ROMA, martes 30 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Los pecados cometidos por los hombres no podrán nunca ofuscar la belleza de la Iglesia y de su misión.
Lo señala el Comité Nacional italiano de la Renovación en el Espíritu Santo, en un comunicado oficial sobre los últimos acontecimientos relacionados con abusos a menores por parte de sacerdotes.
El texto tiene fecha del 28 de marzo de 2010, Domingo de Ramos, y está firmado por Salvatore Martínez, presidente de la Renovación en el Espíritu Santo en Italia.
Señala que los laicos y los sacerdotes de la Renovación en el Espíritu, “interpelados por las últimas noticias”, sienten “vivo el deber de alertar la conciencia de las miles de personas que desorientadas miran hacia nuestra capacidad de juicio y nuestra responsabilidad”.
Reitera un “profundo afecto y cercanía espiritual” al Papa Benedicto XVI, al cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, y a “todos los pastores de la Iglesia desafiados en el ejercicio de la verdad que, en nombre de la justicia, se querría otorgada sin misericordia.
La Renovación en el Espíritu declara que “no serán nunca los pecados de los hombres de Iglesia, hijos también del tiempo actual que va perdiendo dramáticamente el sentido de pecado y la noción de bien común, los que desfigurarán la belleza y la misión divina de la Iglesia”.
“Ésta ha sido y siempre será la experiencia de salvación de todo mal y para todo hombre, ya sea el ofendido o el ofensor”.
“Amar a la Iglesia y hacerla todavía más cercana a los hombres es la misión de todo cristiano”, recuerda la Renovación en el Espíritu Santo.
Y destaca que no quiere “dejar de llamar” y exhortar “a no traicionar el Evangelio con faltas de fidelidad y perseverancia precisamente en la hora de la prueba”.
En el contexto del Año Sacerdotal, la Renovación en el Espíritu da gracias “por tantos sacerdotes que en silencio sufren a causa del Evangelio y ofrecen su vida, entre incomprensiones y persecuciones, en el compromiso cotidiano de hacer este mundo nuestro más justo y a la medida de la persona”.
Al mismo tiempo, sus miembros rezan “para que los consagrados que han ofendido a Dios y a los hombres con una conducta deplorable vuelvan a entrar en sí mismos y reencuentren un estilo de vida adecuado a la vocación y a la misión que han abrazado”.
“A todos los que han sufrido violencia y creen que su herida no se puede curar, va toda nuestra comprensión”, añade.
El texto también destaca que la Renovación en el Espíritu quiere decir a las víctimas que “confíen en la justicia de Dios y no sólo en la de los hombres, porque ninguna ley ha salvado del dolor, y en la Iglesia el amor que se puede encontrar es más grande que el mal sufrido”.
Renacimiento espiritual
Según la Renovación en el Espíritu, “la madre de todas las crisis de nuestro tiempo es espiritual”.
“El desarme moral actual necesita un rearme espiritual para una nueva conciencia social. Si el hombre está des-espiritualizado, también la sociedad se hace des-moralizada, la honestidad y la capacidad de resistir al mal se marchitan, prevalecen los paradigmas materialistas, la deriva individualista ya no tiene freno”.
En este contexto, en necesario “un salto espiritual”.
“Es posible todavía reencontrar en nosotros mismos esa herencia de bien y de benevolencia que en los momentos más confusos y arduos de la historia no sólo han hecho elevar la mirada hacia Dios, sino también abrir los brazos a los hombres”.
“No dejaremos caer nuestros brazos ante el mal que parece imperar en el corazón de los hombres incluso antes de la historia”, indica.
Amor al Papa
La Renovación en el Espíritu dirige después un “pensamiento agradecido” al Papa Benedicto XVI, “hombre y pastor íntegro”.
“Si él sufre, todos los cristianos sufren -señala-; si él denuncia con valentía la 'suciedad' que desfigura el rostro luminoso de la Iglesia, a nosotros nos corresponde hacerla capaz de un amor puro y contagioso”.
Por eso, la Renovación invita a hacer propia la llamada papal contenida en la encíclica social, la Caritas in veritate.
En ella, el Papa indica que “el desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios, cristianos movidos por la conciencia de que el amor pleno de verdad del que procede el auténtico desarrollo no es producto nuestro, sino que nos viene dado”.
“El desarrollo -concluye- implica atención a la vida espiritual, seria consideración de las experiencias de confianza en Dios, de fraternidad espiritual en Cristo, y de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina”.
Para más información: www.rns-italia.it.