LUSAKA, domingo, 30 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Zambia puede considerarse una nación cristiana, pero todavía hay mucho por hacer para que la fe se convierta en estilo de vida para los creyentes católicos, según el arzobispo Telesphore Mpundu.
El prelado de Lusaka reflexiona en esta entrevista por qué es erróneo que Zambia sea considerada oficialmente cristiana y las razones para la esperanza en su país.
–Excelencia, en 1991, el entonces presidente Chiluba declaró que Zambia era oficialmente una nación cristiana, y cada gobierno desde aquella época ha reafirmado esta fidelidad a Dios. ¿Se puede decir que Zambia ha sido especialmente bendecida por esta fidelidad, por esta generosidad, una generosidad oficial del Estado hacia Dios?
–Arzobispo Mpundu: En realidad, no. Creo que Zambia es un país como todos los países del mundo, amados por Dios, cristianos o no cristianos. Él no distingue ni discrimina. En cuanto atañe a la Iglesia católica oficial en Zambia, la declaración de Zambia como nación cristiana es algo con lo que no coincidimos, por el contrario, de alguna manera, está mal hecho y no es aconsejable.
–¿Por qué no es aconsejable? ¿Qué hay de malo en esta declaración?
–Arzobispo Mpundu: En primer lugar, tiene que ver con los derechos constitucionales de la gente. Si usted declara un país cristiano como parte de la Constitución, entonces quienes no son cristianos están en desventaja. No necesito entrar en detalles sobre las implicaciones de tal declaración. La revisión de 1996 de la Constitución declaró Zambia como nación cristiana en el preámbulo y pensamos, y así lo dijimos, que estaba mal. Zambia debería ser un Estado laico, y no una teocracia. Bien, sucesivos gobiernos lo han reafirmado por sus propios intereses. Tienen sus propios intereses.
–¿Qué intereses?
Arzobispo Mpundu: Estos intereses, en mi humilde opinión y creo que en opinión de los obispos católicos, son una forma de intentar manipular a los obispos católicos y a la Iglesia católica.
–¿Cómo se puede manipular proclamando cristiana a una nación?
—Arzobispo Mpundu: Dando la impresión de tener una relación con las iglesias cristianas y de apoyar a las iglesias cristianas y, así, conseguir su voto, su apoyo, y nosotros pensamos que esto no está bien.
–¿Así que es por razones políticas?
Arzobispo Mpundu: Sí, se trata de una maniobra política y, con el transcurso del tiempo, se ha probado que era así, porque, desgraciadamente, durante este tiempo, en los sucesivos gobiernos al presidente Frederick Chiluba, se ha desenterrado una montaña de corrupción. No es que no hubiera corrupción antes, pero debería haberse reducido si de verdad el Estado es considerado «cristiano». Por supuesto, un país no es cristiano por una declaración, aunque esta declaración sea presidencial, ministerial, eso no significa que sea cristiano o no. Es la forma, es la vida de la gente. Para mí, para los obispos católicos de Zambia, y para la mayoría de los católicos, no se es más o menos cristiano como resultado de aquella declaración, por lo que es una declaración inútil. No ayuda a nadie. Al contrario, pone al cristianismo bajo una mala sombra. «César» quiere ser al mismo tiempo sacerdote, ser papa; quienes en la historia de la Iglesia, en la historia de la religión, especialmente la religión judeocristiana, han querido ser profetas, sacerdotes y reyes han acabado siendo más reyes que profetas o sacerdotes.
–La situación del país no es particularmente fácil; el 51% de la población vive con menos de un dólar al día haciendo de Zambia uno de los países más pobres del mundo. ¿Cuál es la razón de esto a pesar de que Zambia es rica en recursos? Tienen el «cinturón del cobre». ¿Por qué Zambia se ha retrasado económicamente?
Arzobispo Mpundu: Muchas gracias por sacar este tema. Para comenzar, usted es muy generoso. No es el 51% sino el 80%, una estimación conservadora que se queda corta. Diría que el 85% de la gente en Zambia vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Por qué? Usted lo ha mencionado en parte. No es porque no tengamos recursos en Zambia; hay recursos naturales, pero en las últimas cuatro décadas o así, desgraciadamente, aunque hemos hecho algún progreso, no ha sido suficiente para beneficiar a la mayoría de la gente. La mayoría de la gente es más pobre ahora que en los años sesenta y digo los sesenta porque yo los viví.
