CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 31 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El Vía Crucis, que Benedicto XVI presidirá en la noche del Viernes Santo en el Coliseo, se convertirá en un camino de conversión y de gratitud a Dios, considera el autor de las meditaciones.
Es la propuesta que presenta el cardenal Camillo Ruini, vicario general emérito del Papa para la diócesis de Roma, en la primera estación, «Jesús es condenado a muerte».
Decenas de miles de fieles de todos los continentes participarán con velas en este evento que tiene por escenario en el Anfiteatro Flavio, donde según la tradición, murieron mártires los primeros cristianos.
El camino del Via Crucis, como la vida misma, es «en un itinerario de penitencia, de dolor y de conversión, pero también de gratitud, fe y alegría», asegura el cardenal Ruini, quien fue durante varios mandatos presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
«En realidad, nada hay tan oscuro y misterioso como la muerte del Hijo de Dios, que junto con Dios Padre es la fuente y la plenitud de la vida. Pero, tampoco hay nada tan luminoso, porque aquí resplandece la gloria de Dios, la gloria del Amor omnipotente y misericordioso», asegura el autor de las meditaciones en la duodécima estación, «Jesús muere en la Cruz».
«Frente a la muerte de Jesús, nuestra respuesta es el silencio de la adoración –asegura–. Así nos encomendamos a él, nos ponemos en sus manos, pidiéndole que nunca nada, tanto en la vida como en la muerte, nos pueda separar de él».
El Vía Crucis de Jesús, de manera original, termina en el sepulcro, pero en el sepulcro vacío tras la resurrección.
El sepulcro, concluye, desde entonces «ha provocado la más profunda división de las inteligencias y de los corazones: aquí se divide el camino que separa a los que creen en Cristo de los que, por el contrario, no creen en él, aunque a menudo lo consideren un hombre maravilloso».
El cardenal Ruini ha explicado en dos entrevistas, a «Radio Vaticano» y a «L’Osservatore Romano», que además de inspirarse en el Evangelio, ha sido motivo de reflexión para él en la composición de las meditaciones la constitución pastoral del Concilio Vaticano II Gaudium et spes, «sobre la Iglesia en el mundo actual», en la que se puede leer: «el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado».
«Mi esperanza es que lo que he escrito no sea un obstáculo, sino una pequeña ayuda para ofrecer esa respuesta personal que Jesús crucificado espera de cada uno de nosotros», confiesa el purpurado.
El Vía Crucis presidido por el Papa en el Coliseo comenzará a las 21:15 horas de Roma y será transmitido en director por canales de televisión de todo el mundo y, en Internet, en www.pope2you.net.
Las Meditaciones para el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo ya pueden leerse en la sección de documentos de la página web de ZENIT (www.zenit.org).