“L’ Osservatore Romano” alaba un programa de TV sobre madres adolescentes

Entrevista al neonatólogo Carlo Bellieni, autor del editorial

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ROMA, martes, 25 mayo 2010 (ZENIT.org).- El 19 de mayo, el diario vaticano L’Osservatore Romano publicó un editorial en el que valoraba positivamente los programas sobre la maternidad adolescente que emite MTV, la red joven del grupo Telecom Italia Media.

Considerando que en general los programas de MTV no están precisamente en línea con lo que la Iglesia y la cultura católica proponen, la alusión del diario vaticano ha parecido bastante insólita.

Para saber en qué medida estos programas son interesantes y están bien hechos, ZENIT ha entrevistado al doctor Carlo Bellieni, autor del editorial en cuestión y miembro de la Academia Pontificia para la Vida.

Muy atento a la cultura televisiva, el doctor Bellieni es autor entre otros de un ensayo sobre la serie televisiva House MD, titulado Dr House MD: follia e fascino di un cult movie, de la editorial Cantagalli.

–¿Cuál es el aspecto nuevo y a valorar de estas emisiones?

Bellieni: Respecto a las emisiones sobre embarazo de chicas adolescentes, hay que subrayar la “normalidad”. Y no es poco. Hoy se vive en un clima en el que cada niño no deseado se hace indeseable, y cuando se ve –bien pocas veces- a una mamá de menos de 30 años, a menudo se sacude la cabeza si no con desaprobación, con indisimulado estupor. Porque el embarazo no es ya algo fisológico, como respirar, sino que se ha convertido en “una opción” y el hijo “un producto”. Ver madres que en cambio miran a su bebé con amor, aún en la dificultad dictada por la edad, es conmovedor.

–Estas madres son jóvenes y a menudo no están casadas.

Bellieni: Como sucede a menudo hoy. La belleza de las emisiones de MTV es que narran. Narran en toma directa y lo importante es mostrar. La tragedia ética hoy es que se habla mucho “sobre” pero nadie “deja ver”. Y la palabra ver es fundamental en el discurso ético: no bastan discursos; pero ¿quién muestra hoy lo que es el matrimonio, los hijos, el aborto no con palabras sino en el dolor, en la alegría, en la depresión, en la euforia de la gente? Lamentablemente, en TV esto no se hace; o se muestran sólo las impresiones de los VIP, que sinceramente no nos interesan.

–¿El elogio se limita a este tema?

Bellieni: No, porque en MTV, entre emisiones que sinceramente no nos gustan, hay varias, de Fabri Fibra in Italia a Il Testimone, que muestran la vida sencillamente. Pero también nos ha sorprendido el especial Preti (Sacerdotes), hecho a base de relatos en toma directa sobre los sacerdotes, que no son los clásicos de TV: no son aquellos que dicen “yo nunca he tenido dudas”, o que se hacen los “simpáticos”, que son llamados para justificarse de los casos de pedofilia en otras partes o que salen en TV porque critican al Papa; sino que relatan sobre todo su vida de jóvenes italianos, que no tienen “manías místicas”, pero que son conscientes del milagro del que son instrumentos. El especial se puede ver directamente en www.mtv.it.

Ciertamente no se pretende que estos programas remachen la moral católica, pero ya es mucho ver que ponen en el centro un tema eliminado en la sociedad de las apariencias, de la fuga de lo real y del rechazo de la imperfección: la vida verdadera, los deseos y las dificultades del día de hoy, de la enfermedad, de la vida naciente.

–¿Cuál es su aproximación a la TV?

Bellieni: Veo la TV simplemente porque la ven mis hijos; son ellos quienes me introducen en lo que gusta a los jóvenes, los que me transmiten sus gustos; yo simplemente les ayudo a “extraer de ello experiencia”, es decir a razonar sobre lo que ven. Mi recomendación sin embargo es estar atentos, no “tragarse” todo lo que da la TV. Les digo: vedla pero escoged, no dejéis que sea la TV la que os elige a vosotros.

–¿Cómo ve la relación entre religión y TV?

Bellieni: hace falta sentido religioso más real, más apertura al misterio de la vida. Programas como Dr House, Scrubs, Los Simpson, algunos filmes de Aldo, Giovanni y Giacomo, de Claudio Bisio o Mel Gibson, y pocos más paradójicamente tienen esta apertura, aún no siendo “religiosos” de modo canónico; pero el modo canónico, es decir hablar en forma catequética o dando mensajes morales, quizá ya no es adecuado: hace falta la apertura al misterio y al razonamiento. La gente no quiere respuestas hechas, sino que quiere ser estimulada a hacer preguntas, porque la tragedia actual es la homologación hacia la nada, la falta de uso de la razón en pro de modelos consumistas o nihilistas; no quiere programas que “marcan el territorio” poniendo la bandera a la media hora de emisión en esta o aquella cadena sin dejar rastro con interrogantes sobre el sentido y sobre el misterio de la propia vida, del dolor propio y de los otros, de la belleza de la vida.

Traducido del italiano por Nieves San Martín
 

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ZENIT Staff

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