HANOI, martes, 11 mayo 2010 (ZENIT.org).- Con motivo de la llegada a la capital de Vietnam, Hanoi, del nuevo arzobispo coadjutor Pierre Nguyên Van Nhon, se celebró una misa de acción de gracias con gran asistencia de fieles dentro y fuera de la catedral. La ceremonia se desarrolló con normalidad a persar de los temores a las manifestaciones de apoyo al actual arzobispo.
Según informa Eglises d’Asie, la agencia de las Misiones Extranjeras de París, en la celebración participó una multitud de fieles, grave, ferviente y recogida –como es habitual, dentro de la catedral, y tan ferviente pero mucho más expresiva en el atrio.
Esta misa se esperaba con una serie de temores por parte de unos y con agitación por parte de otros.
La emoción debida a la nominación y sobre todo el temor a una eventual partida del actual arzobispo Joseph Ngô Quang Kiêt, hizo subir la tensión en los días precedentes y dió lugar a numerosos debates y declaraciones, principalmente en internet.
La invitación a esta misa dirigida a los fieles les pedía “no llevar nada con ellos de inútil a la celebración y abstenerse de todo gesto y toda palabra que pudiera perjudicar el buen desarrollo de las ceremonias”.
Al final, los responsables del “buen desarrollo de las ceremonias” lograron, en cierta medida, evitar cualquier incidente dentro de la catedral, donde el recogimiento era total, y a limitar los desbordamientos, por otra parte poco importantes, en el exterior de la misma.
La archidiócesis movilizó un servicio de orden, principalmente compuesto por seminaristas. Estos invitaron a los portadores de banderolas y retratos del arzobispo a desembarazarse de ellos antes de entrar e la catedral o si no quedarse fuera. Así se pudo ver en el atrio a grupos bastantes numerosos con retratos de monseñor Joseph Ngô Quang Kiêt y desplegando banderolas con inscripciones de afecto a su pastor.
Tres obispos intervinieron durante las ceremonias: Joseph Ngô Quang Kiêt, que acogía al coadjutor recientemente nomnbrado; Pierre Nguyên Van Nhon, que respondía a los saludos de bienvenida; y Joseph Nguyên Chi Linh, vicepresidente de la Conferencia Episcopal que, a este título, dió la bienvenida al nuevo arzobispo.
En su presentación del arzobispo coadjutor, monseñor Joseph Kiêt insistió en el tema de la comunión entre el pastor y su rebaño. Tras señalar rápidamente que su estado de salud actual justificaba la presencia de un arzobispo coadjutor, subrayó que, cuando un obispo recibía el cargo de una diócesis, estaba ligado a ella por un vínculo de amor y que monseñor Pierre Nhon adoptaba hoy Hanoi como patria. De ahora en adelante, el nuevo arzobispo vivirá, sufrirá y se alegrará con su pueblo. Invitó a los fieles a obedecerle como le habían obedecido a él.
En su respuesta, el nuevo arzobispo coadjutor privilegió la idea de la obediencia. Y enseguida declaró: “Yo vengo aquí por obediencia a Dios y por obediencia al Santo Padre”. Añadió que, como muestra la historia de Cristo y de la Iglesia, esta obediencia está ligada a los misterios de la cruz y del sufrimiento, un modo de hacer alusión a los sentimientos experimentados ese día por la comunidad de Hanoi. Se refirió también al tema elegido por Juan XXIII en su ordenación episcopal “Obediencia y Paz”.
Como declaró el mismo monseñor Joseph Nguyên Chi Linh, en su homilía en la misa, esta fue la ocasión para que se expresaran los diversos integrantes del pueblo de Dios y, para que los obispos de Vietnam escucharan la voz de la comunidad del pueblo de Dios.
Traducido del francés por Nieves San Martín