la fraternidad favorecerá la comprensión mutua”.
“¡Puedan los vínculos que unen especialmente a cristianos y musulmanes continuar reforzándose -añadió- a fin de hacer progresar la paz y la justicia y de promover el bien común alejando toda tentación de violencia o intolerancia!”.