Una de las razones es la falta de prioridades adecuada entre los líderes políticos. Por ejemplo, la educación. La educación es la clave para el desarrollo. Justo después de la independencia, se dio prioridad a la educación. Ahora bien, el programa fue algo así como: «Más es mejor». Más jóvenes en la escuela no significa que se é una educación de calidad. Este ha sido desgraciadamente el caso.
Hablamos de recursos naturales. Sí, el cobre es uno de ellos pero, desgraciadamente, el cobre también ha sido nuestra maldición. Los políticos de la primera generación nos enseñaron después de los británicos que nosotros, los ciudadanos de Zambia, éramos afortunados con una «cuchara de cobre» en la boca. Sí, eso se decía y se escuchaba, lo he escuchado yo mismo. Debido a eso, nuestra economía en Zambia ha sido una «mono economía» que ha dependido del cobre año tras año.
–¿Sin desarrollar ningún otro sector?
Arzobispo Mpundu: No se ha hecho suficiente esfuerzo para diversificar la economía: el sector agrícola, por ejemplo, el sector industrial. Hemos tenido tres o cuatro programas para hacer de la agricultura la principal columna de nuestra economía, a todos no se les ha dado más que una aprobación fingida. Uno fue conocido como la «Reforma Agraria» durante la época de Kenneth Kaunda, el segundo fue la «Revolución Verde», luego vino la «Operación Producción de Alimentos», luego «Vuelta a la Tierra». No se pensó todo bien, ni se destinaron suficientes recursos al sector y, por ello, al final, la gente no vio la agricultura como un sector en el que implicarse como una actividad económica provechosa, y, por eso, la gente no se dedicó a la agricultura, y todavía tenemos un montón de tierra cultivable baldía. De la población de 12 millones, cerca de cinco viven en las ciudades, y el resto están en las zonas rurales del país, que es más grande que Kenia.
–¿Zambia tiene la tasa de urbanización más alta de África, verdad?
–Arzobispo Mpundu: Sí, de hecho se dice que Zambia con más del 45%, quizá el 46%, de personas viviendo en ciudades o áreas urbanas es uno, si no el primero, de los países más urbanizados de África.
–Pero dentro del contexto africano, a Zambia le está yendo económicamente bien. Tienen una inflación de un solo dígito. Tienen indicadores macroeconómicos que son positivos. Tienen inversiones, que están entrando. La inflación está bajando. Estamos hablando de un país, al que económicamente, al menos sobre el papel, le está yendo bien y, sin embargo, al mismo tiempo, en nuestra conversación, y según entiendo, las quejas por la pobreza auementan. ¿Por qué esta contradicción? ¿Dónde está el problema?
—Arzobispo Mpundu: Déjeme aclarárselo. Para empezar, esa era mi valoración del segundo mandato del último presidente Mwanawasa. Hubo un enorme aumento de confianza, de la confianza de los inversionistas como resultado de su dedicación por los menos a reducir la corrupción. Desgraciadamente esta «inyección de inversiones» en nuestra economía volvió a centrarse en una cosa. Es mi valoración personal. ¿Por qué? Se abrieron más minas, especialmente minas de cobre. Se nos habló de un segundo «cinturón de cobre». La minería de cobre se ha trabajado en Zambia en los últimos 67 años. Llamábamos a aquello el cinturón de cobre. La provincia del cinturón de cobre. Ahora bien, baj
o Mwanawasa íbamos a comenzar un segundo cinturón de cobre en la provincia noroeste, en Solwezi. Si uno se centra en un solo sector, usted sabe qué volátiles pueden ser los precios del cobre. Desde 1973, con el embargo de la producción de petróleo – especialmente por parte de las naciones árabes – la producción de cobre se volvió muy cara. Luego los precios del cobre cayeron. Nueve años después de la independencia nuestra economía comenzó a caer. Nunca nos hemos recuperado de aquello. Hemos vuelto a lo mismo. Se ha prometido un montón de beneficios a corto plazo, con un montón de inversiones afluyendo a Zambia y prometiendo abrir estas minas. Ahora viene la crisis económica mundial, hay un montón de despidos en el cinturón del cobre justo ahora, mientras hablamos. Y aquellas minas que iban a abrirse se están reduciendo en número considerable. Despidos por todas partes porque la producción relacionada con el cobre se ha reducido.
