Los desafíos de la Iglesia en Sudáfrica

Entrevista con monseñor Barry Wood

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DURBAN, Sudáfrica, domingo 23 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- A pesar de un periodo de acertados cambios después del apartheid, Sudáfrica lucha contra un montón de problemas: violencia, sida, y ruptura familiar, constata el obispo auxiliar de Durban, en vísperas del mundial de fútbol.

Monseñor Barry Wood nació y creció en Sudáfrica, en el seno de una familia que ha vivido en esa parte del mundo más de 200 años.

Conocida por su diversidad, Sudáfrica tiene las comunidades más grandes del continente africano de caucásicos, indios y mezcla de razas. También tiene, en su constitución, once lenguas oficialmente reconocidas.

En esta entrevista habla de los «milagrosos» cambios en su país, y los problemas más acuciantes a los que se enfrenta la gente y la Iglesia.

–En este tiempo usted debe haber visto muchos cambios. ¿Diría usted que el país ha cambiado para mejor o para peor?

–Monseñor Wood: Bien, habiendo crecido y vivido tanto tiempo bajo el régimen del apartheid, fue una gran liberación experimentar en 1994 nuestra nueva democracia.

La Iglesia, como usted sabe, fue muy activa a la hora de intentar traer la nueva democracia debido a la injusticia del sistema del apartheid. Y en aquella época sufrimos mucho.

La mayoría de nuestra gente ha sufrido mucho, pero todos nosotros sufrimos de un modo u otro al intentar acabar con aquel régimen que era malvado. Y la nueva Sudáfrica es una liberación para todos nosotros, porque la mayoría de nuestra gente tiene ahora derechos humanos. La mayoría de nuestra gente está aprendiendo lo que significa la autoestima que le fue arrebatada en el anterior régimen y de modo lento, pero seguro, están creciendo espiritual y materialmente.

–¿Qué cambios negativos diría usted que ha experimentado este tiempo posterior al apartheid?

–Monseñor Wood: El cambio negativo ha sido la ruptura de la vida familiar. Hay una enorme ruptura de la vida familiar.

Como usted mencionaba al inicio: los crímenes y la violencia, las violaciones, los abusos de mujeres, pero sobre todo el problema de la injusticia económica.

–Querría fijarme en la cuestión de la ruptura de la familia. ¿Puede decirnos de dónde viene? ¿Por qué ha entrado tan de repente en la vida de los sudafricanos?

<p>–Monseñor Wood: No creo que sea algo nuevo. Durante la época del apartheid, los hombres se separaban de las mujeres. Las mujeres permanecían en las zonas rurales y los hombres se iban a las ciudades, y así las mujeres y las familias no podían estar con los hombres en las ciudades, y lo que sucedió es que esta forma de vida se volvió parte del sistema de Sudáfrica.

Y, desgraciadamente, esto se ha perpetuado después de 1994, el gobierno está dando ayuda financiera a las chicas jóvenes que se quedan embarazadas, y así muchas se quedan embarazadas para conseguir las ayudas y esto está causando estragos entre la gente joven.

–¿Por qué empezó a dar ayuda el gobierno? ¿Cuál es el propósito de esta ayuda?

–Monseñor Wood: El fin era ayudar a estas jóvenes, que se han quedado embarazadas, a criar a sus familias, pero, desgraciadamente, como en la mayoría de las cosas, la gente se ha aprovechado de esto y quiere el dinero.

–¿Y ellos lo ven como una fuente de ingresos?

–Monseñor Wood: Lo ven como una fuente de ingresos. Y así las chicas se quedan embarazadas. Tienen hijos. Envían los bebés a las abuelas, y siguen trabajando o teniendo bebés. Y esto se ha convertido de verdad en un problema.

–Querría volver sobre un tema. La transición del apartheid en Sudáfrica fue verdaderamente un milagro. Creo que no se ha valorado bastante. Hablamos de la caída del Muro de Berlín –un cambio sin violencia–, pero el cambio en Sudáfrica fue también un milagro.

