MADRID, viernes, 26 marzo 2010 (ZENIT.org).- Caritas Chile ha lanzado a la red internacional de Caritas una petición especial de ayuda de emergencia por valor de 8,8 millones de dólares (unos 6,5 millones de euros) para ayudar a los damnificados por el terremoto que sacudió a este país andino el pasado 27 de febrero. Caritas España ha decidido liberar una partida inicial de cien mil euros para responder a ese llamamiento de ayuda.
Estos fondos –indica Caritas España en su página web- se destinarán a impulsar el plan de respuesta humanitaria a los damnificados que la Caritas chilena viene aplicando desde el inicio de la emergencia.
Los capítulos contemplados en el plan incluyen desde el suministro de alimentos y la distribución de artículos de higiene y material de refugio hasta la puesta en marcha de programas de capacitación para que los pescadores y agricultores –dos de los colectivos más afectados por el seísmo-- puedan recuperar sus medios de vida.
Dentro de la respuesta a la emergencia, Caritas Chile va a facilitar también apoyo psicológico y espiritual a las personas que quedaron traumatizadas por el temblor: “No se puede distribuir sólo cajas de comida. También estamos escuchando a las personas que necesitan hablar de todo lo que han pasado, y que todavía están viviendo con las réplicas”, señaló monseñor Manuel Camilo Vial, obispo de Temuco y presidente de Caritas Chile.
Este plan de respuesta a la emergencia durará nueve meses y se dirigirá a una población de 542.000 damnificados del centro y sur del país, incluyendo los alrededores de Santiago y Concepción, que es uno de los lugares más afectados.
El seísmo, de 8,8 grados de magnitud en la escala Richter, fue uno de los más violentos que se hayan registrado nunca. Centenares de personas perdieron la vida y se calcula que hasta dos millones de chilenos resultaron damnificados por este desastre, que ha causado también graves daños tanto en infraestructuras como en hospitales y colegios.
El terremoto destruyó la oficina de la Caritas Diocesana de Concepción y causó algunos daños a la oficina nacional de Caritas en Santiago, aunque sigue funcionando con relativa normalidad.
Sin embargo, el terremoto de Chile ha sido menos devastador que el de Haití, que tuvo lugar seis semanas antes. Los edificios de Chile son más resistentes, porque fueron construidos con estrictos criterios antisísmicos, tras el terremoto de 1960.
Por otra parte, el epicentro del seísmo de Chile estaba en el mar, era profundo y afectó a áreas menos pobladas, mientras el de Haití estaba muy cerca de Puerto Príncipe.