–Hemos oído hablar del desempleo en Estados Unidos, del impacto en China pero, de hecho, la historia sin contar en esta crisis económica es que África es el continente que está sufriendo más como consecuencia de esta crisis económica.
—Arzobispo Mpundu: Eso es seguro. Cuando te encuentras con 5.000 mineros despedidos a la semana en Zambia; supone mucho más que un millón en Estados Unidos, debido a la proporción, pero esto ha estado ocurriendo en los últimos dos o tres meses y nadie puede decirle cuándo va a parar. Creo que esto se pondrá peor antes de que empiece a mejorar. Esta es una razón por la que volver a una «mono economía» y no invertir lo suficiente en agricultura para hacerla una actividad económica más ventajosa para la gente es un gran error.
–Tengo una pregunta un poco comprometedora para usted, puesto que los católicos superan los tres millones de los doce que forman la población de Zambia. La educación católica es fuerte y tiene presencia. ¿No está desempeñando su papel la corrupción en este problema del crecimiento económico? Si la corrupción está jugando un papel, ¿en dónde falla la educación católica a la hora de afrontar esto para los futuros líderes de la sociedad de Zambia?
–Arzobispo Mpundu: Negar que nuestro laicado católico está implicado en la corrupción es enterrar la cabeza en la arena como un avestruz. Puedo darle un ejemplo. Un día los obispos tuvieron el honor y el privilegio de encontrarse con el antiguo presidente Chiluba: «Mire, señor presidente, tiene que hacer algo con la corrupción. Corrupción en el gobierno. Corrupción en la vida civil. Usted, como presidente, tiene que asumir el liderazgo. El gobierno deber tomar el liderazgo en la reconstrucción moral sobre todo en lo que se refiere a la corrupción». Y el presidente Chiluba dijo: «Muchas gracias. ¡Corrupción! No hablen conmigo. Hablen con sus propios católicos. El 70% de los secretarios permanentes son católicos. Son los únicos que saben cómo funciona el sistema». «Señor presidente este no es un problema católico, es un problema nacional», replicamos.
Estoy de acuerdo con usted, por otro lado hemos dicho estos últimos años que a la Iglesia en Zambia se la ha visto compartir con los fieles y también con quienes no son miembros de la Iglesia católica nuestro tesoro más oculto que es la doctrina social de la Iglesia. Nuestra gente cada vez está más contenta de que la Iglesia tenga esta rica herencia de doctrina sobre cómo los seres humanos deben relacionarse unos con otros, sobre temas de derechos humanos, de la dignidad de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, y debemos hacer más. Quizás debemos hacer mucho más. Ahora estamos despertando. En el sector educativo, seguro, la Iglesia católica ha estado haciendo mucho, desgraciadamente, como digo, por parte de los sucesivos gobiernos, no se han destinado recursos suficientes al sector educativo y no han visto lo importante que es. No se trata sólo de educación. Se trata de educación de calidad. ¿Dónde están los recursos para aumentar las aulas por ejemplo, los laboratorios, el número de profesores?
–¿Cuál es el tamaño de una clase en Zambia? En Europa o Estados Unidos es de 25 estudiantes por clase.
—Arzobispo Mpundu: Esa es una buena pregunta. Durante mucho tiempo siempre hemos tenido 40 por clase, pero dada la presión con el paso de los años, se ha ido a 45, y ahora es de 50. Se ha aumentado la admisión, no hay límite. «Que entren más niños». No hay un límite de admisión, pero, ¿dónde los pones? No tenemos suficientes clases, laboratorios, ni bastantes profesores. Si se tienen tantos estudiantes y no se tienen bastantes profesores… He visto que en las escuelas secundarias, por ejemplo, hay entre 70 y 75 estudiantes por profesor. ¡Pobre profesor! Son imposibles de controlar. Quieres preparar un examen, pero no es un examen que puedas calificar. Quieres preparar tu lección, ¿cómo haces para ganar su atención? ¿»Más es mejor»? No. Este es un ejemplo.
