CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- El portavoz de la Santa Sede considera que el diálogo entre los católicos y los ortodoxos ha dado un paso más gracias al concierto que la Iglesia Ortodoxa Rusa ofrecido esta semana en Roma.
El acto musical, que fue presentado el 20 de mayo en el Vaticano como regalo de Su Santidad Kiril I, patriarca de Moscú y de todas las Rusias, a Benedicto XVI , en el quinto aniversario de pontificado y en su cumpleaños.
En el concierto se repasaron obras de algunos de los grandes compositores rusos de los siglos XIX y XX. El broche de oro lo puso la interpretación de la sinfonía «Canto del la Ascensión», compuesta por el metropolita Hilarion Alfeyev de Volokolamsk, presidente del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
El concierto, como recuerda el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en el editorial del último número de «Octava Dies», semanal del Centro Televisivo Vaticano, fue precedido por un cordial mensaje del mismo patriarca ortodoxo al Papa, leído por el metropolita Hilarion, que «iba mucho mas allá de un gesto de cortesía normal».
«Queda muy claro, que en el contexto del panorama cultural europeo actual, las posiciones ortodoxas y católicas sobre los grandes problemas éticos son comunes, dado que descienden de una visión del hombre inspirada por el cristianismo», constata el portavoz vaticano.
«El metropolita Hilarion, en su discurso, hizo referencia explícita, por ejemplo, a las cuestiones relativas a la vida y a la familia», sigue recordando el sacerdote jesuita.
«El discurso final del Papa fue mucho más amplio y profundo que los que habitualmente ofrece al final de los conciertos, profundizando con amplitud en el tema de las raíces cristianas de Europa, expresadas no sólo en la vida religiosa sino también en ‘el inestimable patrimonio cultural y artístico» de los países en los que la fe cristiana ha favorecido y promovido «como nunca la creatividad y el genio humano'».
«Ante una secularización que lleva a prescindir de Dios y de su proyecto y ‘acaba por negar la misma dignidad humana’ –dice el padre Lombardi citando al Papa–, es necesario desarrollar la propuesta de un ‘nuevo humanismo’, para que Europa pueda volver a respirar ‘con los dos pulmones’, gracias ‘al diálogo y la sinergía entre Oriente y Occidente, entre tradición y modernidad'».
«El eco de las notas de la gran música rusa en el Vaticano fue un signo elocuente de la sintonía profunda que sobre estas perspectivas cruciales se ha establecido entre la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Católica. Un signo alentador para el futuro», concluye el portavoz.