–Monseñor Wood: Fue un milagro, y no lo esperábamos. Esperábamos lo peor año tras año; después de cada celebración de la Eucaristía, rezábamos por la paz en Sudáfrica: rezábamos la oración de san Francisco, y creo de verdad que la oración de la gente influyó en las negociaciones que tuvieron lugar entre Nelson Mandela y F. W. de Klerk.

Creo de verdad que la fe de la gente trajo este milagro.

–Y el milagro todavía sigue, a menos que me confunda, usted no percibe el sentido de venganza por parte de la gente de color hacia los blancos. ¿No es así?

–Monseñor Wood: En absoluto. Hay aceptación y perdón. En algunas áreas hay cólera y la gente quiere venganza, pero diría que la gran mayoría ha aceptado y hemos avanzado.

–Se puede decir que, en este periodo posterior al apartheid, el país está buscando todavía su identidad. ¿Qué identidad ve usted que tenga Sudáfrica? ¿Qué identidad nacional diría usted que podría poseer el país?

–Monseñor Wood: Todavía tenemos una democracia muy joven. Sólo tiene 16 años, y como algo que tiene 16 años, estamos buscando nuestra identidad.

–Un adolescente, por así decir.

–Monseñor Wood: Un adolescente, una democracia adolescente, y estamos buscando nuestra identidad.

Cometemos muchos errores, como los adolescentes cometen errores cuando están madurando, y creo que esto es lo que nos está ocurriendo. Cometemos errores, pero nos levantamos y seguimos adelante e intentamos aprender de nuestros errores. Pero somos una democracia adolescentes, y queremos lograrlo. Creo que hay una voluntad verdadera, por parte de la gente, de lograrlo.

–Sin embargo también está la sensación de que la Iglesia católica, especialmente en Sudáfrica, se relaciona con el periodo colonial, y que hay un nuevo movimiento, por así decir, que rechaza todo lo que pertenece a aquel periodo colonial, incluyendo a la Iglesia, y está a favor de instituciones, organizaciones que son africanas en origen y en orientación. ¿Cómo encuentra su lugar la Iglesia católica ante este movimiento?

–Monseñor Wood: en primer lugar, he oído ese rumor de que hay un movimiento que quiere eliminar cualquier cosa que venga de la época colonial, pero la Iglesia católica en Sudáfrica está acostumbrada a la persecución, desde el mismo momento en que llegamos a Sudáfrica, no fuimos bien acogidos, sobre todo por los holandeses, luego por los británicos, después por el régimen afrikáner que hizo todo lo que pudo desde el poder para rechazarnos, y nos llamaba: «El Peligro Romano».

Por eso estamos acostumbrados a la persecución; estamos acostumbrados a ser golpeados por el régimen y, por ello, este último problema que surge, sentimos que nuestra fe y nuestra gente es lo suficiente fuerte en la fe, y hemos inculturado nuestra fe hasta el punto de resistir cualquier clase de ataque de este tipo de actitudes.

–Así  que la fe viene de la gente. Por eso las raíces son bastante profundas, ¿puede usted asegurar que las raíces de la fe son bastante profundas en la población, en las comunidades para soportar esta clase de desafío?

–Monseñor Wood: Creo que sí; sé que sí.

–Sudáfrica tiene uno de los mayores índices de sida del mundo. ¿Puede decirnos algo sobre esto desde su perspectiva?

–Monseñor Wood: Es uno de los mayores y es una pandemia en nuestro país. Millones de personas están viviendo con sida o están infectadas o afectadas por esta enfermedad. Y se ha convertido en un verdadero problema para nuestra gente.

–¿Cómo ve usted esto en lo concreto, es decir, en los huérfanos del sida?

–Monseñor Wood: Una vez más hablamos de la ruptura de la vida familiar. Algunas familias no tienen madres y padres. Hay hijos que están a cargo de los hogares, huérfanos del sida y niños vulnerables. Y no se trata de excepciones; está extendido por todo el país. Y el cuidado básico del hogar y la atención a estos huérfanos del sida es un gran
desafío.

–Sudáfrica ha respondido a esto con la política del condón. Durante los últimos 20 años se han introducido condones como la solución y, aún así, el sida está nada menos que en el 22% de la población. ¿Se puede decir que la política del condón ha fallado?

