LISBOA, martes 11 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó a los periodistas, en el vuelo rumbo a Lisboa este martes en la mañana, que la mayor persecución que sufre la Iglesia nace del pecado en su seno.
Abordo del Airbus 320 de la compañía aérea Alitalia, al inicio del decimoquinto viaje apostólico internacional de este pontificado, el primero a Portugal, el Papa respondió a una pregunta que muchas personas, en el lugar de los periodistas, hubieran querido presentarle.
Los informadores le preguntaron si es posible ver en el mensaje de la Virgen en Fátima, además de la referencia al atentado que sufrió Juan Pablo II, una referencia a los sufrimientos que vive la Iglesia hoy, conmocionada por los casos de abusos sexuales.
Benedicto XVI afirmó que lo que hoy puede descubrirse de nuevo en el mensaje de Fátima es la «pasión» que vive la Iglesia, y que «se refleja en la persona del Papa».
«Los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo proceden de afuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente del interior de la Iglesia, del pecado que se da en la Iglesia», añadió.
«Esto siempre se ha sabido, pero hoy lo vemos de manera realmente aterradora: la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos de afuera, sino que nace del pecado en la Iglesia, y la Iglesia, por tanto, tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender por una parte el perdón, así como la necesidad de la justicia. El perdón no sustituye la justicia».
El Papa confirmó que «el Señor es más fuerte que el mal y la Virgen es para nosotros la garantía visible, maternal, de la bondad de Dios, que es siempre la última palabra en la historia».
Puentes entre fe y razón
Anteriormente, el obispo de Roma había respondido a una pregunta sobre la secularización que se experimenta en estos momentos Portugal, país que ha pasado a la historia como profundamente católico.
Benedicto XVI reconoció ante todo la presencia, a través de los siglos, de una «fe valiente, inteligente y creativa», testimoniada por la nación lusa incluso en muchas partes del mundo, como en Brasil.
Reconociendo al mismo tiempo que «la dialéctica entre fe y secularización en Portugal» cuenta con «una larga historia», recordó que no han faltado personas capaces de «crear puentes», de «crear un diálogo» entre las dos posiciones.
«Pienso que precisamente la tarea, la misión de Europa en esta situación, consiste en encontrar este diálogo, integrar fe y racionalidad moderna en una visión antropológica única que da plenitud al ser humano», respondió
«La presencia de la secularización es algo normal, pero la separación, la contraposición entre secularismo y cultura de la fe es anómala y debe ser superada –consideró el Papa–. El gran desafío de este momento consiste en que los dos se encuentren, y de este modo encuentren su verdadera identidad. Es una misión de Europa y una necesidad humana de nuestra historia».
Crisis económica
Benedicto XVI también respondió a una pregunta sobre la crisis económica, que podría poner en peligro, según algunos, la estabilidad misma de la Unión Europea.
Haciendo hincapié en la doctrina social de la Iglesia, que invita a que el positivismo económico entable un diálogo con la visión ética de la economía, el Papa confesó que la fe católica ha descuidado «con frecuencia» las cuestiones económicas del mundo, pensando sólo «en la salvación individual».
«Toda la tradición de la doctrina social de la Iglesia busca ampliar el aspecto ético y de la fe, más allá del individuo, hasta llegar a la responsabilidad el mundo, a una racionalidad ‘conformada’ por la ética. Y por otra parte, los últimos acontecimientos en el mercado de estos últimos dos o tres años han demostrado que la dimensión ética es interna y debe penetrar en la acción económica».
Y concluyó: «Sólo así, Europa realiza su misión».
Por Jesús Colina