CIUDAD DEL VATICANO, lunes 22 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Favorables, contrarios, o internamente divididos, los medios de comunicación de todo el mundo han acogido la carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda como un documento «sin precedentes», no sólo por ser el primero dedicado por un Papa al argumento, sino además por el dolor con que está escrito.
El interés ha superado ampliamente las costas de la isla irlandesa, como lo demostró el hecho de que pocos minutos después de la publicación en el Vaticano, a mediodía del 20 de marzo, ya podía leerse la misiva en páginas web de periódicos como Süddeutsche Zeitung, The New York Times, Le Monde, The Telegraph, El Mundo, Le Figaro, El Universal, Los Angeles Times, The Washington Post, o El País.
Los primeros títulos se concentraron en la petición de perdón que en nombre de la Iglesia el Papa dirige a las víctimas de abusos cometidos por clérigos: “habéis sufrido inmensamente y me apesadumbra tanto. Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra dignidad”.
Respuestas de las víctimas
Tras la presentación del documento, los primeros comentarios publicados por los medios se concentraron en declaraciones de asociaciones de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, entre las cuales también se han dado diferencias de opiniones.
Entre las organizaciones críticas, destaca por ejemplo el comentario negativo de Maeve Lewis, directora ejecutiva de One in Four, y el comunicado emitido ese mismo sábado a las redacciones de los periódicos por la Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP).
En particular, esa nota critica duramente y con ironía el que la carta de Benedicto XVI no tome en ese documento medidas concretas para afrontar los escándalos, en particular, el que no se exija en él la renuncia de más personas que de algún modo hayan podido haber quedado involucradas en los mismos. Críticas parecidas han sido emitidas por otras asociaciones de víctimas, con frecuencia con duros tonos.
A esta crítica había respondido el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en la presentación del documento a los periodistas, al explicar que se trata de una carta pastoral y, por tanto, no afronta medidas administrativas y jurídicas, como pueden ser, por ejemplo, la renuncia de otros obispos irlandeses. Estas decisiones, de todos modos, competen al pontífice y a los interesados.
En ocasiones estas mismas asociaciones reconocen que no comprenden el alcance de uno de los anuncios que el Papa hace en la carta por tocar cuestiones técnicas de Derecho Canónico: la convocación de una visita apostólica, es decir, una especie de auditoría en diócesis de Irlanda, así como en los seminarios y congregaciones religiosas, con la ayuda de exponentes de la Curia Romana.
El mismo Papa comprende en el documento la dificultad que supone para las víctimas de estos abusos aceptar sus palabras: “Es comprensible que os sea difícil perdonar o reconciliaros con la Iglesia. En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos”.
Por su parte la Irish Survivors of Child Abuse Organisation (Irish-SOCA), ha considerado que la carta contiene “un reconocimiento evidente de que la Iglesia en Irlanda pecó de la manera más grave contra jóvenes durante muchas décadas”.
El portavoz vaticano, en su presentación a los periodistas, también respondió a la crítica lanzada por periódicos alemanes, que se esperaban alusiones por parte del Papa a la situación de su país. Cada país, aseguró el padre Lombardi, tiene sus propios elementos específicos. El Santo Padre decidirá cuándo y como intervenir en el caso de su patria, aseguró.
Culpables ante Dios y ante los tribunales
El otro pasaje más citado por los periódicos y por las víctimas, en particular, por Irish-SOCA, es el dirigido “a los sacerdotes y religiosos que han abusado de niños” para asegurarles que “habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos”.
Al subrayar estas citas, los medios han insistido en que para la Iglesia no es posible aceptar nunca más el encubrimiento: “La justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia”, asegura el Papa a los clérigos manchados por estas culpas.
Por este motivo, uno de los títulos más comunes para ilustrar la carta ha sido el de “Los sacerdotes pedófilos deben responder ante Dios y los tribunales”.
Una carta sin precedentes
Sin embargo, hay algo en lo que el Papa ha logrado poner de acuerdo a las asociaciones de las víctimas y a la prensa en general: las “disculpas sin precedentes” que aparecen en una carta de tonos sinceros y humildes.
“Comparto la desazón y el sentimiento de traición que muchos de vosotros experimentaron al enterarse de esos actos pecaminosos y criminales y del modo en que fueron afrontados por las autoridades de la Iglesia en Irlanda”, reconoce el Papa en su misiva.
“El Papa siente ‘vergüenza’ ante los casos de pederastia”, ha sido el título de algunos periódicos.
Lo que han descuidado los periódicos: la penitencia
Curiosamente, muchos de los medios de información han dejado a un lado la primera medida, adoptada por el Papa, totalmente excepcional para un documento de estas características: la penitencia comunitaria que propone a la Iglesia en ese país.
El pontífice invita a los católicos irlandeses a ofrecer “durante un año, desde ahora hasta la Pascua de 2011, la penitencia de los viernes” “por la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia en Irlanda”.
Tampoco ha encontrado mucho espacio el pasaje en el que el obispo de Roma anima “a redescubrir el sacramento de la Reconciliación”, así como la “adoración eucarística”, y aquel en el que convoca “una misión a nivel nacional para todos los obispos, sacerdotes y religiosos”.
El descuido de estos pasajes, ha llevado a los medios a dejar a un lado la frase central de la misiva de cara al futuro: “Estoy seguro de que este programa conducirá a un renacimiento de la Iglesia en Irlanda en la plenitud de la verdad de Dios, porque la verdad nos hace libres”.
Por Jesús Colina