–Monseñor Wood: Definitivamente, la pandemia está creciendo.

Se han distribuido a nuestra gente millones de condones y aún así todavía vivimos con sida, y está creciendo. No importa que el ministro de sanidad diga que el número ha bajado, porque la gente a nivel de la calle dice «No, está aumentando», y nuestros sacerdotes que están enterrando a la gente fin de semana tras fin de semana dicen que la cosa está empeorando.

–¿Según usted, cuál es el fallo de la política del condón?

–Monseñor Wood: La educación. A la gente sólo se les distribuyen condones y se les dice que hay un problema, usen los condones y el problema desaparecerá.

No desapareció.

–¿Y no se ha promovido la abstinencia como una alternativa posible?</p>

–Monseñor Wood: Bien, la Iglesia lo ha estado haciendo durante años, con todo de modo lento pero seguro si se mira a los anuncios del gobierno, la abstinencia está en la cabeza de la lista.

Está  llegando y promueven la abstinencia. Promueven al mismo tiempo abstinencia, fidelidad y condones, pero diría que en la parte de arriba de la lista está la abstinencia, y creo que están comenzando a darse cuenta que es el único camino.

–Hay aproximadamente 3,3 millones de católicos en Sudáfrica, por lo que, de hecho, el tamaño de la Iglesia católica de Sudáfrica es muy pequeño, y aún así  su impacto es significativo. ¿Qué impacto tiene la Iglesia católica? ¿Qué programas han llevado a cabo? ¿Y cómo es posible que la Iglesia católica, siendo este porcentaje tan pequeño de la población tenga un impacto tan grande?

–Monseñor Wood: A lo largo de los años, la Iglesia en Sudáfrica ha tenido un verdadero impacto en la gente a través de la educación y a través de la sanidad.

Desde los mismos comienzos de la Iglesia, el gobierno, en aquella época, nunca suministró  sanidad o educación, y ahora con la pandemia estamos en el segundo lugar, después del gobierno, en llegar hasta la gente. Lo siento, no tengo el porcentaje. Pero está reconocido, y la gente lo afirma que la Iglesia llega hasta ellos.

Y es en todas las esferas: el cuidado en el hogar, el cuidado de los niños vulnerables y de los huérfanos, los hospicios para los moribundos, el cuidado de las mujeres que han sufrido abusos y de las embarazadas con problemas. Todo el espectro, y el desarrollo de los tratamientos antirretrovirales también.

–¿Cuál diría usted que es la mayor necesidad de Sudáfrica hoy?

–Monseñor Wood: La mayor necesidad de Sudáfrica es el trabajo, el empleo, porque creo que todos estos problemas como el crimen, y los abusos a mujeres y los abusos a niños y lo demás, están causados porque la gente está frustrada y enfadada y no tiene empleo, y esto, creo, ayudaría a la situación, si pudiéramos encontrar empleo para la mayoría de la gente de nuestro país. Y también preparación laboral, estas dos cosas juntas, creo.

–¿Y desde la perspectiva de la Iglesia: cuál sería la mayor necesidad de la Iglesia en Sudáfrica?

–Monseñor Wood: La mayor necesidad de la Iglesia, creo, y el mayor desafío que tenemos, es intentar afrontar el problema de la ruptura de la vida familiar y poner todos nuestros recursos en intentar reconstruir el sentido de la vida familiar de nuevo.

–¿Cómo se puede lograr esto?

–Monseñor Wood: No estoy del todo seguro. Si tuviera la solución, sería feliz, pero creo que tenemos que empezar con las pequeñas comunidades cristianas, donde somos fuertes.

Tenemos pequeñas comunidades cristianas y necesitamos evangelizar a estas pequeñas comunidades cristianas en el sentido de poner de relieve, una vez más, la importancia de la vida familiar.

Es algo muy de la cultura africana, pero todo este individualismo occidental ha entrado de modo silencioso y lo ha destruido, y creo que ahora necesitamos es acentuar de nuevo la belleza del marido y del padre y de los hijos – y la belleza de la vida familiar.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la Tierra», un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network (CRTN) en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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Más información en www.ain-es.org, www.aischile.cl 

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ZENIT Staff

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