–Cambiemos de tema. Quiero hablar sobre los no cristianos, especialmente sobre la cuestión del islam. Hay una islamización creciente especialmente en el norte de Nigeria y en otros países africanos. En Lusaka hace 10 años había una mezquita y hoy creo que hay 10. ¿Es esto una preocupación?
–Arzobispo Mpundu: No sé si la palabra preocupación es la palabra correcta. Es un hecho que el islam está creciendo. Se ha dado, en un pasado no tan distante, lo que yo llamaría una campaña de proselitismo agresivo por parte de los musulmanes, y se puede ver esto en las calles de Lusaka, en una escuela islámica que se asienta en Lusaka y en zonas rurales en las provincias centrales y orientales. Lo que la gente olvida es que, al mismo tiempo, las Iglesias cristianas también están creciendo. Las Iglesias católicas también aumentan, no sólo con una parroquia, sino con varias parroquias que han tenido que establecerse en los últimos años para servir mejor a nuestros cristianos. El hecho de que el islam esté creciendo no es tanto motivo de preocupación cuanto motivo de auto examen para la iglesia local. ¿Qué catequesis hemos estado impartiendo para que nuestra gente esté debidamente formada en su fe, para no sean sacudidos por esto o por aquello, porque así también hacemos frente a las sectas?
–Tocaremos este tema, pero quisiera volver al islam. Usted ha mencionado que es una forma agresiva de islamización y hay pruebas de que el dinero está viniendo, por ejemplo, de Arabia Saudí para la islamización de África. ¿Es este el caso de Zambia?
—Arzobispo Mpundu: No sé. No puedo responder por ellos y esto no es absoluto algo nuevo. Yo, cada año, tengo varias asignaciones para las misiones. Tengo relaciones con algunas diócesis en Estados Unidos y Europa que nos ayudan en nuestros programas pastorales. No veo por qué el islam, los musulmanes, no van a hacer lo mismo con sus hermanos y hermanas en Arabia Saudí, Bahréin o Dios sabe dónde… No hay nada malo en ello. No me da miedo, sino sólo me obliga a pensar: ¿Qué clase de formación en la fe estamos dando a nuestros cristianos para que estén mucho más seguros en su fe?
–¿Lo están?
—Arzobispo Mpundu: Bien, no tanto como quisiéramos que estuvieran. Lo están, pero querríamos que estuvieran mucho más seguros. Las raíces de la catequesis no son tan profundas, no lo suficiente. La Iglesia es joven, muy dinámica pero tiene problemas como joven Iglesia a la hora «de echar los dientes». La fe no es lo suficiente profunda por lo que es nuestra tarea asegurar que nuestra fe se inculture. Nuestra fe ilumina nuestras prácticas culturales y tradicionales para que estas prácticas culturales y tradiciones se enriquezcan a la luz de la fe y ambos se entretejan de modo tan maravilloso dentro de nosotros que seamos verdaderamente cristianos africanos.
–¿Tiene esperanza en los jóvenes?
–Arzobispo Mpundu: Los jóvenes me dan mucha esperanza.
Cuando se trata de vocaciones, por ejemplo, ahora en la archidiócesis de Lusaka, tengo 70 jóvenes en el seminario mayor y no tengo suficiente dinero para pagar su estancia en el seminario y esto es una tragedia. Perdí a algunos porque no pude lograr que estuvieran todos en el seminario. Primero porque no tengo suficiente dinero como Iglesia local y, segundo, se nos dan también cuotas a nivel nacional, como en el año de preparación. Yo sólo puedo tener cinco estudiantes allí, pero si tengo 15, bien, 10 pueden esperar para el año próximo. Algunos tienen poca paciencia para esperar por lo que intentamos encontrar modos y medios para mantenerlos ocupados mientras esperan su turno para ir al seminario mayor. Estos son jóvenes que quieren hacerse sacerdotes y están, sobre todo, en las escuelas secundarias ordinarias donde les hacen bromas, donde son ridiculizados por hacerse sacerdotes y aún así dicen: «A pesar de todo, queremos ser sacerdotes».
Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la Tierra», un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network (CRTN) en colaboración con la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Más información en www.ain-es.org, www.aischile.cl